Los nuevos casos de VIH crecen en la población migrante
Los latinoamericanos suponen el 30% de los diagnósticos. La detección tardía preocupa a los especialistas por la baja percepción de riesgo


Desde hace más de una década, la incidencia del VIH desciende en España. La tasa de nuevos diagnósticos ha pasado de 9,46 casos por 100.000 habitantes en 2013 a 6,65 en 2023, recoge el último informe del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, si se desglosa la cifra de nuevos infectados (3.196 en dicho año) por el lugar de nacimiento, ha habido un repunte en la población procedente de otros países, sobre todo de Latinoamérica y África subsahariana.
“Vemos que la mitad de las personas diagnosticadas son nacidas fuera de España. El 30% viene de Latinoamérica y el modo de transmisión más frecuente es en hombres que tienen sexo con otros hombres por la falta de acceso al sistema sanitario no solo para recibir tratamiento sino también prevención”, detalla Pablo Ryan, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida). En el caso de África, la vía de contagio más común es la heterosexual.
La incidencia baja desde hace una década y se mantiene en unas 3.000 detecciones anuales
Incluso por edad, apunta Ryan, dos de cada 10 tiene más de 50 años. Y es otra de las tendencias que arroja la estadística. “Estamos acostumbrados a ver el VIH en unos colectivos [personas que ejercen la prostitución o que consumen drogas], pero no nos engañemos, si hay vida sexual, puede afectar a cualquiera”, advierte este médico experto en infecciosas.
El diagnóstico tardío es otro gran problema, alerta. “Son casi la mitad de los nuevos casos (48,7%), sobre todo en individuos con baja percepción de riesgo como los de más de 50 años, heterosexuales o mujeres. Esto significa que sus CD4 [recuento de linfocitos] están por debajo de 350, que ha progresado la infección, con el riesgo de haber transmitido”, explica. También sucede en migrantes de África subsahariana y de Europa del Este por la falta de acceso al sistema de salud.

Alza en jóvenes y mujeres
Reyes Velayos, presidenta de Cesida –coordinadora estatal de VIH y sida–, resalta otros dos cambios: el aumento de casos en jóvenes de entre 15 y 34 años y cuya mediana edad de detección es de 36, y en mujeres migrantes, “que representan más de la mitad de los nuevos diagnósticos en este colectivo y que “se explica en parte por el acceso limitado a servicios sanitarios adecuados, factores socioeconómicos y la falta de información”, indica.
Para Velayos, a quien le preocupa también el retraso en la detección, el estigma y la discriminación siguen siendo uno de los mayores obstáculos para progresar en la reducción de casos, ya que la incidencia se mantiene en unos 3.000 en los últimos años. “A pesar de los grandes avances, sigue siendo un problema de salud pública; los nuevos diagnósticos están en una meseta”, afirma José Martín-Herrero, director médico de ViiV Healthcare en España y Portugal. “Sí, disminuyen, aunque quizás no tan rápido como desearíamos”, apunta la investigadora Asunción Díaz, que coordina desde el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (CNE-ISCIII) el trabajo en esta área.
La disponibilidad dispar de los tratamientos es otra traba que cita Velayos. “Una de las herramientas más innovadoras para la prevención es la PrEP [profilaxis preexposición, cuyo principio activo es emtricitabina/tenofovir y que el Ministerio de Sanidad financia desde 2019]. Una terapia que reduce considerablemente el riesgo de infección, más de 35.000 personas la utilizan, pero el acceso sigue siendo desigual y necesita un esfuerzo mayor para garantizar que llegue a toda la población en riesgo”, ilustra.
Ryan cree que hay que poner el foco en la población extranjera: “Adecuar las estrategias, los mensajes y las campañas de prevención a una población con otras necesidades, que tiene barreras culturales, si hablamos de África subsahariana, o que no tiene acceso al sistema, como la de Latinoamérica”, sugiere. Además de promover la educación sexual en los jóvenes y formar a los profesionales sanitarios para su detección temprana no solo en colectivos de riesgo. “Hablar sobre las relaciones sexuales seguras, respetuosas; sobre las enfermedades de transmisión sexual (ITS), la anticoncepción, la violencia sexual...”, enumera.
Novedades terapéuticas
La Comisión Europea aprobó en agosto de este año Yeytuo (lenacapavir), un fármaco inyectable de administración semestral para la prevención del VIH desarrollado por la biotecnológica estadounidense Gilead. “Se trata de la primera y única opción autorizada de profilaxis previa a la exposición (PrEP) para reducir el riesgo de transmisión sexual del VIH-1 en adultos y adolescentes con mayor riesgo de infección y un peso mínimo de 35 kilogramos”, detallan. Ahora, añaden, “se abre el proceso regulatorio con las autoridades españolas”. La compañía espera desarrollar ocho tratamientos hasta 2033. También impulsa los proyectos Focus y Deja tu huella, centrados en el diagnóstico.
Mientras que la farmacéutica británica ViiV Healthcare, que surge tras la unión de las divisiones de VIH de GSK y Pfizer –con accionariado de Shionogi–, trabaja en el desarrollo de tratamientos antirretrovirales de acción prolongada (aquellos que se administran una vez y el principio activo se libera progresivamente en el torrente sanguíneo), como su medicamento inyectable cada dos meses cabotegravir+lamivudina, el único disponible en España.
Incluso, fuera del territorio español, los especialistas temen que el recorte de fondos internacionales, como el anunciado por Donald Trump en Estados Unidos, afecte a los programas de tratamiento y prevención, sobre todo en África, y suponga un retroceso en los logros conseguidos a la fecha en esta materia en dichos países. “Las nuevas infecciones continúan aumentando en tres regiones: Oriente Medio y África del norte, Europa oriental y Asia central y América Latina, según un informe reciente de ONUSida, y las brechas y desigualdades persisten entre regiones del planeta”, recuerda Martín-Herrero.
Ryan y Díaz inciden también en potenciar los servicios de prevención combinada: fomento del uso del preservativo; ofrecer la prueba a personas que hayan sufrido una ITS (sífilis, gonorrea) o usado droga recreativa en el último año; que haya tenido más de 10 relaciones sexuales sin protección con distintas parejas; brindar la profilaxis preexposición y posexposición a la población en riesgo o tratamiento antirretroviral precoz en personas que ya tienen el virus, entre otros. “Estas medidas, consensuadas con las comunidades autónomas, están recogidas en el plan estratégico para la prevención y control de la infección por el VIH y las ITS en España 2021-20230”, señala Díaz.
Con todo, la estadística refleja una tendencia decreciente del VIH. Baja desde 2013 la transmisión en personas que se inyectan drogas (solo supone el 1,7% del total) y en heterosexuales (representan el 25,7%); y desde 2017, en homosexuales. Los nuevos casos se registran en hombres (86%), con una edad mediana de 36 años y que han adquirido el virus por la vía sexual (sin protección), sobre todo en hombres que tienen sexo con hombres (55%).
Otro logro: “Ya no es una infección mortal, se ha cronificado; la población con VIH [unos 150.000 en España] envejece gracias a los avances terapéuticos”, cierra Martín-Herrero.
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