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Tribuna
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La convergencia de tipos de interés de China y Japón

China se enfrenta a importantes retos, como la gestión de su alta deuda, una burbuja inmobiliaria, tensiones comerciales con EE UU y un sector privado en modo austero que han llevado al país a una situación cercana a la deflación

El presidente chino, Xi Jinping, en una reunión del G20, en 2019.
El presidente chino, Xi Jinping, en una reunión del G20, en 2019.Kevin Lamarque (REUTERS)

Por primera vez, los bonos a 30 años de China ofrecen una rentabilidad inferior a los bonos japoneses, lo que no deja de ser una paradoja, ya que ambos países son la antítesis en términos de crecimiento económico. Japón es una de las economías con menor expansión, mientras que China lidera el crecimiento entre las grandes economías del mundo. Y aunque el potencial de crecimiento de China pueda reducirse al 4% en los próximos diez años, frente al 8% registrado en la década anterior, esta estructura de tipos de interés no refleja fielmente la situación de ambas economías, salvo si lo interpretamos desde el punto de vista del control de tasas que ambas ejercen.

Mientras que en Occidente estamos explorando los límites de una política monetaria poco ortodoxa, tanto Japón como China han ido un paso más allá adoptando de manera silenciosa el yield curve control (YCC), o control de la curva de tipos. Este enfoque, alineado con el intervencionismo de Japón para gestionar su deuda, también se refleja en la evidente intervención del Gobierno chino en su economía. El gigante asiático se enfrenta a desafíos significativos, como altos niveles de deuda fuera de balance, la digestión de una burbuja inmobiliaria, un pronunciado declive poblacional, tensiones comerciales y tecnológicas con Estados Unidos, y un sector privado que ha adoptado una postura de austeridad tras años de bonanza. Estos factores han llevado al país a una situación cercana a la pseudo-deflación.

Estabilizar la confianza en el mercado inmobiliario y un plan de mejora de la productividad vía crecimiento de la tecnología son claves para tener la seguridad de que ese potencial de crecimiento de PIB del 4% no baje en China. Analizar la segunda economía del mundo en términos de lo que nos pasa a nosotros no es posible, ya que los regímenes políticos son distintos, pero sobre todo porque la liberalización del mercado de capitales no es plena y quizás el siguiente paso que debería dar China sería pensar en que su divisa tuviera un status de estar cotizada de manera tan abierta que lo están las monedas fiduciarias.

Para Europa y las grandes empresas cotizadas de consumo es vital que la economía china funcione con normalidad, ya que siguen siendo claramente los dinamizadores de ventas, ya que las demandas internas no van a ser boyantes. La japonización monetaria de China es una novedad a pesar de ese mayor crecimiento de PIB y todos al final nos japonizaremos, ya que el peso de la demografía y la deuda son los grandes temas macroeconómicos para la siguiente década.

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