Las elecciones en Venezuela mantienen intacta la expectativa de una futura reestructuración de su deuda
La rentabilidad de los bonos de la petrolera estatal PVDSA cae un 15% tras los comicios
La inestabilidad desatada en las calles de Venezuela tras hacerse público el triunfo del actual presidente Nicolás Maduro ha llegado al mercado secundario de deuda donde cotizan varias emisiones del país, que se mantiene en situación de impago (default) desde noviembre de 2017. La rentabilidad de los bonos venezolanos con vencimiento en 2027 cae un 10% desde el pasado domingo, mientras que la colocación de la petrolera estatal PDVSA con vencimiento en 2026 se deja un 15%. Eso sí, en ambos casos, cotizan aún muy por encima de los niveles registrados antes de octubre del año pasado, cuando Estados Unidos levantó el veto a sus compras por parte de los inversores estadounidenses.
En los últimos meses la deuda venezolana ha recuperado el interés de una parte de los inversores institucionales ante la posibilidad de que el país pudiera iniciar contactos con sus acreedores de cara a una futura reestructuración de su deuda, dado que desde 2017 no recompra las emisiones que van venciendo ni abona el cupón anual correspondiente. Una reestructuración que se antoja aún muy lejana pero que ha emergido como una opción desde que en octubre de 2023 Estados Unidos levantara la prohibición de la compra de bonos venezolanos a los inversores estadounidenses, un veto que se enmarcaba en la batería de sanciones comerciales impuestas al país sudamericano.
Una deuda que, según datos recopilados por Bloomberg, suma unos 154.000 millones de dólares, intereses incluidos, y que comprende varias emisiones de bonos soberanos, junto a deuda emitida por la petrolera estatal PDVSA.
El siguiente paso llegó a principios de este año cuando JP Morgan decidió volver a incluir la deuda venezolana en algunos de sus principales índices de deuda emergente, muy seguidos por los fondos de inversión de renta fija emergente. Una medida que supuso una inyección de aire fresco para la negociación en el secundario de estos bonos. Antes de que la administración de Donald Trump activara la prohibición de tenencias de deuda venezolana por parte de sus inversores estadounidenses, estos amasaban unos 50.000 millones en estos bonos atraídos por sus atractivos cupones.
Los bonos venezolanos con vencimiento en 2027 cotizan al 19% del nominal, muy lejos del 127% al que se situaban antes de que el país entrara en default -lo habitual es que las emisiones sean colocadas a la par, esto es, al 100%-. Un precio que puede resultar atractivo para aquellos inversores institucionales -el mercado para inversores particulares sigue cerrado- que tengan estrategias basadas en buscar posibles eventos que muevan el mercado o en situaciones de arbitraje, tal y como explica Sofia Antón, directora de Trading Electrónico de Auriga y responsable de Auriga Bonos.
Los inversores esperaban que el resultado de las elecciones impulsara las deliberaciones sobre la reestructuración de la deuda venezolana, apunta Antón, quien añade que para que lleguen a iniciarse esas conversaciones primero Estados Unidos tendría que levantar las sanciones que pesan sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Por el momento, en el mercado se ha comenzado a poner en precio la posibilidad de que una hipotética reestructuración alcance también a los bonos de PVSA, de ahí que se haya estrechado el spread entre los bonos de la petrolera estatal y la deuda soberana.
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