Muebles de cartón y envases que se comen: objetos que nacen para desaparecer
El aumento de la conciencia medioambiental lleva a buscar soluciones con materiales reciclables, que generen menos residuos y no empleen plásticos de un solo uso
Cómo contener el agua en un recipiente que no fuera de plástico. Es la cuestión que se plantearon Rodrigo García y Pierre Paslier cuando coincidieron en el Imperial College de Londres, y es la base de Notpla, la compañía que fundaron y cuyo nombre es la unión de las palabras inglesas not (no) y plastic (plástico). La respuesta a su pregunta la encontraron precisamente en el agua del mar, en concreto, en las algas. “Ya se usaban en cocina por chefs como Ferran Adrià, pero no en envases”, explica García. Junto a su socio, comenzaron un proceso de investigación y pruebas para conseguir una técnica que les permitiera tener un material capaz de contener líquido y que se pudiera consumir. Fue el germen de Ooho, una cápsula en cuyo interior hay agua u otras bebidas, hacen incluso cócteles, que salen al morderla el cliente, que también se traga la membrana.
“Pusimos un vídeo en internet, con licencia Creative Commons, para que pudiera replicar la receta cualquiera que quisiera. Llegó a 80 millones de visitas en una noche. Y a partir de ahí nos empezaron a dar premios, cuyo dinero usamos para tener un equipo de químicos en el Imperial College trabajando sobre las membranas”. Uno de los galardones que han recibido fue, en 2022, The Earthshot Prize, dotado con un millón de libras (alrededor de 1.170.000 euros) y creado por el príncipe Guillermo de Inglaterra, que desde entonces ha estado en contacto con la compañía.
A través de un crowdfunding consiguieron la financiación suficiente con la que comprar la maquinaria que necesitaban para producir en cantidades industriales. Luego llegaron los eventos donde dar a conocer el producto. Al principio pequeños y después más grandes, como la maratón de Londres de 2019. Son dos imágenes de dicha cita las que muestran el impacto del trabajo de Notpla. Mientras en un punto de avituallamiento se ven decenas de botellas de plástico tiradas en el suelo, en otro en el que se usó el Ooho de Nopla el pavimento no estaba lleno de residuos.
En la actualidad, Notpla tiene varios productos. Algunos ya disponibles, como cápsulas con detergente para meter en la lavadora o pipetas para aceite, y otros que aún son prototipos, caso de los cubiertos o las bolsitas para productos de belleza. Últimamente están poniendo el foco en lo que García denomina “consumición en tránsito”. “Comida a domicilio, en los estadios deportivos, en catering. Ahí es donde creemos que podemos tener más impacto inmediato. Y donde no tiene sentido utilizar plástico, porque no necesitas que el recipiente dure 700 años, solo se usa unas horas”. Cuenta García que en Holanda ha entrado en vigor una ley que cobra a los consumidores si contienen plástico, aunque sea solo un porcentaje, los recipientes de las comidas a domicilio o los que se usan para llevar a casa lo que sobra del plato en un restaurante. “Nosotros tenemos la primera caja certificada por el Gobierno holandés como que no contiene plástico, por lo que no tenemos que pagar la tasa. Eso ha supuesto un incremento de ventas muy grande en el país”, asegura.
Tocar el bolsillo de los ciudadanos sirve, en su opinión, para que se lo piensen dos veces antes de echar mano de un producto compuesto por plástico, como ocurrió, sostiene, cuando se comenzaron a cobrar las bolsas en los supermercados.
A la hora de hablar del futuro, García echa la vista atrás. Defiende que es posible acabar con el plástico de un solo uso en las próximas décadas, “porque la sociedad ya ha vivido sin él”. “Si preguntas a generaciones anteriores, no existía. Y ahora parece que no podemos vivir sin él. Antes era posible comer, beber, consumir y comerciar sin plástico, que es un material que tuvo su bum en los años sesenta. Antes de esa década había grandes compañías que siguen presentes en la actualidad, como Unilever o Coca-Cola, que operaban sin plástico. Normalmente, con sistemas de reutilización”.
Adiós, madera; hola, cartón
Al igual que las Ooho de Notpla, los productos que crea Cartonlab también están pensados para ser efímeros, aunque en este último caso pueden tener más de un uso. La firma murciana nació en 2009 como un proyecto del estudio Moho Arquitectos, que por entonces recibió el encargo de crear soportes expositivos para unos premios. Tras visitar varios proveedores, encontraron uno que se dedicaba a hacer expositores de cartón, principalmente para supermercados. “Vimos el tipo de cartón que utilizaba y la tecnología con la que fabricaba. Nos dimos cuenta de que se podía hacer algo más, como crear muebles y estands para llevarlos a otro mundo, el de los eventos”, explica Nacho Bautista consejero delegado y cofundador de Cartonlab junto a Carlos Abadía y Pablo García.
Los pasos iniciales de la firma coincidieron, comenta Bautista, con una mayor conciencia por la sostenibilidad. “Y donde primero se entendió como una solución que encajaba perfectamente fue en el sector de los eventos y la arquitectura efímera”. “No tiene ningún sentido construir, como se está haciendo, con madera y metal para eventos que tienen lugar una mañana o, como mucho, unos pocos días”. Otro de los sectores en los que Cartonlab tiene presencia es el escaparatismo y las tiendas, donde para llamar la atención del consumidor se necesita “constantemente producir objetos nuevos, que sorprendan”, y que tienen un tiempo de vida limitado. En este campo, han trabajado para empresas como Inditex, Mango o Nuhü Division, una firma de ropa para la que crearon una tienda efímera en Nueva York.
El potencial del mercado estadounidense llevó a los tres fundadores a decidirse a abrir, en 2015, una filial al otro lado del océano. “Tuvimos un equipo de dos personas durante un tiempo, pero luego nos dimos cuenta de que nuestro valor principal es el diseño y podíamos hacerlo desde aquí y producir allí con proveedores locales. Es la manera como estamos funcionando ahora”, relata Bautista. Una forma de actuar que replican con proveedores locales de todo el mundo, ya que el cartón que usan, aunque no es el normal que se emplea, por ejemplo, para embalajes, es fácil de encontrar. Evitan así, además, emisiones contaminantes a la atmósfera, al no tener que transportar los objetos desde lejos.
Aunque, como reconoce Bautista, “por las condiciones de durabilidad” tiene más sentido emplear muebles de cartón en arquitectura efímera, Cartonlab también los vende para particulares, desde estanterías y mesas hasta sillas y una cama. A algunos de los objetos que diseñan en principio para eventos tratan luego desde la compañía de darle una segunda vida, hablando con las empresas para que los donen, por ejemplo, a centros educativos u ONG. “Si bien es verdad que los materiales son más sostenibles, no me quedo tranquilo pensando que eso se usa solo una vez y luego se recicla. Si no se utiliza más, sigue siendo una versión un poco más amable de lo que se estaba haciendo. Crear cosas, lanzarlas al mundo y ya. Lo más ecológico va a ser siempre lo que no hay que crear, aunque sea de cartón”, defiende Bautista, antes de poner un ejemplo reciente. Se trata de un estand para un evento en París en el que emplearon un material de muy buena calidad, “que además tenía que ser resistente al fuego”, y que les daba “pena” no poder aprovechar más. “Nos lo vamos a traer a Murcia para hacer muebles infantiles y donarlos a una guardería”.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días