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Turismo por Navarra: un recorrido ‘slow’ al servicio de un paisaje mutante

Desde las cumbres de los Pirineos hasta las Bardenas Reales. un viaje en tres rutas sobre ruedas

Valle de Belagua y Reserva Natural de Larra.  Javier Campos.
Vistas desde Lakartxela.Javier Campos

Olvidemos la autopista, pues la carretera secundaria es la auténtica soberana en el “Reyno”, solo al servicio de su paisaje mutante, que marca la cadencia en esta ruta. O más bien en estas tres, las que nos guían desde las cumbres de los Pirineos hasta la cuenca del Ebro como nos guía el Camino de Santiago por este tesoro medieval diseminado en pueblos y villas que rinden homenaje al gótico y al barroco. Bosques que son selvas, llanuras que son desiertos y valles que aguardan al viajero con su esplendor otoñal tardío mientras las nieves empiezan a aferrarse a las montañas.

Balance

En cifras, Navarra ha registrado un aumento del 11% de visitantes en septiembre en relación al pasado año, superando incluso los niveles pre-Covid. En concreto, 221.243 personas han viajado a la comunidad foral en dicho mes, según el último informe de coyuntura turística. Tranquilo, silencioso, slow, como se dice ahora… O como prefieran. Este es un viaje para redescubrir Navarra esta temporada y tres carreteras para hacerlo sobre ruedas.

Consulte aquí el pdf completo del Extra Navarra 23

‘Roadtrip’ pirenaico

Partiremos en la ruta transpirenaica desde Bera de Bidasoa, un elegante pueblo de aire barroco que domina el valle de Bortziriak para continuar por la carretera N-121-A y por un laberinto boscoso hasta llegar a Etxalar. Casas tradicionales de tejado rojizo, fachadas blancas y balcones de madera, o la postal navarra que todos esperaríamos. La NA-44 cruza la frontera con Francia en un periplo dominado por la bruma que se despliega desde los valles hasta entrar en las cuevas donde se guardan leyendas de aquelarres. Hemos llegado a Zugarramurdi. Es imprescindible la visita al Museo de las Brujas antes de partir hacia Urdax, siguiendo el valle de Baztán.

La comunidad foral ha registrado un alza del 11% de visitantes en el mes de septiembre en relación al pasado año

Elizondo es la siguiente parada, considerada la capital del valle y venerada por su cuidado entramado urbano de estirpe señorial y orden barroco. Entre sus palacios y edificios blasonados destaca el Arizkunenea (siglo XVIII) y la Casa Consistorial (siglo XVII). Nos separan 62 km en ascenso hasta llegar a Roncesvalles, primera etapa del Camino de Santiago en territorio español e importante núcleo religioso, donde los vascones derrotaron a las tropas de Carlomagno en 779. Entramos ahora en los dominios de la selva de Irati, el segundo mayor hayedo de Europa, que salpica con su verdor musgoso pueblos como Orbaiceta o Ochagavía, de calles empedradas y arquitectura de sillería. Isaba marca el final de nuestro roadtrip pirenaico, que se yergue a la sombra de la Mesa de los Tres Reyes (2.442 m), el techo de Navarra.

Pamplona y joyas medievales

Más allá del chupinazo, de los encierros y las noches desenfrenadas, Pamplona merece (al menos) un paseo por su casco antiguo repleto de edificios históricos, museos, templos religiosos y también gastronómicos, situados cerca de la plaza del Castillo. La capital navarra da paso a su territorio meridional, que se guarda infinitas joyas y dos recorridos por carretera para buscarlas.

Bares y pinchos.
Bares y pinchos.Francis Vaquero

Uno de ellos discurre rumbo suroeste hacia la localidad de Viana. Este viaje sigue los trazos de la ruta jacobea para coleccionar postales caballerescas como la de Puente la Reina, entre santuarios, ermitas e iglesias como la de Santa María de Eunate; la de Estella-Lizarra, “la villa medieval más bonita de Navarra”, o la de Los Arcos. La NA-110 vertebra esta travesía donde es obligado desviarse hacia el Señorío de Otazu. Sus preciados vinos cuentan con DOP Pago y su complejo enológico, con un palacio (siglo XVI), una torre e iglesia románica, además de una antigua bodega, reconvertida en museo del vino y espacio de arte.

Tierra de castillos y Bardenas

Rumbo sur, avanzamos ahora hacia el territorio más desolado, áspero y peculiar de Navarra. La carretera N-121 se despliega por esta tierra de castillos, entre campos de trigo y cebada, donde aparecen atalayas naturales que protegen ciudadelas como la de Tafalla e imponentes bastiones como el Palacio Real de Olite. Esta localidad de origen romano sobresale por su gran patrimonio arquitectónico y cultural, como la iglesia de Santa María la Real lo hace sobre el resto de construcciones. Otro fortín de imponente semblante en el camino es el de Caparroso, que protege el curso del río Aragón y hace de antesala a las Bardenas Reales, muy cerca de Tudela.

La autocaravana o furgoneta es la mejor aliada para explorar este paisaje cambiante a su propio ritmo

Nos adentramos en esta zona semidesértica (42.500 ha) que se presenta al viajero como un inesperado capricho geológico con formaciones imposibles esculpidas por la erosión en tonos ocres. Antes de perderse en los caminos de este paraje desolador, protegido como Reserva de la Biosfera, conviene pasar por el centro de información y planear el recorrido. ¿Una ruta? La de la Bardena Blanca, de 44 km y trazado circular hasta el corazón del parque.

CamperDays

La mejor forma de explorar el entorno natural y cultural de Navarra es conducir por sus caminos solitarios y pernoctar donde lo estipule el paisaje. Para ello, recurriremos a la autocaravana o furgoneta. El portal CamperDays ofrece todo tipo de casas rodantes, con 27 estaciones en España y 700 en el mundo.

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