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La subida de los tipos de la deuda se prolonga en Europa y contagia a EE UU y Japón

La rentabilidad del bono nipón a 10 años sube al 1,5%, máximos de 2009

Friedrich Merz

La rebaja de tipos del BCE y el alivio en materia comercial que vuelve a conceder la Administración Trump han logrado contener el repunte de las rentabilidades de la deuda. Pese a que el bono alemán ha estado a punto de tocar la cota del 3% en los primeros compases de la jornada, su rendimiento ha moderado sus ascensos a cuatro puntos básicos, hasta el 2,83%, máximos de octubre de 2023. La histórica jornada del miércoles para el mercado de deuda se ha ampliado más allá de la zona euro y ha tenido su réplica en la referencia japonesa a una década, que ronda máximos de 2009. Los agresivos planes de estímulo fiscal y gasto en defensa presentados por el próximo canciller germano, Friedrich Merz, y avalados por el Bundesbank, junto a la propuesta de Bruselas de blindar el continente con 800.000 millones de euros de gasto militar, han roto los esquemas de los inversores en renta fija, un terremoto que, en el caso de la deuda alemana, solo se registraba desde los tiempos de la RDA y la RFA.

“Los mercados aún están intentando averiguar cuál es el nuevo equilibrio, y por ahora no lucharíamos contra este ajuste”, explica Evelyne Gomez-Liechti, estratega de Mizuho. Un nuevo equilibrio que solamente afecta a los bonos de la zona euro. La deuda española se ha replegado por debajo del 3,5% que superó en la apertura, mientras la italiana roza el 4% y la francesa limita los ascensos a cinco puntos básicos, hasta el 3,5%. “El impulso fiscal alemán es un cambio de paradigma que modifica el equilibrio de riesgos a medio plazo para Europa, pero la liquidación anticipada es exagerada”, señalan los analistas de Bank of America.

Si bien la deuda de la zona euro sufre la mayor presión por la expectativa de mayores emisiones de deuda, el repunte de las rentabilidades se traslada a otros mercados. El bono de EE UU a 10 años avanza tres puntos básicos, hasta el 4,3%, mientras la referencia japonesa al mismo plazo suma nueve puntos básicos hasta el 1,5%, su nivel más alto desde 2009. El fuerte repunte de la deuda nipona se produce después de un 2024 en el que la subida de las rentabilidades venía siendo una constante impulsada por la subida de la inflación por encima del objetivo del 2%. Un crecimiento más fuerte y el repunte de los precios estaba alimentando las expectativas de que el Banco de Japón siguiera subiendo los tipos después de los dos ascensos efectuados el año pasado.

El repunte de las rentabilidades de la deuda soberana se está trasladando además a la deuda corporativa. Después de un inicio de año en el que la renta fija había vuelto a jugar el papel diversificador que había perdido en los últimos tiempos, ahora los gestores se enfrentan a un panorama aún más incierto. A medida que las rentabilidades de la deuda repuntan, el precio, que evoluciona de forma inversa, cae. Esto ha hecho que en apenas 24 horas la deuda corporativa con categoría de grado de inversión haya borrado las ganancias. Según el índice Bloomberg, los bonos corporativos pierden un 0,2% en lo que va de año después de sufrir el miércoles su mayor caída desde junio de 2022.

El aumento del gasto anunciado por Alemania ha roto los esquemas de los gestores que venían señalando a la renta fija como uno de los activos más beneficiados por la actitud más moderada de los grandes bancos centrales. Los analistas de UBS reconocen que si bien el incremento de las emisiones de deuda puede ser motivo de preocupación, el perfil fiscal de Alemania es lo “suficientemente sólido como para asumir un gasto adicional sin perder la calificación”. Según los criterios de las grandes agencias, el rating de la locomotora europea es de Aaa/AAA, frente al Aa3 de Francia, tres escalones por debajo de la máxima nota. La ortodoxia fiscal practicada en los últimos años da margen a Alemania para ser más agresiva ahora que su economía está deprimida. Su ratio de deuda sobre PIB se sitúa en el 60%, frente al 113,8% de Francia.

Los expertos de UBS señalan que la oferta adicional de bonos es un viento en contra para la deuda a medio y largo plazo, mientras que los rendimientos de los plazos más cortos seguirán influidos por la política monetaria. Bill Papadakis, estratega macroeconómico sénior de Lombard Odier, espera que el BCE siga bajando los tipos, pero con menor intensidad. El experto anticipa una rebaja de adicional de 100 puntos básicos, hasta el 1,75%. “En lugar de llevar las tasas a un nivel acomodaticio, creemos que se situaría en el extremo inferior de las estimaciones de la tasa “neutral” de la zona euro, o el nivel de tasas de interés que ni estimula ni estanca el crecimiento económico”, apunta.

Como alivio a la presión para la deuda a más largo plazo, los analistas de UBS creen que el BCE podría ralentizar sus esfuerzos de reducción del balance y seguir reinvirtiendo una parte de los bonos que vencen en el marco de los programas de adquisición de activos. “Aunque el apoyo a los gastos de defensa de Europa queda fuera del mandato del banco central, no excluiríamos la ayuda monetaria siempre que se ajuste al mandato político general”, sostienen desde el banco suizo. No obstante, en la rueda de prensa Christine Lagarde ha descartado esta idea porque considera que el mercado puede reabsorber la reducción del balance con mayor facilidad. La responsable monetaria resta importancia a la subida de las rentabilidades de la última sesiones y si bien no ha entrado a evaluar el programa alemán considera que la inyección de dinero puede redundar en una mejora del crecimiento.

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