Rubén Segura-Cayuela: “Hay ya evidencias más que suficientes para empezar a bajar tipos en la zona euro”
El economista jefe de Bank of America para Europa mantiene su previsión de tres recortes por parte del BCE este año pese a los mayores riesgos inflacionistas y la presión que llegará de EE UU
Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa, cree que la zona euro necesita ya el recorte de tipos y contempla de hecho que el IPC de la región caerá del 2% en la recta final del año. Ello a pesar de que hayan aumentado recientemente los riesgos al alza sobre los precios y de que bajar las tasas antes que la Fed pueda entrañar una amenaza añadida por el potencial inflacionista de un euro más débil. No oculta su inquietud sobre el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo: un retroceso en la integración sería, en su opinión, una mala noticia para abordar el desafío urgente de cómo mejorar la productividad. Y advierte de que la brecha entre las economías de Estados Unidos y la zona euro es una realidad que irá a más, al margen de lo que pueda pasar este año con los tipos de interés.
Las expectativas del mercado sobre bajadas de tipos han cambiado mucho en lo que va de año, ¿cuál es ahora su previsión para los tipos en la zona euro?
La verdad es que no he cambiado nada. Hace tiempo que esperamos lo mismo del BCE, aunque sí hay algunos riesgos. Tenemos un escenario macro de crecimientos muy suaves, con una inflación que en la última parte de este año y a lo largo del 2025 estará por debajo del objetivo del 2%. Y esto lleva a un ciclo de bajadas de tipos que empieza en junio. Esperamos tres recortes este año, en junio, septiembre y diciembre. Y a partir diciembre, prevemos una bajada por reunión, hasta dejar el tipo de depósito en el 2% a mediados de año. Sigo teniendo la convicción de una rebaja este año de 75 puntos básicos, que a lo mejor podrían ser 100. Podríamos tener una bajada en octubre, dependiendo de dónde estuvieran los datos para entonces.
¿No cree que hay ahora más riesgos inflacionistas, por la tensión geopolítica y el retraso del recorte de tipos por parte de la Fed?
Al final lo que haga la Fed es importante porque te puede generar reacción en el tipo de cambio y se podría cuestionar dónde llega la inflación a medio plazo. Y tenemos un precio del petróleo que ha aumentado, pero la clave aquí es si va a aumentar de manera persistente. Tenemos precios del gas que también han subido en las dos últimas semanas. Veremos si es persistente. Si todo esto se mantuviera a lo largo del año, podía podría amenazar el descenso de la inflación por debajo del objetivo y esa aceleración del ciclo de bajadas de tipos. No hay un nivel concreto de precios del crudo que active los riesgos, tiene más que ver con la persistencia del movimiento que con un nivel.
¿Y los salarios? ¿Pueden dar una sorpresa contraria a la rebaja de tipos en la zona euro?
En Alemania el dato del primer trimestre ya ha sido notable, han aumentado, aunque eso no es sorprendente. Es la consecuencia del acuerdo del sector público del año pasado. Y el BCE ya lo esperaba, ya lo incorporaba en sus previsiones. Cuando uno mira al comportamiento de los salarios más allá de Alemania, todo está evolucionando en línea con lo esperado. No parece que los salarios vayan a hacer descarrilar el ciclo de bajadas.
¿Está tardando entonces el BCE demasiado en bajar los tipos?
Parte del motivo por el que preveo una inflación cayendo por debajo de objetivo del 2% de manera persistente tiene que ver con eso, con unos tipos que están demasiado elevados, lo que quizá no esté del todo justificado. El BCE podría empezar el ciclo de bajadas y luego, si los salarios se comportaran de manera diferente a lo esperado, siempre podría ajustar la velocidad de ese ciclo de recortes. Creo que hay cierto miedo en el Consejo de Gobierno a empezar un ciclo de rebajas de tipos y tener que revertirlo. Algo parecido a la dinámica que hemos visto en la Fed en los últimos meses, donde parecía que estaba claro que iban a bajar tipos en junio y eso ya se ha cuestionado claramente. De ahí que quieran estar seguros. Pero yo sí creo que a día de hoy tenemos evidencias más que suficientes para empezar el ciclo de bajadas de tipos.
¿Qué previsión tiene para los tipos en EE UU?
Esperamos la primera bajada en diciembre. La razón es que la economía estadounidense es extremadamente resiliente y que la inflación no está mejorando todo lo que debería. Nada más que eso.
¿Cómo puede impactar la política de la Fed sobre el BCE? Si el euro se deprecia de forma significativa contra el dólar, ¿no es un riesgo inflacionista importante?
