Rocío Arroyo: “No va a haber proteína animal para todos, por eso trabajamos en nuevos nutrientes y alimentos”
Los fondos de capital riesgo se interesan cada vez más por empresas de agricultura sostenible. El acceso a la financiación sigue siendo una barrera
Asebio está de aniversario. La Asociación Española de Bioempresas cumple un cuarto de siglo y su presidenta desde hace un año, Rocío Arroyo (Madrid, 1973), hace un repaso de un sector ya potente y consolidado, que aporta el 1,5% al PIB y factura cerca de 20.000 millones de euros. Aun así, la también CEO y fundadora de Amadix recuerda en una entrevista por videollamada que el acceso a la financiación y la transferencia de la tecnología al mercado son los principales obstáculos que afrontan las compañías.
P. ¿Cómo ha cambiado el sector biotecnológico en estos 25 años?
R. Muchísimo. Asebio se creó en 1999 y en el 2000 teníamos 50 empresas biotech que levantaban entre 10 y 15 millones de euros de capital, y un par de fondos de inversión. Hoy, somos más de 1.000 compañías en España que se dedican a la biotecnología y que captaron 228 millones de capital el año pasado en 42 operaciones, y unos 10 fondos especializados. Las compañías invertimos ahora ocho veces más en I+D (1.218 millones) y creamos siete veces más empleo (162.000). La cifra de negocio es cuatro veces más alta, de casi 20.000 millones, y su aportación al PIB es del 1,5%.
P. ¿Qué factores han influido en este crecimiento?
R. Esta evolución ha ido muy paralela a los avances científicos. Muchas compañías han nacido de la academia y en estos 25 años ha habido algunos progresos muy determinantes, por ejemplo, la secuencia completa del genoma, que se publicaba en 2001: hoy, ya seleccionamos terapias en base al perfil genético de los pacientes y estamos tratando a enfermos con terapias CAR-T; estamos cortando y pegando material genético y vemos cómo la edición de genes en agricultura, ganadería y nuevas terapias empieza a ser una realidad. Cuando oíamos a Francis Mujica hablar de CRISPR [edición génica] por primera vez en 2002, había pocos centros de investigación y empresas, hoy somos 314 socios y hemos ido sumando a hospitales, universidades, asociaciones de pacientes, centros de investigación y centros tecnológicos.
P. ¿Puede mencionar algunos de los hitos más relevantes?
R. El más conocido fue el papel clave que ha tenido la biotecnología en la pandemia: hemos diagnosticado la covid con PCR e inmunizado a los pacientes con vacunas de ARN mensajero. También en el calendario nacional de vacunación (frente a la hepatitis B, el herpes zóster y el virus del papiloma humano). La utilización e implementación en la cartera del Sistema Nacional de Salud de 672 biomarcadores, hasta el momento, porque se va actualizando, en oncohematología y enfermedades metabólicas hereditarias, que seleccionan la mejor terapia para cada paciente en función de su perfil genético. Y los medicamentos huérfanos, casi la mitad de los tratamientos vienen de pymes biotecnológicas. Hay más de 300 medicamentos biotecnológicos aprobados, que es mucho, y 560 ensayos clínicos activos en terapia génica y celular.
Hay más de 300 fármacos ‘biotech’ ya aprobados y 560 ensayos clínicos activos en terapia génica y celular
P. Con la financiación pública de los biomarcadores se da un salto en medicina de precisión.
R. Era un reto de equidad. No puede ser que, en función de dónde viva uno en España, tenga acceso a esos marcadores o no, que muchas veces son clave para seleccionar en oncología, que es una de las áreas en la que va por delante, la mejor terapia, reducir muchos efectos adversos y aumentar la supervivencia del paciente de forma muy significativa. También hay otro regulatorio: la medicina de precisión tiene un componente muy relevante de inteligencia artificial, ha venido mucha nueva regulación ya vigente, tenemos un nuevo reglamento de IA de la Unión Europea y otro de dispositivos médicos, y es muy necesario que haya una coordinación entre ambas normativas. Europa no puede permitirse retrasos regulatorios que la ponen es desventaja competitiva frente a otros países; la calidad del dato, la interoperabilidad entre los hospitales y su armonización son claves.
P. Precisamente, en este último aspecto hay muchas dudas.
R. Hay un cierto temor de cuál va a hacer el uso ético de los datos, que siempre deben estar anonimizados, estructurados y con un consentimiento informado del paciente, como siempre hacemos en los ensayos clínicos, y que no se haga un mal uso de aseguradoras para calcular una póliza. Por eso tanta regulación y el reglamento de inteligencia artificial ha puesto unas bases sólidas para, desde un punto de vista ético, evitar ese mal uso de tantísima información que está revolucionando muchos ámbitos, sobre todo el de la salud.
P. La agroalimentación también cobra protagonismo.
R. Tenemos nuevos tipos de nutrientes, de alimentos con mejores propiedades nutricionales; no va a haber proteína animal para todos. La biotecnología y el impulso de la alimentación del futuro, hoy una realidad, es otro de los logros. También la agricultura sostenible, para garantizar el abastecimiento en Europa y en el resto del mundo, que tiene que ver con la autonomía estratégica del país.
P. ¿Qué peso tiene esta actividad?
R. El 52% de las compañías se dedica a la salud, pero es verdad que cada vez hay más empresas, el 32%, que se centran en alimentación; hace 25 años no eran más del 5%. Tenemos compañías que se dedican a la impresión 3D de nutrientes de alto contenido nutricional como Cocuus; Moa Biotech, que fermenta residuos para producir nuevas proteínas, o Tebrio, enfocada en alimentación animal y cosmética a partir de un insecto, el Tenebrio molitor. Necesitamos empresas más grandes, hacerlas crecer, para escalar la producción, lo hablamos estos días con la Administración, y financiación, que cuenten con instrumentos adecuados para que la fabricación se haga en España.
