Los guardianes de las marcas en Internet que ponen coto a los falsificadores
Una singular alianza entre ingenieros y abogados promueve la eliminación de copias de marketplace, redes sociales o páginas web de forma rápida y a escala
Bolsos fasos de Louis Vuitton, zapatos de la casa Louboutin, relojes de la marca Rolex… Pero también medicamentos y cosméticos, vinos, juguetes, muebles y cualquier otro artículo susceptible de generar negocio. Las falsificaciones se reproducen por internet a la velocidad de la luz y ninguna industria está libre de amenaza. Tampoco los consumidores. Con el auge del comercio electrónico, este mercado ilegal ha saltado de la calle a los marketplaces, redes sociales, páginas web y hasta a aplicaciones de mensajería como Telegram, donde las bandas organizadas, además de vender productos falsos, se hacen pasar por marcas conocidas y de confianza. Aunque tratan de esconderse en los puntos negros de la red, ha surgido una potente alianza entre tecnólogos y abogados para ponerles coto.
Más que nunca, los guardianes de las marcas en Internet son empresas de vigilancia digital como Corsearch, OpSec Security, Red Points, OnBranding o Countercheck, así como firmas legales especializadas en propiedad industrial e intelectual, como las españolas Pons IP, Elzaburu o Baylos. Estas compañías se caracterizan por combinar la pericia jurídica con la última tecnología, inteligencia artificial (IA), reconocimiento de imágenes o análisis de datos, para detectar las falsificaciones en línea y promover las eliminaciones correspondientes de forma rápida y a escala.
Con más de 5.000 clientes en todo el mundo, entre los que destacan Decathlon, Levi's o la Kings League del futbolista Gerard Piqué, Corsearch cuenta con un ejército de 1.800 trabajadores. La plantilla se divide al 50% entre ingenieros, que se encargan de que todas las herramientas de software funcionen con la precisión de un reloj suizo, y abogados, quienes realizan los apercibimientos jurídicos. “A los clientes les ofrecemos la plataforma, les mostramos dónde se está tratando de falsificar y les damos la solución legal”, resume María Freixa, brand protection de Corsearch en España.
“Las empresas nos dicen si los marketplaces tienen permisos para vender sus productos. En caso negativo, nuestros abogados solicitan la retirada de los anuncios a plataformas como eBay, Alibaba, etc. En los marketplaces es relativamente fácil porque, además de que tenemos buena relación con ellos, usamos unos códigos. El abogado solicita el código que sea, se lo envía y en menos de 24 horas suele producirse la eliminación. En redes sociales también es más sencillo porque la propia marca se registra como dueña de los derechos y reporta la infracción a los titulares de la red. Las páginas web son la parte más complicada y laboriosa porque dependes de quien está detrás”, explica Freixa.
Colaboración con abogados
Corsearch, además de trabajar con sus propios letrados, colabora con los departamentos jurídicos de las compañías a las que presta el servicio y con bufetes, en caso de que estas hayan externalizado el área legal. Por ejemplo, en el ámbito de la Kings League de Piqué, destaca su colaboración con el despacho catalán Auris Advocats, que lleva, junto a otros, la defensa de la competición. Como explica Lucas Martín, el bufete se ocupa de la parte técnica. “A Corsearch le decimos qué productos priorizamos, qué promociones tiene que vigilar, cuáles son las áreas de interés, etc. También diseñamos con ellos, por ejemplo, las cartas de desistimiento (cease & desist, en inglés)”, explica. A través de estas comunicaciones, que reciben los infractores, les ordenan que detengan su actividad ilegal y no la retomen o, si no las acatan, les aperciben de las consecuencias jurídicas de sus actos.
“Intentar proteger según qué productos sin una empresa como esta es complicado porque rotan mucho. Como están ligados a la viralización en internet, la protección tiene que ser muy rápida”, subraya el abogado. En el caso de la Kings League, no se trata necesariamente de artículos archiconocidos, como el famoso bolso Birkin de Hermès, sino de camisetas o deportivas “muy volátiles”, que aparecen un mes determinado y alcanzan la fama en España o América Latina al poco tiempo. “Como la vida útil es más baja, hay que estar muy encima”.
Corsearch también es partner tecnológico de la consultora legal Pons IP, especializada en propiedad industrial e intelectual. Aunque tiene su propio servicio de vigilancia, llamado Alerta, también utiliza su tecnología para “acceder a información muy relevante” y adoptar así las medidas legales “más convenientes” para sus clientes. “El papel del abogado experto en propiedad industrial sigue siendo fundamental a la hora de realizar el filtro y análisis que permita, con esa materia prima de calidad, decidir la mejor estrategia jurídica”, explica Carmen González, directora de Marcas y brand intelligence de Pons IP. No en vano, “en algunas ocasiones la infracción es clara y la decisión sobre qué hacer también. No obstante, hay otras en las que se requiere un estudio jurídico más en profundidad para tomar decisiones que afectan a terceros. En los dos casos, la colaboración de nuestro equipo jurídico con nuestro partner tecnológico es clave”.
