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El fútbol femenino, en huelga: las razones de un paro histórico

Sindicatos y patronal siguen sin lograr un acuerdo respecto al salario mínimo de las jugadoras y volverán a reunirse el próximo martes

Julián Martín
La capitana del Barcelona, Alexia Putellas, levanta la copa de campeonas de Liga F 22-23.
La capitana del Barcelona, Alexia Putellas, levanta la copa de campeonas de Liga F 22-23.Toni Albir (EFE)

La máxima categoría del fútbol femenino parará este fin de semana. Las jugadoras de los 16 equipos que componen la Liga F no participarán en los 8 encuentros previstos para la jornada inaugural que hubiese comenzado ayer, apenas 20 días después de que la selección española se proclamase campeona del mundo. El punto del convenio que trae a vueltas a patronal y sindicatos (Futpro, AFE, Futbolistas ON, CCOO y UGT) es el del salario mínimo. El próximo martes, ambos agentes se reunirán para evitar el paro convocado también para la segunda jornada.

El convenio colectivo vigente sitúa el salario mínimo en 16.000 euros anuales —poco más de los 1.080 euros mensuales que supone el Salario Mínimo Interprofesional— y una parcialidad del 75%. Esta cifra choca con los 186.000 euros que, como mínimo, percibirán esta temporada los futbolistas que militan en la Primera División del fútbol profesional español.

La Liga F ofreció al principio un incremento de un 40% del salario mínimo en tres años y un aumento para este año de 2.000 euros, además de mejorar las condiciones laborales. Así, las futbolistas pasarían de los 18.000 euros previstos para este año a los 25.000 en 2026. Tras la negativa de los sindicatos, la patronal ofreció 20.000 euros al año de salario mínimo con el mismo aumento a tres años vista.

Para los representantes sindicales, esa cifra seguía alejada de sus pretensiones. En primera instancia, las jugadoras querían alcanzar los 25.000, aunque en esta última reunión habían bajado a 23.000 euros anuales con tres años de subidas progresivas hasta los 30.000 euros. Estas cantidades son “inviables” para una patronal que afirma que pueden suponer “el colapso económico de la competición y, por tanto, el fracaso del fútbol profesional femenino”.

La Liga F calificaba a los sindicatos en un comunicado emitido el pasado miércoles de “irresponsables”: “La falta de talante y altura de miras de los sindicatos abocan a clubes y las jugadoras a una huelga que perjudica de manera muy grave la imagen el fútbol femenino español”.

Futpro, uno de los sindicatos participantes en la negociación recuerda el reciente éxito de la selección española en el Mundial celebrado este verano en Australia y Nueva Zelanda: “La Liga F es una de las mejores ligas del mundo a nivel de talento, donde juega la mayor parte de las actuales campeonas del mundo, por lo que el salario de sus protagonistas debe ir acorde a ello. Si esto no ocurre perderemos ese talento a favor de ligas extranjeras que sí les aportan condiciones laborables dignas”.

Los sindicatos inciden en que, dado el momento de expansión que vive este deporte en España, es clave defender los derechos laborales de las futbolistas y tener el compromiso de que desde las instituciones que componen esta industria se apueste por su desarrollo y el bienestar de las deportistas.

La Liga F en cifras

Desde la profesionalización de la liga en la temporada 21-22, la competición ha centrado las miradas. En ese primer curso liguero los equipos cerraron en rojo: la por aquel entonces Primera Iberdrola, ingresó 18,1 millones de euros frente a los 38,1 que registraron en pérdidas, es decir, un saldo negativo de 20 millones de euros.

Según el Balance de la situación del Fútbol Femenino 2021-2022 presentado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), la principal fuente de ingresos para los clubes fueron los acuerdos de patrocinio y comercialización, que supusieron 39,5% de los ingresos totales de los clubes vino de los acuerdos de patrocinio y comercialización. La taquilla y los derechos de televisión representaron el 34 %.

Un solo club, el FC Barcelona, concentró aquella temporada el 46% de los ingresos ordinarios totales de la competición. En lo que se refiere a ingresos televisivos y de publicidad, el Barça acumuló el 60,8% y el 56,9% respectivamente sobre los ingresos ordinarios del resto de clubes.

La temporada 22-23 ha supuesto un paso adelante. Los patrocinios aumentaron un 11,3% frente a la temporada pasada. Hay un total de 168 acuerdos de 141 marcas, según datos de Strock Consulting, que se suman a una subida del consumo de este deporte por medios audiovisuales en 6,1 puntos, como refleja la Encuesta de Hábitos Deportivos 2022 realizada por el CSD.

La brecha salarial entre jugadores y jugadoras

El Mundial de Fútbol Femenino celebrado este verano en Australia y Nueva Zelanda ha sido el último ejemplo de la gran diferencia que existe en los salarios percibidos por hombres y mujeres.

La selección española consiguió al hacerse con el trofeo en Sídney casi cuatro millones de euros para la federación y 248.000 para cada campeona, el triple de lo que ganó la selección de Estados Unidos en el Mundial de 2019.

Aún y con todo, la cifra sigue lejos de los números del Mundial de Qatar, en el que la federación argentina se embolsó 38,5 millones de euros y sus jugadores, 340.000.  

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, declaró recientemente que el objetivo de la organización es igualar los premios para el Mundial masculino de 2026 y el femenino de 2027. El máximo ente del fútbol está marcando el camino hacia la equiparación, pero el principal obstáculo que presentan clubes y federaciones el de los ingresos de sus equipos.

El dinero que llega al fútbol masculino no es el mismo que el femenino. En la comparación directa entre ligas, la Liga F cuenta con unos ingresos para este año de 99 millones de euros —según la presidenta, Beatriz Álvarez, a repartir en varias temporadas— frente a los 33.000 millones de euros que ingresó LaLiga en la temporada 22-23.

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Sobre la firma

Julián Martín
Redactor de Cinco Días. Antes pasó por varias emisoras de la Cadena Ser y colaboró con diarios de la provincia de Huelva. Graduado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster en Periodismo UAM - EL PAÍS.

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