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La carrera espacial del sector privado despega en 2023

Las compañías aeroespaciales de Estados Unidos dominan un sector que para finales de esta década podría estar valorado en 1,1 billones de dólares

Luis Alberto Peralta

La ciencia ficción tendrá cada vez más problemas para mantenerse vigente, pues los avances que la industria espacial verá en 2023 son dignos de cualquier película de Stanley Kubrick o J. J. Abrams. El transporte, el turismo y la minería espacial son solo algunos de los sectores que están despegando, y que para fines de esta década podrían crecer desde los actuales 469.000 millones de dólares hasta los 1,1 billones de dólares para 2030, según los analistas.

Un informe reciente de Bank of America (BofA) explica que este crecimiento billonario se basa en que el “monopolio del Gobierno sobre el espacio” se ha acabado. “Hasta principios de la década de 1980 todos los lanzamientos en Estados Unidos se realizaban bajo la supervisión de una agencia federal, como la NASA. No existía ninguna alternativa comercial. Sin embargo, la industria se ha expandido desde entonces y el Gobierno está comprometido a mantener un mercado competitivo que respalde las necesidades estadounidenses de fabricación de satélites, servicios satelitales, lanzamientos espaciales y aplicaciones terrestres”.

El banco destaca que los principales clientes finales del sector siguen siendo las agencias gubernamentales, y que los verdaderos mercados finales del espacio comercial aún son incipientes.

Desde la ONG Space Foundation afirman que el llamado “ecosistema espacial” se expande más allá de la industria aeroespacial: “A pesar de todos sus desafíos, 2022 ha sido un año extraordinario para el espacio. Se han puesto en órbita más naves que en los primeros 52 años de la era espacial. Los turistas espaciales visitaron la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo del Crew Dragon de SpaceX, y el telescopio espacial James Webb nos dio una mirada a los orígenes mismos del universo”. En este contexto, el índice S&P Kensho Space, que está diseñado para medir el de­sempeño de las empresas involucradas en el sector espacial, ha visto un crecimiento de alrededor del 10% en el último año.

Los titanes del espacio

Los principales protagonistas del sector son empresas estadounidenses como Boeing, SpaceX –de Elon Musk (que tan solo en 2022 ejecutó 61 misiones)–, Blue Origin –de Jeff Bezos– y Virgin Galactic –de Richard Branson–, que colaboran con la NASA y los Gobiernos para dar soluciones privadas a distintos problemas de esta industria. No obstante, existe toda una constelación de compañías que juegan papeles importantes en ciertos campos.

El negocio de SpaceX está vinculado a los viajes espaciales, el lanzamiento de satélites y a su propia red Starlink, que provee comunicaciones de banda ancha a Gobiernos y privados. Por su parte, Blue Origin está más enfocado en el turismo espacial y en desarrollar tecnología para otras empresas del sector, campo en el que compite con Boeing. Virgin, por su parte, posee las subsidiarias Virgin Galactic y Virgin Orbit, la primera enfocada en los viajes orbitales y la segunda, en el lanzamiento de satélites.

En el sector también se desenvuelven conocidas empresas de defensa como Northrop Grumman, Lockheed Martin, Raytheon Technologies y General Dynamics, así como empresas de ingeniería aeronáutica como Sierra Nevada Space Systems y Astra Space, esta última fundada por excientíficos de la NASA.

Taxi para astronautas

SpaceX se disputa con ­Boeing el sector del servi­cio de transporte de astronautas al espacio, en el marco del Programa de Tripulaciones Comerciales (CCP, en inglés) de la NASA. “En tanto las empresas comerciales se enfocan en dar servicios de transporte a la órbita terrestre, la NASA queda libre para concentrarse en la construcción de naves espaciales y cohetes para misiones en el espacio profundo”, dicen fuentes oficiales de la agencia espacial estadounidense.

En esta línea, NASA asevera que con la capacidad de transporte de astronautas de Boeing y SpaceX como un servicio de tarifa plana, ha podido destinar recursos a otras misiones y “preparar la colonización de Marte”. De hecho, la agencia ya ha destinado unos 8.200 millones de dólares (unos 7.500 millones de euros) a este programa.

Este giro hacia el sector privado también ha roto el monopolio que Rusia tenía sobre los viajes a la Estación Espacial Internacional (EEI). “Tras la discontinuación del transbordador espacial, la empresa rusa Roscosmos comenzó a aumentar el precio del pasaje estadounidense a la EEI, probablemente como resultado de que la NASA no tenía otra opción viable en ese momento. NASA tuvo que pagar a Roscosmos aproximadamente 81,9 millones de dólares por asiento en 2018, un aumento del 384% en una sola década”, señalan los analistas de Bank of America en un reporte.

