Un millón y medio de hogares temen perder su casa en los próximos seis meses por no poder pagarla
Casi el 30% de las familias en España padecen exclusión residencial y 6 de cada 10 tienen algún problema de vivienda
Alquileres e hipotecas por las nubes y encarecimiento del coste de vida: el cóctel perfecto para que más personas pierdan su casa. La dificultad de hacer frente al coste de la vivienda en estos días ha llevado a que un millón y medio de familias teman perder su casa en los próximos seis meses por no poder pagarla, según un informe publicado este viernes por la organización sin ánimo de lucro Provivienda. Aunque dos tercios de estos hogares son pobres, hay 472.000 que se encuentran entre el cuarto y sexto decil de ingresos, es decir, que son clase media, lo que demuestra que la escalada incesante de los precios y la pérdida de poder adquisitivo en un contexto inflacionista está ahogando cada vez a más población.
La investigación del organismo, subvencionada por el Ministerio de Derechos Sociales, concluye que los problemas de asequibilidad de la vivienda están llevando a la pobreza a más personas. En solo dos años la situación ha ido a peor, pasando del 15% en 2019 al 17,4% en 2021, el porcentaje de los hogares que se queda por debajo del umbral de la pobreza severa relativa tras pagar su casa. En el caso de los hogares pobres, la exclusión alcanza al 74% de la población. Y aunque los más afectados siempre son los de la renta más baja, hay otro dato que revela cómo la llamada clase media se está deslizando hacia el lado más pobre: En 2021, más de 250.000 hogares con ingresos entre el cuarto y sexta decil cayeron en en situación de pobreza severa después del pago de su vivienda.
En total, hay 5.5 millones de hogares en exclusión residencial, esto es el 29,5% de las familias en España. De todas ellas, casi cuatro millones se quedan en situación de pobreza severa relativa después de desembolsar la renta o el pago de su hipoteca. En definitiva, “cada vez son más numerosos los casos en los que, para poder hacer frente a los pagos de la vivienda, se ven obligados a habitar inmuebles en mal estado, hacinarse o cambiar de barrio”, ha lamentado este viernes Elena Martínez, coordinadora de Provivienda, durante la presentación.
Alquiler, los más afectados
Ser dueño o no de la casa en la que se vive condiciona la exclusión residencial. Mientras que el 11,3% de los hogares con hipoteca están en situación de pobreza severa tras pagar la vivienda, la cifra repunta hasta casi el 40% para quienes alquilan. Si solo se considera el sobreesfuerzo económico -es decir, destinar más de un tercio de sus ingresos a este concepto- la diferencia entre propietarios e inquilinos es todavía mayor: un 9% frente a un 47,5%, casi la mitad de toda la gente que renta.
“Este sobreesfuerzo en el pago del alquiler tiene una prevalencia mucho mayor entre los hogares con rentas más bajas, afectando a siete de cada 10 hogares que viven de alquiler”, añade Martínez. Sin embargo, no solo afecta a los más pobres. Los datos corroboran que tres de cada 10 hogares con niveles de ingresos intermedios pagan más de lo recomendado por los organismos especializados. Esta ratio preocupa a las instituciones porque al superarla, aumenta el riesgo de que las familias caigan en el impago y sean desahuciadas.
Los problemas de arrendamiento se agravan por lo que el organismo denomina un “emergente proceso de turistificación”, que ha disparado los precios del alquiler en un contexto en el que la oferta fuera del mercado es ínfima -solo un 2,5% de vivienda social en alquiler comparado con el 9,3% de la media europea- y la demanda no deja de subir - de 2011 a 2021 pasó del 13% al 16%, según datos del censo de población y viviendas, del Instituto Nacional de Estadística-. Territorialmente también hay diferencias significativas. Madrid y Cataluña, junto a Islas Baleas y Canarias, son las regiones donde hay que hacer un mayor esfuerzo para pagar una casa.
Un problema generalizado
El informe presentado este viernes revela que seis de cada 10 familias tienen algún problema de vivienda relacionado con la asequibilidad, la habitabilidad, el entorno o la inseguridad. Es un resultado mucho mayor que el que arroja la encuesta de condiciones de vida del INE, que lo cifra en un 42,7%.
En la mayoría de los casos (20,6%) el problema es de dinero, pues se quedan por debajo del umbral de pobreza extrema -que es de 561 euros para un hogar unipersonal o de 364 euros por persona para una familia de dos adultos y dos niños- tras pagar la vivienda. Sin embargo, hay un 5% de hogares que tienen dificultades de habitabilidad. Esto es, que se enfrentan a tres de los siguientes escenarios de manera simultánea: falta de baño propio, temperaturas inadecuadas, humedades, hacinamiento, plagas, falta de luz o accesibilidad.
Otro 8% de los hogares tiene problemas de entorno, lo que incluye demasiado ruido, contaminación, vandalismo de la zona, o ausencia de servicios básicos (tiendas, bancos, centros deportivos, culturales y sanitarios). Y hay un 4% que se enfrenta a situaciones de inseguridad. Entre las posibilidades está alquilar sin contrato, la violencia de género y mudarse más de una vez en los últimos cinco años por no poder pagar la renta o por haber sido desahuciado. Estos porcentajes agrupan a los más de cinco millones de hogares que están en exclusión residencial.
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