El acercamiento económico entre las autonomías pobres y las ricas lleva estancado desde 2008, afirma el Banco de España
La diferencia entre las regiones pobres y ricas ha pasado de acortarse un 11% entre el 2000 y el 2010 a un 2% la década siguiente
La economía española ha cambiado mucho desde los años 80, sobre todo gracias a la equiparación de las regiones agrarias y las industrializadas. Esa reducción de las divergencias pisó el freno en 2008 y, según indica un informe publicado este martes por el Banco de España, lleva estancada desde entonces.
La institución apunta a que la productividad en las regiones más pobres ha dejado de crecer con tanta intensidad como lo venía haciendo hasta ese momento, lo que ha empeorado la tasa de acercamiento entre las autonomías ricas y las pobres. Por otro lado, el envejecimiento de la población, más acusado en las regiones más avanzadas económicamente, está siendo un factor positivo para la convergencia, aunque explican que estos efectos han comenzado a notarse recientemente.
Atendiendo a los datos disponibles del PIB per cápita de las autonomías a precios corrientes de Funcas, en efecto, la diferencia entre las cuatro autonomías más pobres (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Galicia) y las más ricas (País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña) se ha frenado. Entre el año 2000 y el 2010 la diferencia se acortó casi un 11%. Sin embargo, 13 años después esa reducción se habría limitado a algo más del 2%.
La crisis de 2008 paró el proceso de convergencia, pero no todas las crisis lo han hecho. Desde el Banco de España indican que, por ejemplo, tras la recesión del año 1992, “apenas se produjo un incremento de la dispersión entre las regiones”. El crecimiento del PIB, sin embargo, no ha descendido, los economistas de la institución indican que son las regiones más pobres las que presentan “un mayor crecimiento acumulado”.
La causa de la desaceleración de la convergencia se debe a dos factores. Por un lado, el progreso tecnológico, las mejoras en la organización empresarial o los incrementos de capital humano, entre otros, han dejado de crecer con tanta intensidad en las regiones pobres. Del mismo modo, la acumulación de capital físico se ha venido frenando desde entonces en estos mismos lugares.
En cuanto al factor demográfico, presenta un efecto nulo, ya que aunque hasta 1992 la migración desde las zonas rurales hacia las urbanas impulsó la economía de estas, contribuyendo a la divergencia entre comunidades autónomas. A partir de esa fecha, los primeros migrantes empezaron a jubilarse, envejeciendo la población de las regiones ricas y lastrando su economía, que tendió a converger con las pobres.
Los datos del PIB regional del INE ofrecen una radiografía de la España pre y poscrisis. De 2000 a 2008, la renta per cápita dio un gran acelerón desde los 15.935 euros hasta los 24.275, un alza del 52%. Pero tras la quiebra de Lehman Brothers, la subida fue muchísimo más modesta: en 2021 alcanzó los 25.498 euros, tan solo un 5,04% más que una década atrás. Comunidades como Andalucía aprovecharon los años del boom para mejorar su posición respecto a la media española, pero descendieron tras la burbuja.
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