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“Dejas de sentirte un bicho raro”: las mujeres tejen redes para no ser invisibles en las empresas

Varias asociaciones de diversos sectores trabajan para ayudar a las profesionales a empoderarse, para acabar con los sesgos de género y para que haya más referentes femeninos

Un grupo de mujeres riendo.
Un grupo de mujeres riendo.Lucy Lambriex (Getty Images)
Manme Guerra

“Cuando encuentras iguales, no te sientes un bicho raro”. Así explica la ingeniera Mireia Colina la importancia de tejer una red de mujeres en una empresa o sector económico, como la asociación internacional Women in Aerospace, de cuya sede en Barcelona es una de las líderes. Cuando se licenció como ingeniera de telecomunicaciones, asegura que apenas había referentes femeninos en el sector, y las pocas mujeres que estaban repetían patrones masculinos con los que no se sentía identificaba. Para Gema Martín, presidenta de Ellas Vuelan Alto, la unión de profesionales, en su caso de la industria aeronáutica y aeroespacial, tiene como beneficio el “poder superar un montón de barreras estructurales que hay en temas de desigualdad”. “Y acabar también con los propios sesgos de género que muchas veces tenemos nosotras inconscientemente”, añade, antes de afirmar que hay mujeres que no se atreven a intervenir en charlas o ponencias, aunque estén sobradamente preparadas. Una forma de ser o de actuar que, en su opinión, juega en contra de ellas a la hora de avanzar en sus carreras. “El networking, que tanto ayuda en el desarrollo profesional, las mujeres no lo hemos sabido desarrollar y potenciar. Desde mi experiencia, puedo decir que todos somos muy buenos profesionales, todos trabajamos muy bien, pero al final, lo que mueve el mundo son los contactos que tengas”, sostiene. Por ello, desde la asociación que encabeza tratan de impulsar a las profesionales y que ganen confianza en sí mismas compartiendo experiencias con sus iguales.

Intercambiar vivencias es lo que se pretende con Café para 10, que organiza Mujeres en Farma. Es una actividad en la que una directiva del sector invita a tomar café a otras diez mujeres de la industria. “Hacemos ese petit comité para que se puedan intercambiar opiniones y experiencias. Casi todas las mujeres terminan diciendo: ‘Pensaba que esto me pasaba solo a mí’. De repente te das cuenta de que es algo que nos pasa a todas, por eso tenemos que ayudarnos e inspirarnos”, explica Elena Álvarez, presidenta de la asociación.

Ella lleva 25 años trabajando como cazatalentos en el sector, y no duda en confirmar que las profesionales femeninas no se presentan a un puesto de trabajo si no cumplen casi el 100% de los requisitos que aparecen en la oferta, y aun cumpliéndolos, dudan de si están preparadas, mientras que un hombre no tiene problema en hacerlo, aunque solo se adecue en un 50%. “Tenemos identificados claramente puntos críticos que son fundamentales en el desarrollo profesional de las mujeres. Tenemos que dejar de ser nuestro peor enemigo. Debemos ganar en comunicación asertiva, alzar la voz y levantar más la mano. Posicionarnos en nuestro entorno profesional y pensar en nuestro propio desarrollo. Cambiar el miedo por ser más valiente. Renunciar a la perfección y darnos cuenta de que tenemos que trabajar en la corresponsabilidad con los hombres. Y dejar de tener culpa en nuestra vida personal y darnos cuenta de que lo que estamos haciendo es generando referentes para nuestros hijos”, relata.

Precisamente generar referentes femeninos y visibilizar a mujeres inspiradoras, en especial en sectores masculinizados, es uno de los puntos claves que señalan desde todas las asociaciones consultadas para este reportaje. Y es primordial hacerlo desde la más tierna infancia, en los ciclos de infantil y primaria, “porque en cuarto de secundaria ya está todo el pescado vendido”, como defiende Gema Martín, en cuyo sector las mujeres no llegan al 25% de presencia.

“Incluso primaria es tarde”, agrega Mercedes Hernández, impulsora en España de la red internacional Womened y directora del British Council School en Madrid. “Cuando, por ejemplo, a niños de siete u ocho años se les pide que dibujen cómo se imaginan a un cirujano, la mayoría pinta un hombre. Y si les preguntamos quiénes se van a dedicar a la educación, la mayor parte son niñas”. En el sector de la educación, dice Hernández, las mujeres representan el 70% los profesionales, “pero en las posiciones de liderazgo, el 70% son hombres”. Tejer una red de mujeres sirve, en su opinión, para animar a que más profesionales femeninas se presenten a puestos de responsabilidad, “para darles apoyo y que ganen confianza”. Entre los programas que la rama española de la asociación lleva a cabo existe uno de mentoría, que une a profesionales ya consolidadas y en puestos de responsabilidad con otras que están empezando su carrera. Iniciativas como esta son de las más comunes en este tipo de asociaciones.