P. ¿Cuánto capital han captado?
R. Estamos haciendo un seguimiento con mayor profundidad de las operaciones que no centran su actividad en salud por el interés que estamos viendo en los últimos años. En 2021, Biorizon Biotech, dedicada a la innovación en el área de la agricultura, logró 10 millones; MOA Foodtech y ADL Biopharma, que producen alimentos a partir de subproductos, levantaron 1,4 millones y 12 millones, respectivamente. La última, ADL, incluso cuenta con una planta piloto de fermentación. Cocoon Biosciences, con una plataforma para producir proteínas y enzimas bioactivas, obtuvo 15 millones en 2023 y 2,5 millones en 2022, y Cocuus, 2,5 millones hace dos años.
P. ¿Está preparada la sociedad española para consumidor este tipo de alimentos a partir de insectos?
R. Desde el punto de vista organoléptico, las cualidades de estos alimentos cada vez son más similares. Cuando probamos el chuletón de Cocuus, la chistorra o el atún en lata, es curioso, pero la textura, el sabor, cada vez son más parecidos. Es necesario irnos preparando porque es posible comer alimentos muy bajos en grasa y, sobre todo, hacer que la alimentación sea sostenible ante todo el crecimiento de la población que viene.
Hemos tenido récord de inversión en I+D en 2023 en España, 22.400 millones, un 16% más, pero no están aún los deberes hechos
P. ¿Ha mejorado el gasto en I+D?
R. Hemos tenido récord histórico en inversión en I+D en España: 22.400 millones en 2023, un 15,8% respecto al año anterior; es el noveno año consecutivo de incremento, lo cual es muy positivo y supera el nivel prepandemia. Sigue siendo un reto, no están los deberes hechos, pero la inversión privada (12.679) y la pública (9.701 millones) crecen juntas un 16%.
P. ¿Se logrará la meta del 2,12% fijado en la estrategia de ciencia?
R. Estamos en una buena tendencia, en el 1,49%, pero hay que mantenerlo de forma sostenida los próximos cuatro años si queremos alcanzar ese objetivo y que el país mejore su posición en innovación y no solo en ciencia.
P. En cuanto al apoyo público a través de ayudas y no de créditos, ¿hay avances?
R. Estamos empezando a ver cambios. El CDTI impulsa instrumentos de coninversión en empresas como Invierte, pero en subvenciones tenemos aún un área de mejora. También en ejecución (en 2023 se presupuestó un volumen record de 20.305 millones, pero solo se empleó el 54,8%, un 3,9% menos que el año anterior).
El CDTI ya impulsa instrumentos de coinversión en empresas, pero en subvenciones tenemos un área de mejora
P. ¿Qué medidas plantea?
R. Necesitamos instrumentos de financiación en forma de subvención para industrializar y construir plantas de fabricación; fondos de inversión nacionales que apoyen el escalado de las compañías; instrumentos que faciliten el acceso a los merados de capital y de coinversión de capital de la Administración con fondos españoles o incluso internacionales si queremos atraer inversión a España.
P. El Gobierno acaba de aprobar la estrategia farmacéutica nacional, ¿responde a sus demandas?
R. Valoramos como positivo la estrategia, es un paso adelante y ayuda a las pymes. Pero también pedimos el refuerzo de la oficina de apoyo a la innovación de la agencia española del medicamento. Sería muy deseable que fuera un punto de contacto para los fabricantes de productos diagnósticos y dispositivos médicos donde se prioricen los desarrollos nacionales y se entienda bien el mapa regulatorio. Esta reivindicación, el acceso al mercado del diagnóstico, no solo del medicamento, no fue incluida.
P. ¿Cómo ayudan a las empresas a competir en un mundo globalizado con Estados Unidos y China en cabeza?
R. Estamos muy centrados en ayudar a las compañías españolas a abordar el mercado americano. Acabamos de estar con un grupo de bioempresas de la mano de ICEX en Boston y volvemos en febrero; queremos crear una red de expertos en EE UU, de consejeros delegados españoles que ya estén allí para que ayuden a las empresas más jóvenes a ir [a este país], también en la regulación y la innovación. Asebio quiere consolidar un ecosistema biotech que ayude a las empresas a crecer más rápido para tener compañías más grandes. Hemos estado trabajando en estos 25 años en construir el ecosistema, pero hay que terminar de consolidarlo con la atracción de fondos de fuera y el acceso a la financiación. Pasa por sostener a la ciencia básica de alto nivel que ya se hace y que es la base de la industria y que, además, esa ciencia es el mejor escudo para lo que venga. Tenemos que conseguir acelerar que lleguen al mercado todas esas soluciones disruptivas en salud, alimentación y agricultura. El diferencial del sector es que la biotecnología tiene el poder de preparar al país frente a futuras pandemias o frente a cualquier reto futuro que pueda venir.
P. Y fuera, ¿cómo se valora a la comunidad biotecnológica española?
R. El nivel científico es muy alto. El número de publicaciones en revistas de alto impacto es muy diferencial. España ocupa la novena posición mundial en producción científica de biotecnología y ha triplicado las publicaciones en los últimos 25 años. Somos unos de los principales países generadores de conocimiento; hay que conseguir transferir la tecnología al mercado, pero para un inversor, por supuesto español, pero también internacional, hay un atractivo muy claro en la ciencia que hacemos aquí, también las valoraciones de nuestras compañías son muy atractivas.