Gran parte de esa expectativa ya está en precio. Y a pesar de ello, el tipo de cambio euro dólar no se ha movido excesivamente. Es más, si miramos el tipo de cambio efectivo nominal, que es el que te refleja la cesta de divisas de los socios comerciales, está más o menos donde estaba en el último ejercicio de previsiones del BCE. Desde ese punto de vista a día de hoy, no debería tener un impacto significativo. Lo que tenemos es una divergencia brutal en los fundamentales de las dos economías. En Estados Unidos la demanda es muy resiliente, es extremadamente dinámica, mientras que en Europa seguimos teniendo una demanda interna muy débil, seguimos consumiendo lo mismo que consumíamos en 2019. Invertimos menos de lo que invertíamos en 2019. Es más, esa divergencia va a ir mucho más allá de lo que pueda pasar este año.
La reducción del déficit es cada vez más desafiante para las grandes economías del euro. ¿Puede llegar a presionar las primas de riesgo?
No preveo tensiones inmediatas. Vivimos en un mundo donde sigue habiendo muchísima demanda de bonos y en el que gracias a la buena labor de los tesoros y al crecimiento nominal es posible ajustar los ratios de deuda paulatinamente. Aunque sí que es cierto que estamos en una situación de posiciones fiscales extremadamente vulnerables. Siempre está el riesgo de que cualquier perturbación, cualquier shock, te pueda devolver unas dinámicas negativas. Una vez dicho esto, no quiere decir que se deberían ajustar las cuentas fiscales de manera abrupta, ni mucho menos. Es cuestión de tener planes de consolidación de medio plazo creíbles, que es lo que las nuevas reglas fiscales tratan de conseguir.
¿Cree que España va a poder seguir desmarcándose del resto de grandes economías europeas con un mayor crecimiento?
Ciertamente hemos visto un buen comportamiento de las cuentas públicas españolas, que en gran medida tiene que ver con un comportamiento cíclico, no estructural. Eso no quiere decir que no seamos vulnerables. Al fin y al cabo, seguimos teniendo un déficit estructural muy significativo, que no va a mejorar significativamente en los próximos dos años. Hay un problema importante por el lado del sistema de pensiones, al que seguramente tengamos que volver a final de año. Y sobre todo, está la cuestión de los ingresos. Tienes que pensar bien en cómo recaudar lo mismo sin generar un viento de cara al crecimiento como el que generas ahora. Hacerlo de una manera más eficiente. Hay que tener un debate importante sobre el lado de los ingresos, sobre cómo cambiar la imposición para que sea más favorable al crecimiento.
¿Es la falta de consenso político un factor en contra de la economía española?
No creo que España sea un caso aislado en ese sentido. Es la nueva realidad política europea. En eso Italia nos lleva muchos años de ventaja, porque han aprendido a vivir con la fragmentación política durante décadas. Yo creo que hay fragilidad como la hay en otros países, tendremos que aprender a vivir con ella, aprender a hablar todos con todos y a llegar a grandes acuerdos para la mejora del país.
¿Le preocupan las elecciones al Parlamento Europeo? ¿Podría el resultado debilitar el proyecto europeo y llegar a tener un impacto económico?
Sabemos que hay que hacer una transformación de la región muy significativa y creo que parte de esa transformación tiene que venir con una mayor iniciativa a nivel europeo. Tenemos necesidades de inversión brutales que no están ocurriendo a nivel nacional y no van a ocurrir porque las reglas fiscales nuevas no lo permiten. Hay que pensar en cómo construir más Europa. Y de nuevo, hay muchos países que a día de hoy no quieren hablar de una capacidad fiscal común, ya sea para defensa, energía... para todos estos elementos claves que Mario Draghi va a tocar en su informe sobre competitividad. Pero lo importante es mantener la esperanza viva. Lo que tenemos que ver de esas elecciones europeas es que no hay una minoría de bloqueo por parte de alguna de las fuerzas más escépticas contraria a una mayor integración. Eso es lo que más me preocupa.
¿Ve factible un nuevo fondo Next Generation dedicado a tecnología o defensa?
La solución sostenible en el tiempo para la zona euro pasa por generar una capacidad fiscal común por muchos motivos. Prácticamente nadie cuestionaba Europa durante la pandemia porque lideró la provisión de un bien público a nivel europeo. Eso ayuda a la cohesión. Y de lo que estamos hablando ahora es de bienes públicos europeos, como la energía, el mercado único o la defensa. Si generas algún tipo de capacidad fiscal a nivel europeo para hacer la provisión de estos bienes públicos es mucho más sostenible en el tiempo. Sí es cierto que tendríamos que pensar en instrumentos donde el sector privado tuviera un poquito más de iniciativa, más que dejárselo todo a la gestión pública. Deberíamos evitar la tentación de generar otro plan Juncker, un programa de garantías con la esperanza de que el sector privado lo haga todo y que al final acabe pasando muy poco. Se ha de conseguir que el sector privado sea un partícipe muy importante porque con inversión pública no vas a hacer frente a todas esas necesidades de inversión que generan los nuevos desafíos. Aunque políticamente, no estamos ahí. Europa solo se mueve cuando hay shocks.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días