Arkadia Space: motores y combustibles verdes que van a revolucionar el espacio
La startup, en la que ha invertido Pedro Duque, desarrolla sistemas de propulsión sostenibles para satélites, plataformas y cápsulas para transportar astronautas. Este año prevé ingresar su primer millón de euros y facturar más de 100 millones a partir de 2030
La industria espacial ha avanzado mucho en pocos años en algunos de sus componentes: cohetes, naves o satélites que por miles orbitan la Tierra. Sin embargo, hay algo que apenas ha evolucionado en los últimos 50 años: los sistemas de propulsión y los combustibles que se utilizan, basados en la hidracina, sumamente tóxicos, cancerígenos, peligrosos de manejar y muy caros.
Cuatro ingenieros que trabajaban en el área de propulsión de PLD Space, desarrollando el motor del Miura 1, vieron esta situación, apreciaron que había un negocio por desarrollar y crearon en 2020 Arkadia Space. Una startup que tiene el objetivo de crear un combustible alternativo, verde y limpio.
El apoyo de la ESA ha permitido a la firma impulsar la tecnología bipropelente
“Nos dimos cuenta de que había una necesidad muy grande y una oportunidad de mercado para encontrar una solución distinta y más sostenible”, explica Sergio Soler, cofundador y director financiero de la compañía.
Lo primero que hicieron fue elegir al sustituto de la hidracina: el peróxido de hidrógeno iba a ser el nuevo carburante. Es un compuesto químico con muchas virtudes: es agua oxigenada, agua y oxígeno, ambos inocuos para la atmósfera; no es tóxico ni cancerígeno; es fácil de usar, menos complejo de desarrollar; y se puede almacenar por largos periodos de tiempo manteniendo sus cualidades. “Es mucho menos agresivo con las personas y con el medio ambiente”, resume.
El peróxido de hidrógeno, el nuevo carburante, cuesta la mitad que el tradicional
Pero atesora además otra ventaja: su coste, extraordinariamente competitivo si se compara con el combustible tradicional. Su precio es un 50% inferior. Hay un 60% de ahorro en el valor del motor de propulsión de Arkadia. Y, sobre todo, se elimina por completo el presupuesto de las operaciones de llenado, que con la hidracina está entre 1 y 2 millones de euros.
Con este sistema podrán dar servicio a satélites, plataformas y cápsulas para el transporte de astronautas. Se centrarán en este tipo de aparatos desde los 100 kilos y en adelante, para servicios en órbita: mantenimiento, reparación, repostaje, recogida de basura, etc. “Estamos hablando de un mercado en nuestra tecnología que moverá 5.000 millones de euros en 2030″, dice Soler.
La joya de la corona
Usando el peróxido de hidrógeno han desarrollado ya su primer propulsor monopropelente, llamado Monark, que se probará en 2025. Superarla supondrá “un antes y un después en la empresa, llegar al mercado dando el mensaje de que nuestro producto funciona”, confiesa Francho García, consejero delegado.
La idea es comercializar este producto con el que estiman ingresar este mismo año un millón de euros. La previsión es ir doblando esta cantidad a partir de 2025 y en los años siguientes para incrementar la facturación. Con todo, “el que va a cambiar las reglas del juego, la joya de la corona”, como lo define García, “es el bipropelente”, en fase de elaboración. “La mezcla del peróxido de hidrógeno con otro combustible que estamos desarrollando produce una reacción de mucha eficiencia. Si las cosas van como hasta ahora, seremos los primeros en Europa en traer al mercado de la propulsión un competidor con el bipropelente tradicional”.
Apoyo público y un reto de futuro
Contratos. La compañía ha logrado tres contratos con la Agencia Espacial Europea (ESA) por un importe de 650.000 euros, siempre en el ámbito del desarrollo de un producto capaz de hacer una propulsión orbital eficiente y sostenible. También el CDTI les ha apoyado con 325.000 euros a través del programa Neotech, que financia empresas de nueva creación y de desarrollo tecnológico.
Proyecto. Arkadia Space quiere controlar la cadena de valor de los motores. Esto no significa hacerlo todo ellos, pero sí al menos aquellas tecnologías clave que mejoren los tiempos de fabricación y aseguren la producción. Para conseguirlo, trabajan ya con el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) y con empresas del País Vasco para la parte metálica. Es un reto de futuro que supondría invertir entre 15 y 20 millones de euros para crear 200 empleos a principios de 2030.
Al otro lado del charco se trabaja también en un sistema similar, por lo que existe un enorme interés de la Agencia Espacial Europea (ESA) por liderar esta carrera y llegar primeros a la meta. El apoyo de la institución europea se ha centrado en la firma de tres contratos y un cuarto para impulsar la tecnología bipropelente. “Somos la apuesta de la ESA por liderar y cambiar la propulsión tradicional por una mucho más sostenible. Ahora tenemos que demostrarlo, con credibilidad y resultados”, afirma el CEO.
Lograrlo supondrá abrir la puerta de un mercado que, según sus cálculos, puede llevar a la compañía a facturar más de 100 millones de euros a partir de 2030.
En marcha la serie A, con un tramo de notas convertibles
Arkadia Space prepara su tercera ronda de financiación. Una serie A de ocho millones de euros con el cierre a finales de 2025. Una parte se hará con notas convertibles – en deuda y acciones– prevuelo en torno a 1 o 1,5 millones que ya están abiertas. “Queremos que los que inviertan ahora lo hagan en condiciones más favorables. Después del vuelo, cambiarán”, expone el director financiero, Sergio Soler.
En la primera lograron 160.000 euros de familiares, amigos y capital riesgo. La segunda fue de 2,8 millones. Entraron en la empresa dos sociedades de capital riesgo, Draper B1, que forma parte de Draper Venture Network, fundada por el inversor estadounidense Tim Draper, y Expansion Ventures, especializada en el sector espacial. También invirtieron su dinero y se convirtieron en asesores Pedro Duque, presidente de Hispasat, exastronauta y exministro de Ciencia, y Antoine de Chassy, fundador de New Space Loft Orbital.
El capital se destinará a ampliar las instalaciones que tienen en el aeropuerto de Castellón y a contratar más personal, alcanzando los 25 en 2024 y con previsión de aumentar la plantilla a más de 60 personas en tres años.
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