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Ovapiscis: los huevos de trucha embrionados que dan la vuelta al mundo

La compañía, especializada en la variedad arcoíris, ha desarrollado su propia cepa a partir de un núcleo genético. Las exportaciones alcanzan el 90% de su producción, que se sitúa en torno a 550 millones de unidades

Instalaciones de Ovapiscis en Los Rigales, en la localidad de Villanúa, Huesca.
Instalaciones de Ovapiscis en Los Rigales, en la localidad de Villanúa, Huesca.

Mejorar la calidad de las huevas de trucha fue el motivo que llevó a un grupo de productores a fundar en 1995 Ovapiscis, en Lugo. “La idea era mejorar el producto, autoabastecerse y no depender de un comerciante externo”, recuerda Rufino del Olmo, su socio y consejero delegado.

Dos años más tarde, la compañía creó la empresa Genética y Ovas, propietaria de dos piscifactorías en Huesca (Collarada y Los Rigales, en la localidad de Villanúa), para organizar su producción en un programa común. No es hasta 2018 cuando Ovapiscis se fusiona con esta empresa y se consolida como única marca, siendo dueña, además, de seis piscifactorías. Aparte de las oscenses, la firma tiene dos en Lugo (Fonteo y A Pastoriza), y otras dos en Burgos (Covanera y Oña), de entre las cuales la segunda se dedica exclusivamente a la selección genética. El objetivo de la compañía, pese a que “no es fácil”, es adquirir más granjas y continuar creciendo.

Precisamente ahí reside la actividad principal de la empresa, explica Del Olmo, “producir huevos de trucha embrionados a partir tanto de diploides como de triploides”. La finalidad última es poner los huevos de trucha embrionados en manos de los clientes para que estos puedan hacerlos crecer y vender la trucha en el tamaño que les demanden sus consumidores.

Embrión de trucha arcoíris.
Embrión de trucha arcoíris.

Dinámica económica

Los últimos datos recogidos por la compañía, según Del Olmo, establecen que la firma “puso en manos de sus clientes en torno a 550 millones de huevos de trucha embrionados durante 2022, de los cuales solo facturaron 470, dado que en cada transacción, y desde su nacimiento, Ovapiscis siempre ha proporcionado al comprador un porcentaje más de huevos de los acordados, por política de empresa”. El hecho de que la compañía tenga clientes que, a su vez, “revenden la hueva”, no ha variado esta política.

La legislación española es muy tediosa. Hemos querido incorporar más grupos de peces, pero no ha habido oportunidad”, asegura Rufino del Olmo, CEO de ovapiscis

“El boca a boca”, como dice el consejero delegado, ha permitido a la compañía experimentar “una evolución constante de crecimiento de la demanda”. De esta manera, Ovapiscis encadena tres años de aumento de su facturación hasta llegar en 2022 a 8,9 millones de euros, con una previsión similar para 2023, y consolidándose en cifras muy superiores a los 5,3 millones recaudados hace tan solo tres años, en 2020.

Rufino del Olmo, junto a un trabajador, que muestra las truchas.
Rufino del Olmo, junto a un trabajador, que muestra las truchas.

Legislación

La legislación española, señala Del Olmo, es “muy tediosa”. Admite que la empresa ha tenido intención de trabajar con más grupos de peces, pero aún “no ha habido oportunidad”. El consejero delegado asegura que procesos que pueden demorarse hasta años en España tardan en solventarse entre tres y seis meses de media en Noruega, que en este ámbito es un país de referencia. La tenca, la angula y las carpas son algunas de las especies sobre las que Ovapiscis ha situado el foco y, en algún momento, ha encontrado un mercado potencialmente fuerte en el que poder operar y ampliar la actividad de la empresa. Sin embargo, la “compleja legislación” española no les ha permitido dar el paso.

Esta situación, no obstante, ha posibilitado la especialización, más si cabe, por parte de la empresa en la trucha arcoíris. “Lo más importante para Ovapiscis es la genética”, indica Del Olmo. Durante los últimos años “se ha estudiado especialmente el genotipo de su trucha, ámbito en el que siempre hay una vía abierta para su evaluación; es un no parar”, concluye.

Exterior de las instalaciones de Villanúa.
Exterior de las instalaciones de Villanúa.

Nuevos proyectos

Uno de los planes en los que ya está envuelta la compañía es el desarrollo de un nuevo módulo genético que permita mejorar la especie de la trucha arcoíris. Para ello, contará con la ayuda del CDTI, que financiará el 24% del proyecto, 217.408 euros, a través de un crédito blando publicado en junio de 2022.

Además, en materia de investigación, se ha llegado a un acuerdo de colaboración con la Universidad de Compostela y el INIA-CSIC. La intención es profundizar en la elaboración de un modelo genético basado en el genoma que mejore los caracteres productivos, reproductivos y de resistencia a patógenos de la especie en cuestión.

De Perú a Irán pasando por Dinamarca


Exportación. Ovapiscis exporta el 90% de su producción. Los principales mercados en los que opera la compañía son: Irán, en Asia, Dinamarca en Europa, y Perú, país latinoamericano en el que han alcanzado un 60% de cuota de mercado desde su primera incursión comercial, en 2015. Entre otros, un objetivo de la compañía es entrar en Colombia, donde, desde hace 10 años, sufren “problemas burocráticos” que les impide acceder a este país.


Transporte. El producto que comercializa la compañía es un producto vivo, por lo que su transporte es fundamental dentro de la cadena de exportación. Por ello, los huevos de trucha embrionados que Ovapiscis vende viajan en cajas de poliestileno, especialmente diseñadas para su transporte, que aíslan el calor y mantienen la temperatura y humedad apropiadas durante todo el proceso, asegurando que llegan al destino final en condiciones óptimas. 


Líder de la UE en producción acuícola

El sector acuícola español cosechó 327.309 toneladas durante 2021, alcanzando una cifra de facturación de 629 millones de euros, según datos de Apromar, asociación que agrupa a algunas de las más importantes compañías del sector. Estos datos han situado al país a la cabeza de la Unión Europea en volumen de producción y segunda en valor.

El mejillón lidera la tabla, con 255.500 toneladas, seguido de la lubina, con 23.924. La tercera especie más producida ha sido la trucha arcoíris, con 15.357 toneladas. Sin embargo, esta ha experimentado un notable descenso respecto a cifras del año anterior, cuando se ubicó en 19.400 toneladas. Rufino del Olmo, consejero delegado de Ovapiscis, señala que la producción de esta variedad de trucha “depende mucho de los cambios de necesidad por parte de los clientes”. La cifra de producción de esta especie ha caído drásticamente en comparación con datos de los años ochenta cuando, recuerda Del Olmo, estaba en “casi 30.000 toneladas”. No obstante, la producción de la trucha arcoíris se ha estabilizado. Pese a tener pequeños altibajos, su volumen actual es ligeramente superior al de 2010, cuando giraba en torno a las 15.000 toneladas.

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