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¿Qué parte de la cartera de inversión hay que dedicar a la inteligencia artificial?

El banco suizo UBS recomienda ponderaciones de una magnitud parecida a toda la inversión en mercados enteros

Una profesora realiza una presentación sobre Ciencia de Datos proyectando las diapositivas de una arquitectura de red neuronal de inteligencia artificial.
Una profesora realiza una presentación sobre Ciencia de Datos proyectando las diapositivas de una arquitectura de red neuronal de inteligencia artificial.gorodenkoff (Getty Images)
Pierre Lomba

La inteligencia artificial (IA) tiene un potencial de creación de valor que podría ascender a 1,160 billones de dólares para 2027, según UBS. Su desarrollo y aplicación ha sido el motor que ha llevado en volandas a Nvidia hasta convertirse en la empresa más valiosa del mundo. Hay mercado, y según el banco suizo, margen para que los gestores aumenten, y mucho, su exposición a valores relacionados con la IA: “Puede convertirse en una de las mayores oportunidades de inversión de la historia”, concluyen en un informe.

“Los inversores deben asegurarse de realizar inversiones suficientes”, señalan desde la unidad de análisis de inversión del banco: “Dada la magnitud de las mayores empresas de IA, los inversores pueden considerar ponderaciones más parecidas a las de los mercados de renta variable de determinados países que a las de otras empresas”. O, lo que es lo mismo, hacer inversiones de una magnitud tal que la parte de la cartera dedicada a la inteligencia artificial pese lo mismo que todo lo invertido en mercados nacionales enteros.

Los grandes selectivos ya son un avance de esta tendencia: en el MSCI World —índice mundial que reúne a los mayores valores de los principales mercados desarrollados— Nvidia tiene un peso del 4,16%. Esto es más que el peso relativo de todos los valores canadienses (3,04%), franceses (3,1%) o británicos (3,97%) que forman parte del selectivo. Si a la fabricante de semiconductores se le suma el peso de Microsoft, Apple, Alphabet y Meta, solo estas empresas (todas en la carrera por la IA, en mayor o menor medida) acaparan más parte del índice que todas las grandes compañías cotizadas de estos países y de Japón juntas.

Los analistas de UBS distinguen entre tres fases de desarrollo, con sus respectivas oportunidades de inversión: la de facilitación, integrada por las empresas que son “la columna vertebral” de la IA y que abarcan fundamentalmente los semiconductores (aquí entraría Nvidia), la nube, los centros de datos y el suministro de energía. Después viene la de inteligencia, que incluye a aquellos valores que aprovechan los recursos de la primera fase para, por ejemplo, desarrollar modelos de lenguaje. Por último está la fase de aplicación, donde se incorporan las aplicaciones a casos de uso específico.

La recomendación de los analistas del banco suizo es inclinarse por la primera fase, la de facilitación. “Si bien se corre el riesgo de que los temores por el exceso de capacidad esta fase pudieran provocar volatilidad, creemos que el segmento actualmente ofrece la mejor combinación de perfiles atractivos”, señalan. Esta ofrece crecimiento de beneficios, un fuerte posicionamiento competitivo, margen de reinversión y “valoraciones razonables”. Desde UBS señalan más concretamente a las empresas de semiconductores, como pueden ser Nvidia o la taiwanesa TSMC, como las grandes oportunidades.

Aquí entran las grandes ballenas de este joven sector. El informe apunta que las empresas de “megacapitalización” —véase Nvidia o Microsoft— han sido las más beneficiadas por el auge de la IA. Esto es, para los analistas, “un nuevo panorama de inversión”, donde el mercado está dominado por un oligopolio de “fundiciones” integradas verticalmente y jugadores monolíticos a lo largo de la cadena de valor. “Además de los semiconductores, nos gustan los oligopolios que están posicionados en todo el ecosistema”, subrayan. En esta definición podría entrar Microsoft.

Por último, el informe recuerda que la IA no es propiedad exclusiva de las grandes tecnológicas estadounidenses. Hay una oportunidad de inversión fuera del Nasdaq: las empresas chinas, apuntan, “siguen cotizando con valoraciones similares a las que tenían antes del lanzamiento de Chat GPT. Sin embargo, también están invirtiendo grandes sumas en inteligencia artificial”: “A la larga, esperamos que China desarrolle un sistema distinto de gran parte del resto del mundo. Esto probablemente genere un gran potencial de monetización”.

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Sobre la firma

Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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