Según el banco, con otro proveedor la agencia podría haber ahorrado más de 1.000 millones de dólares en pagos hasta 2018 a la administración espacial rusa. “La compra de asientos más reciente se produjo en mayo de 2020, cuando la NASA acordó pagar a Roscosmos 90,3 millones de dólares para enviar a un astronauta estadounidense a la EEI. Después del primer vuelo de SpaceX Crew Dragon a la ISS en mayo de 2020, la NASA espera que ya no sea necesario pagar los vuelos de la Soyuz (NASA)”, añaden.

A nivel global, Space Foundation indica que los presupuestos en todo el mundo alcanzaron los 107.300 millones de dólares en 2021, un aumento del 19% con respecto al año anterior. “Más de 90 países ahora operan en el espacio. De ellos, ocho (EE UU, China, Rusia, la Agencia Espacial Europea, India, Irán, Israel y Japón) se lanzan constantemente y pueden obtener acceso orbital”.

Minería espacial

Otro sector aún más futurista de la industria espacial en desarrollo es el de la minería. Si bien este concepto aún parece lejano, las empresas interesadas en este campo ya están movilizándose para iniciar sus primera misiones. De hecho, la startup de minería de asteroides AstroForge, fundada por ingenieros que antes trabajaron para SpaceX y Virgin, planea lanzar sus dos primeras misiones al espacio este año. El objetivo es buscar, extraer y refinar metales del espacio profundo.

El primer lanzamiento, programado para abril de 2023, probará su tecnología para refinar platino a partir de una muestra de material similar a un asteroide. Según la empresa, los beneficios de esta industria son reducir el costo de la extracción de estos metales y la cantidad masiva de emisiones de dióxido de carbono que se derivan de la extracción de elementos de tierras raras en nuestro propio planeta.

La contraparte China

Aunque la exploración espacial china aún sigue muy vinculada al Gobierno, en el gigante asiático también han surgido empresas y startups que buscan emular los modelos de negocio estadounidenses.

Este es el caso de Galactic Energy, una startup china de lanzamientos satelitales que ya ha lanzado 19 misiones al espacio y planea poner 10 satélites en órbita en 2023. La compañía, que ostenta el récord de misiones espaciales privadas en su país, se fundó en 2018 y se compromete a “brindar soluciones de bajo costo y alta frecuencia para hacer que los recursos espaciales formen parte de nuestra vida”, según su sitio web. Asimismo, aseguran que en febrero pasado completaron una ronda de inversión de 187 millones de dólares.

De la misma manera, la startup china Land Space Technology es otra posible respuesta del país a SpaceX en el campo del lanzamiento de satélites. La empresa posee una tecnología de cohetes sin tripulación que queman una combinación de metano líquido y oxígeno líquido para poner su carga en órbita, una mezcla combustible que ninguna compañía en el mundo ha utilizado hasta el momento y que podría influenciar en los costos de este tipo de misiones.
Desde su fundación en 2015 por Zhang Changwu, LandSpace ha recaudado al menos 300 millones de dólares del Fondo de Desarrollo de Pymes de China, respaldado por el Gobierno, así como de inversionistas chinos del sector privado como Sequoia China y Matrix Partners China, según afirman.

Europa, rezagada

En cuanto al sector espacial europeo, las asociaciones de compañías privadas todavía no son tan comunes como al otro lado del Atlántico. No obstante, Bruselas ha incrementado el presupuesto de la Agencia Espacial Europea para 2023-2025 a 16.900 millones de euros. Por el momento, las colaboraciones con el sector privado solamente se limitan a la ingeniería y la infraestructura.
En la actualidad, el gigante francés de la aeronáutica Airbus lidera con su participación en este sector. De hecho, a principios de enero Voyager Space y la compañía anunciaron una asociación para desarrollar y explotar Starlab, una estación espacial de vuelo libre al servicio de la NASA y de otras entidades.

Asimismo, Thales Alenia, a la cabeza del sector de defensa, firmó recientemente un contrato con la Agencia Espacial Europea (ESA) para liderar el proyecto TeQuantS, que desarrollará tecnologías de comunicaciones cuánticas entre el espacio y la Tierra. Este proyecto busca asegurar la autonomía europea en comunicación satelital.

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