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Urbanitae busca abrirse paso en más países de Europa a través de la adquisición de otras empresas

La firma de ‘crowdfunding’, que cumple cinco años, permite que cualquier persona pueda financiar un proyecto profesional de vivienda con participaciones desde los 500 euros

Diego Bestard, fundador y director ejecutivo de Urbanitae, en una foto de la empresa.
Diego Bestard, fundador y director ejecutivo de Urbanitae, en una foto de la empresa.
Luis Enrique Velasco

Las recaudaciones de Urbanitae, la plataforma de financiación participativa para el sector inmobiliario, han cosechado éxitos más allá de España. El año pasado, la firma de crowdfunding inició sus operaciones en Francia y Portugal, para que usuarios que operan desde España -y en estos dos países- puedan apostar por proyectos inmobiliarios dentro y fuera de su territorio. La firma revela que en Portugal el primer proyecto levantó 1 millón de euros en menos de 20 segundos desde que fue colgado en internet y que, pocos días después, la compañía logró que 1.283 pequeños y medianos inversores reunieran 5 millones de euros para la construcción de un complejo de 96 departamentos turísticos en Oporto. Esta es la máxima cantidad que la ley establece para los modelos de inversión colaborativa en el país luso.

En su expansión por Francia, de la que aún no hay datos, el fundador y director ejecutivo de la compañía, Diego Bestard, no descarta adquirir pequeñas empresas o firmar alianzas para penetrar en un mercado más consolidado que el portugués. Bestard destaca el mercado galo va dos o tres años por delante, con un promedio de 1.500 millones de euros reunidos por año, mientras que el español apenas alcanzó 200 millones el año pasado, de los cuales 130 fueron captados por Urbanitae.

El sector en Italia, donde la empresa empezó a operar a principios de abril, se encuentra en el extremo opuesto del tablero, con tan solo 30 millones de euros reunidos en un año. Bestard tiene planes para la expansión en ambos polos. “En Francia planeamos avanzar comprando pequeñas plataformas y apalancarnos en el know-how para entrar con mucha fuerza”, destaca este empresario madrileño. Mientras, en Italia ve espacio suficiente para liderar el sector, como ya está pasando en España.

Urbanitae permite que pequeños y medianos inversores puedan destinar desde 500 euros a proyectos de cierto tamaño - no comprar solo un piso- y que antes estaban solo al  alcance de profesionales y grandes inversores. La firma, fundada hace cinco años, ha respaldado más de 137 proyectos hasta la fecha por un volumen total que supera los 267 millones, abarcando la construcción de 1.700 viviendas. Aunque también tienen participación en el segmento de oficinas, así como activos comerciales en alquiler.

En 2023, la empresa logró representar cerca del 60% de las operaciones de financiación colaborativa del mercado español (casi 130 millonede cierto tamaño - no comprar solo un piso- y que antes estaban solo al  alcance de profesionales y grandes inversoress de euros), mientras que la empresa más pequeña apenas levantó 20 millones. La compañía espera que con la bajada de tipos de interés prevista por los bancos centrales para a partir de verano se moderen los precios de las viviendas y esto empuje la demanda inmobiliaria, que representa el 80% de operaciones para la firma.

Trabajadores de la construcción levantan un edificio en Bilbao.
Trabajadores de la construcción levantan un edificio en Bilbao.Luis Tejido (EFE)

Este tipo de ejecuciones se ha convertido en una alternativa cada vez más atractiva para la financiación inmobiliaria a nivel europeo, aunque aún avanzan lentamente en la península. Bestard explica que mientras en España —“un país altamente bancarizado”—, apenas el 20% de la financiación llega de fuentes alternativas como el crowdfunding, en otros países como Alemania alcanza el 40%, y en Reino Unido hasta un 60%. Este directivo explica que en España la financiación más tradicional, la bancaria, está en retroceso ante la desaparición paulatina de entidades y la precaución que ahora tienen estas para capitalizar proyectos destinados a la compra del suelo o la construcción, una cautela que destapó el bum del ladrillo del año 2008.

La empresa también aclara que el 65% de las operaciones de la plataforma se articulan bajo el formato de equity, donde los inversores se convierten en accionistas de la sociedad y empiezan a recibir los beneficios entre 20 y 30 meses después, con un retorno del 16%. Esta participación cubre normalmente la compra del suelo; un activo al que acceden “cuando la licencia de venta está cerca de ser aprobada” y el costo de construcción del inmueble. Aunque la empresa también funciona como prestamista para las promotoras, cuyo retorno al año y medio ronda el 11%.

Bestard pone sobre la mesa que al sector cada año llegan inversores con perfiles muy variados: “En nuestra base inversora vemos actualmente desde jóvenes de 18 o 19 años que quieren empezar a invertir a personas jubiladas que pretenden destinar parte de su patrimonio a un activo como el ladrillo”. El directivo cree que el sector no tiene un problema de falta de compradores, sino de producción porque no se fabrica suficiente vivienda. Se estima que en España se necesitan cerca de 120.000 viviendas al año. Confía que el crowdfunding se convierta en una vía de escape a este problema de tipo endémico en el país.

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