Redes en empresas

Las redes de mujeres también están comenzando a expandirse dentro de las empresas, como cuenta Martín. De hecho, su asociación tiene un programa para fomentarlas en compañías del sector. Por ahora lo han llevado a cabo en Enaire, Senasa e Ineco, y hay otras tres firmas, que Martín prefiere no concretar, que también se han interesado por la iniciativa para implantarla. En Enaire, la red de mujeres echó a andar a principios de 2019 con unas 80 personas, entre las que también hay hombres, que se dividieron en subgrupos para hacer diferentes proyectos, como, por ejemplo, un libro sobre pioneras en el sector de la navegación aérea. Desde entonces, ha ido ganando peso dentro de esta empresa pública y este año ha pasado a estar bajo el paraguas de la dirección de personas, adonde pasó “desde la responsabilidad social corporativa, como algo voluntario, a ser un elemento diferenciador de la compañía en lo referente a políticas de igualdad. Incluso Enaire tiene indicadores de cosas que tiene que conseguir la red. La dirección de personas abandera ahora una iniciativa que nos costó la vida sacar”, asegura, satisfecha, María López, jefa de la división de clientes y responsabilidad social empresarial de Enaire y directora de red de redes en Ellas Vuelan Alto. Sostiene también López que las políticas públicas y la legislación sobre igualdad de genero, unidas a la mayor preocupación de las firmas por las estrategias de responsabilidad social, “han dado más herramientas para impulsar este tipo de actividades”.

“Estas redes en las empresas tienen una función adicional, que es la crear conciencia dentro de la organización de la importancia de las mujeres. Tenemos empresas en las que las profesionales no se conocían entre sí. No sabían lo que hacían unas y otras. Ayuda a tener una conciencia más clara del potencial que tenemos, al tener esos referentes dentro de tu propia empresa”, añade Gema Martín, quien a su vez resalta que al tener el respaldo de las compañías, a las mujeres les cuesta menos llevar a cabo acciones, por ejemplo de mentoría o ayuda, que si las realizaran fuera.

Unión de asociaciones

Precisamente el tiempo libre que se dedica a las actividades y organización de una asociación es uno de los inconvenientes señalados por Martín a la hora de hablar de la unión de varias redes. “Nosotros hemos tenido varios intentos. Pero resulta complejo determinar quién lidera, quién gestiona el día a día, qué actividades adicionales a las de cada asociación se hacen. Por ahora es un proyecto que hemos dejado en la recámara”.

Las que sí se han lanzado son las asociaciones españolas que componen W8: Women in Retail, Women in Banking, Women in a Legal World, Mujeres en Farma, Women in Tourism, Women in Real State, Women4Cyber Spain y Las Mujeres Nos Movemos. La red se presentó el pasado mes de septiembre con la misión de “fomentar la unidad y el empoderamiento de las mujeres a través de la creación de alianzas estratégicas que impulsen la igualdad de oportunidades, el desarrollo profesional y la participación en causas sociales, como la lucha contra el cáncer de mama y el alzhéimer”. Su primer evento, en octubre, fue una gala benéfica con más de 400 asistentes en la que recaudaron fondos para la asociación española contra el cáncer.

Elena Álvarez indica que desde Mujeres en Farma se unieron porque vieron la oportunidad de crear una red de redes de mujeres profesionales y establecer un espacio de colaboración desde el que perseguir “el fin común de potenciar el liderazgo femenino y de generar un impacto social”. “No tengo dudas de que las mujeres sumamos y que tenemos que ayudarnos más e impactar. Porque cuando nos juntamos hacemos cosas potentes”, sentencia.

Dónde están las mujeres en el espacio público

M. G.

 “Dónde están ellas” es una iniciativa de la Oficina del Parlamento Europeo en España para visibilizar la presencia de mujeres expertas en el espacio público, especialmente como ponentes en debates, conferencias y eventos, explica María Andrés, directora de la oficina. 

Desde su creación en marzo de 2018, ya son 239 organizaciones las que se han adherido a la iniciativa y se comprometen a llevar a cabo un recuento interno que analice cada año cuántas mujeres han participado en sus eventos, con el compromiso de que vaya aumentando. “No se establece una cuota obligatoria”, comenta Andrés, se mide para comparar cómo se evoluciona año tras año y ver en qué sectores se puede mejorar. 

Al comparar el año 2020 con el anterior, se vio que la presencia de mujeres había bajado del 48% al 41,6%, lo que constata, según Andrés, que “son ellas las primeras que se caen de este tipo de actividades cuando son más necesarias en casa. La falta de conciliación y de corresponsabilidad es algo que influye en la falta de visibilidad femenina”. Precisamente, la corresponsabilidad es uno de los dos elementos a los que se hace siempre alusión en los informes sobre igualdad realizados por Bruselas. “Es un problema estructural” al que no podía hacer frente su “pequeña oficina”, pero sí que tenían la capacidad de aportar a la falta de referentes femeninos, el segundo elemento.

La directora de la oficina parlamentaria también es consciente de que en muchas ocasiones son las mujeres las que no se atreven a dar el paso de participar como expertas en eventos. “A las niñas nos educan para ser perfectas y a los niños para ser osados y valientes. Esa necesidad de controlarlo todo nos crea muchas inseguridades y hace que el síndrome de la impostora sea una realidad todavía hoy en muchos sectores y en muchas mujeres de altísimo nivel. La seguridad en nosotras mismas es algo que todavía tenemos que conquistar”.

Como funcionaria del Parlamento Europeo, María Andrés ve con preo­cupación “el auge de partidos reaccionarios con la igualdad de género”, lo que le lleva a afirmar que, en contra de lo que pudiera parecer, “la visibilidad femenina y la igualdad real no son una batalla ganada. Ahora se está poniendo en duda”. 


Sobre la firma

Manme Guerra
Redactora de la sección Fortuna, donde escribe de recursos humanos, empresas, sostenibilidad, lujo y estilo de vida. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de la Escuela de Periodismo UAM-El País. Ha trabajado en El País, Vozpópuli, Microsoft News y la revista ¡HOLA! antes de incorporarse a Cinco Días en 2022.
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