Otra de las firmas nacionales que cuenta con un servicio global de monitorización de marca es Elzaburu. Global Brand Watching, como así se llama, “busca y elimina las falsificaciones y usos indebidos de una marca en internet, empleando big data y machine learning, así como mediante acuerdos con Google, marketplaces y redes sociales”, apunta la abogada Tránsito Ruiz, asociada de la firma. En el mismo sentido destaca Baylos, que ha creado su propio servicio, Baylos Brand Protection, “que combina el conocimiento legal con el uso de una herramienta tecnológica” que le proporciona su partner tecnológico, Smart Protection, añade David Gómez, socio director del bufete.
La ruta de las falsificaciones
En el mercado de las falsificaciones, China se caracteriza por ser, seguida de Turquía y Hong Kong, el principal país de procedencia, según el último informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) sobre la observancia de los derechos de propiedad intelectual. Algo que OpSec Group conoce bien. La compañía, con unos ingresos de aproximadamente 218 millones de dólares en 2023 y 1.300 empleados, está detrás de la protección de dos tercios de las 100 mejores marcas del mundo según la consultora Interbrand.
“En 2020, OpSec descubrió a un delincuente que vendía bolsos de lujo falsificados en una plataforma del grupo Alibaba. Incluso había registrado una marca. Esto planteaba un problema particular, ya que, si la Oficina China de Marcas y Patentes evalúa un diseño registrado y determina que no cumple con sus requisitos, ese juicio pasa al dominio público, lo que podría incentivar una mayor imitación. Renuentes a exponer su marca a tal riesgo, nos pidieron que adoptáramos un enfoque diferente”, explica Ilaria Gironi, regional director de OpSec Security. “Personalizamos nuestra plataforma y sus herramientas de monitoreo para recopilar una amplia evidencia de sitios web, mercados y canales de redes sociales. Esto demostró el abuso por parte del delincuente”. Al final, los abogados de la marca utilizaron esa información para lograr que el infractor no promocionara las falsificaciones.
Red Points, otra de estas grandes compañías, también trabaja con despachos de abogados en EE.UU. y Europa, que usan su tecnología para incrementar su oferta de servicios. Con clientes como el Real Madrid, Fila o Glovo, además de reportar el contenido fraudulento a las plataformas, su programa de Revenue Recovery puede iniciar “una demanda contra el vendedor para congelar sus fondos, cerrar definitivamente su cuenta en la plataforma y obtener indemnizaciones en un plazo de tres a seis meses. De media, los clientes del programa recuperan entre 100.000 y 300.000 euros al año”, asegura Sergi Garcia, CMO de Red Points. En el caso de Puma, ha recuperado un valor estimado superior a quinientos millones de dólares en solo 16 meses tras retirar de Internet 760.000 infracciones, señala el director de marketing.
Los pequeños paquetes postales
Otro de los grandes problemas a los que se enfrentan las marcas deriva del correo postal y la mensajería urgente. Según han advertido organismos como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) o la EUIPO, con el auge del comercio electrónico, las falsificaciones no solo viajan en grandes buques portacontenedores, sino que, paquete a paquete, llegan directamente a la puerta de los consumidores. Ante esta situación, desde 2021 Countercheck trata de detener la entrega por parte de empresas de paquetería y oficinas de correos.
Para ello, colaboran con actores logísticos nacionales e internacionales a fin de interceptar los pequeños paquetes e impedir así su entrega a los clientes finales. “Cuando nuestra IA ha interceptado un paquete sospechoso, se envía una solicitud de autenticación a los equipos legales de la marca correspondiente. Si confirman que el artículo es falso, entonces el paquete se almacena en un área segura y se informa del caso a las autoridades locales, quienes proceden a su incautación y posterior destrucción”, explica Pietro Gagliano, responsable del desarrollo comercial de Countercheck. No en vano, las aduanas aplican desde 2014 un reglamento europeo que prevé la destrucción exprés de pequeños envíos, aquellos que contienen tres o menos unidades o pesan menos de dos kilos. De esta forma, los particulares que compran artículos falsos por Internet se arriesgan a perder el dinero pagado y la mercancía.
