El caso Credit Suisse enciende las alarmas entre los inversores de deuda de alto riesgo
Los tenedores de ‘cocos’ del banco suizo ven volatilizarse su inversión
La adquisición de Credit Suisse por parte de UBS ha dado un giro de 180 grados al mantra del colchón anticrisis que las entidades financieras están obligadas a construir para evitar que, llegado una nueva crisis financiera los gobiernos deban acometer nuevos rescates públicos. La decisión de que solo los tenedores de bonos contingentemente convertibles (cocos) vean volatilizarse su inversión -y no los accionistas ni los tenedores de deuda subordinada- encarecerá, previsiblemente, el coste de emisión de este tipo de deuda de alto voltaje, que hasta la fecha ha contado con buen apetito entre los inversores.
Tras la gran crisis financiera derivada de la quiebra de Lehman Brothers, los reguladores impulsaron que los bancos construyeran unos colchones anticrisis que, llegado el caso, asumiera las pérdidas. Un colchón, denominado sistema de rescate interno (bail-in, en la jerga), que la absorción de Credit Suisse ha puesto en jaque. El mecanismo, llamado MREL, está diseñado para que accionistas y bonistas de la entidad se hagan cargo de su rescate y está compuesto de tres escalones. El primero en ser ejecutado está formado por el capital, llamado CET 1, más las reservas derivadas de los beneficios de años anteriores. El segundo escalón está formado por el Aditional Tier 1, bonos contingentemente convertibles (cocos). Se trata de un tipo de deuda que se convierte en acciones si la ratio del capital de máxima calidad de los bancos cae de un determinado nivel. Tras ellos, se sitúa la tercera línea de fuego, formada por los bonos subordinados.
En la quiebra de Banco Popular -y posterior absorción por parte de Banco Santander por un euro- allá por 2017, los accionistas y los tenedores de deuda, tanto AT1 como subordinada, vieron esfumarse sus inversiones. Si bien, la entidad presidida por Ana Botín ofreció una compensación a los accionistas minoritarios de Popular que acudieron a su ampliación de 2016 o tuvieran bonos subordinados, llamada Bonos fidelización, que se trataba de unos bonos perpetuos.
A diferencia de lo sucedido en el caso de Popular, los accionistas de Credit Suisse no verán volatilizada su inversión. Según los términos de la compra de UBS, recibirán 0,76 francos suizos por cada una de sus acciones -frente a los 1,86 francos suizos a los que cerraron en la jornada del viernes-. Los que sí sufrirán la operación son los tenedores de cocos, titulares de unos 16.000 millones de deuda de este tipo de deuda de alto voltaje, que han perdido toda su inversión. No se verán afectados tampoco los tenedores de deuda subordinada.
La decisión adoptada por Credit Suisse y UBS encarecerá, previsiblemente el coste de emisión de los bonos contingentes convertibles, puesto que implicarán a partir de ahora un mayor riesgo. Entre las entidades que han colocado este tipo de deuda en lo que va de año, y se han visto afectadas por el incremento del coste de financiación derivado de la subida de los tipos de interés, está CaixaBank, que a principios de mes pagó un 8,25% por colocar 750 millones de euros en cocos. La anterior vez que acudió al mercado a colocar este tipo de pasivo, en septiembre de 2021, lo hizo pagando un 3,625%.
Más allá del coste de emisión extra que tendrán al que tendrán que hacer frente las entidades para colocar a partir de ahora este tipo de deuda, las emisiones ya existentes se verán penalizadas en mercado. Un castigo que ya han sufrido en las últimas semanas ante las turbulencias que han azotado al sector bancario a ambos lados del Atlántico.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días