Los problemas no acaban aquí. Como avisa Gerard Guiu, director general de la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), también se está dando el fenómeno de los hidden links o enlaces ocultos. Es decir, el vendedor pone un producto original en la descripción para que la plataforma crea que es eso lo que está vendiendo, pero en realidad lo que se compra es una falsificación. En Telegram, por ejemplo, hay grupos para encontrar copias en AliExpress. "Por medio del canal (de Telegram) se muestra el producto que podemos estar interesados en comprar y se añade un link. Cuando entremos en dicho enlace veremos que se trata de otro producto. No importa, debemos hacer la compra igualmente y cuando nos llegue se tratará del que vimos”, explican los infractores a través de uno de estos canales. “Cualquier duda que queramos preguntar sobre el producto oculto debemos hacerla por WhatsApp, nunca mediante AliExpress”, subrayan.
Ante esta situación, hay empresas especializadas en ciberinvestigación, protección de la privacidad y gestión de crisis de reputación online, entre las que destaca OnBranding. Como comenta su CEO, Selva Orejón, trabajan para el sector de la perfumería y joyería de lujo, salud y farmacéutico, del arte y banca, entre otros. “Trabajamos para muchos despachos de abogados. Hacemos periciales en el ámbito de la identidad digital, ciberinvestigación y daño reputacional”.
Como dice el director general de Andema, no es solo el agujero que las falsificaciones generan en la economía, con pérdidas cercanas a los 6.000 millones de euros al año en España, según datos de la EUIPO. Es que, además de contribuir a destruir 45.000 empleos directos (más de los habitantes que tiene Soria, Teruel o Puerto Real), acaban financiando el crimen organizado y, en el caso de medicamentos, cosméticos, preservativos o juguetes, son un peligro para la salud de los ciudadanos. “Cuando el consumidor las compra, pierde todos sus derechos y alimenta a las mafias organizadas que trafican con armas, drogas o mujeres. Es necesario tomar conciencia de las dimensiones de este problema”, remata.
El rompecabezas jurídico
Delitos. Ya se trate de falsificaciones en la calle o en Internet, la responsabilidad penal es por “delitos contra la propiedad industrial y/o intelectual. Aunque siempre es más complicado atacar las infracciones online, las herramientas tecnológicas resultan de mucha utilidad”, señala David Gómez, socio director de Baylos. La regla general es que los marketplaces no son responsables de lo que otros ofertan en ellos, siempre y cuando desconozcan que se trata de un producto ilícito. Responderán si los titulares ponen en su conocimiento la infracción y no hacen nada.
Proceso. En estos casos, “lo normal es solicitar la colaboración a las plataformas. Normalmente, suelen eliminar los contenidos. De no hacerlo, el equipo legal pone en marcha otras medidas, que pueden ir desde requerir directamente al infractor e iniciar acciones judiciales, hasta reclamar responsabilidad al marketplaces”, continúa el socio director de Baylos.
Daño moral. Recientemente, el Tribunal Supremo ha establecido que los falsificadores también deben indemnizar a las marcas por el daño moral ocasionado, aunque no haya existido una efectiva comercialización de los artículos falsos. Como explican fuentes de Garrigues a este diario, por primera vez el alto tribunal ha fallado que la mera tenencia y su exhibición para la venta supone un “daño reputacional”. Antes de esta resolución, la opinión dominante de las audiencias provinciales era que, en supuestos de no comercialización, a las marcas no le correspondía ninguna indemnización como responsabilidad civil derivada del delito.
Dificultades. La principal dificultad a la hora de perseguir a los infractores, a juicio de Carmen González, directora de Marcas y brand intelligence de Pons IP, es la “reincidencia. A través de las tecnologías, hemos conseguido obtener información, detectar la infracción y eliminarla, pero tratan de volver a poner el artículo en otra web, marketplaces, etc. Esto nos obliga a no bajar la guardia”, subraya. Un extremo que se une a la “complejidad a la hora de perseguir los ilícitos en Internet”, ya que “un delito puede producir víctimas en un país, pero ha podido ser planeado en otro distinto o haber utilizado medios de un tercero. La rápida desaparición de las pruebas” es otra de las dificultades, añade Tránsito Ruiz, responsable de cumplimiento normativo de Elzaburu.
China. Pese a todas las complicaciones, abogados y tecnólogos se afanan por ganarle la batalla a los infractores. Recientemente, China ha condenado a un falsificador con pruebas recabadas en el extranjero por Amazon y Prada. Como explican desde el marketplace, "este caso marca un hito en la lucha contra las falsificaciones", pues “los tribunales en China suelen dictar sentencias cuando hay pruebas de productos falsificados incautados durante las inspecciones que realizan las fuerzas del orden dentro de su territorio. En este caso, sin embargo, el tribunal pudo basar su decisión principalmente en la información proporcionada por Amazon y por marcas de lujo como Prada, que tenía un marcado carácter internacional”.