Los atajos de los fondos españoles para invertir en criptos pese a las limitaciones legales
De forma incipiente, algunos vehículos ya tienen exposición a bitcoin y Ethereum, aunque no pueden comprarlos directamente
Las criptomonedas ya están aquí. De forma silenciosa y por la puerta de atrás, varios fondos españoles han empezado a invertir en bitcoin y Ethereum, aun cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se ha mostrado muy recelosa respecto a este tipo de activos digitales. Vehículos como el Opportunity, de Andbank, o el fondo Oricalco, de Creand, tienen parte de su cartera en esta nueva categoría de activos de inversión. Se trata de fondos pequeños, pero la tendencia parece que va a más.
Hasta hace unos años, los criptoactivos eran un anatema para el sector de la gestión de instituciones de inversión colectiva. Pero poco a poco se ha ido cumpliendo lo que el politólogo estadounidense Josep Overton teorizó en su famoso discurso de la ventana. Este postulado apunta a que algunas ideas, que en un principio se consideran “impensables”, en cuanto se abre una grieta de reflexión sobre ellas pasan a ser solo “radicales”. A medida que se extiende el debate empiezan a ser “aceptables”, para acabar siendo “sensatas” e incluso “populares”. En el caso del bitcoin y los fondos, la teoría de la ventana de Overton se está cumpliendo punto por punto.
Antes de la pandemia, en 2019, la posibilidad de que un fondo convencional invirtiera en criptomonedas era una idea descabellada. Los fondos basan su prestigio en tener unas carteras de acciones, bonos o derivados financieros que ofrecen una diversificación y una certidumbre a sus partícipes. Algo poco compatible con la volatilidad de los activos digitales y lo inasible de sus fundamentales. Aún así, la brecha se fue abriendo. Sobre todo cuando grandes gigantes de la inversión, como BlackRock o Fidelity, solicitaron al supervisor de los mercados financieros de EE UU, la SEC, el registro de vehículos de inversión que replicaran la evolución de algunos de los criptoactivos más famosos, como el bitcoin. La luz verde llegó en enero, y lo ha cambiado todo.
Paso a paso, esa idea impensable empezó a avanzar. Hace tres años, cuando un directivo de una importante gestora española habló en público de que habían pensado en “cómo podríamos acceder a este tipo de activos”, se montó un importante revuelo porque era una idea algo radical. Overton, sonreía desde su tumba.
El gran problema de la inversión en criptoactivos es que no está nada claro qué bien real respalda ese desembolso de capital. Qué se adquiere al comprar un activo digital. Desde Inverco, la asociación de las gestoras de fondos, reconocen que llegó a haber un grupo de trabajo sobre el tema, pero detectaron poco interés. “Al final, el gestor se pregunta en qué está invirtiendo, a qué tipo de activos está destinando el dinero que le han confiado sus partícipes, y no lo ve claro, porque detrás de este mundo hay mucho humo”. De hecho, las estafas están a la orden del día.
La CNMV también quiere evitar que los clientes minoristas se acerquen lo máximo posible de las criptomonedas, porque conllevan un riesgo excesivo y cierta inseguridad jurídica. De hecho, estos vehículos siguen sin poder adquirir directamente bitcoins o Ethereums. Pero al haberse aprobado ya la creación de fondos cotizados (ETF) que replican la evolución de estos activos, algunos asesores de fondos han visto la oportunidad de acceder al mundo por esta vía. Eso sí, el supervisor está exigiendo que se invierta a través de productos cotizados (ETP, en la jerga) que cumplan con el estándar europeo (llamado en la jerga, Ucits), y que el conjunto de la exposición no supere el 10%. En Europa ya hay más de estos ETP que replican la evolución de uno o varios criptoactivos.
La vanguardia de los fondos de inversión libre
Varias gestoras españolas, viendo el creciente interés del público por los criptoactivos, han dedicidido utilizar los fondos de inversión libre para crear vehículos especializados. Estos productos, conocidos como hedge funds en la jerga, tiene una normativa mucho más flexible que los fondos convencionales a la hora de decidir qué tipo de activos comprar, en qué proporción y con qué estrategia. Pueden concentrar toda su cartera en solo un puñado de valores, utilizar todo tipo de derivados financieros o apalancarse para amplificar las beneficios, o las pérdidas.
Estas características han hecho que estos vehículos estén reservados a inversores profesionales o a inversores minoristas cualificados, con desembolsos mínimos de más de 100.000 euros.
A&G Fondos lanzó, a finales del año pasado, el Criptomonedas FIL que tiene entre un 50% y 100% de exposición a criptos exclusivamente a través de instrumentos financieros. También Renta 4 ha lanzado este año el producto Renta 4 Cripto FIL, que invertirá en un 90% en divisas digitales y con un mínimo de entrada de 30.000 euros.
Además, proyectos como Protein Capital, dirigido por el español Alberto Gordo, registró en Luxemburgo hace cuatro años el primer hedge fund español especialziado en criptomonedas.
Javier Caballero, asesor del fondo Opportunity, de Andbank, es uno de ellos. “Yo era completamente ateo respecto a las criptomonedas, pero ahora soy un ferviente creyente”, explica. La primera forma para acceder a esta temática de inversión es comprar acciones de compañías cotizadas que se dedican a este negocio, como Coinbase (una plataforma de compraventa de criptoactivos) o Cleanspark (que tiene 12 centros de datos plagados de ordenadores que se dedican a minar bitcóins).
Un paso más se dio en 2020. La empresa cotizada MicroStrategy decidió invertir su remanente de caja en bitcoins. Así lleva cuatro años, adquiriendo este activo sin parar. Hoy, casi el 80% de su valor bursátil se corresponde con sus inversiones en bitcoins. Al ser una compañía que está en la Bolsa de Estados Unidos, algunos fondos españoles, empezaron a invertir en ella para tener un posicionamiento indirecto en criptomonedas, como fue el caso de Numantia Patrimonio, de Renta 4. Su asesor, Emérito Quintana, explicaba entonces que “creemos que es una buena protección, un seguro en forma de oro digital, una semilla para el futuro”.
El vuelco total se produjo en enero, cuando la SEC finalmente aprobó los primeros fondos cotizados que replican la evolución de activos digitales. La entrada de dinero ha sido formidable y se espera que el conjunto de vehículos terminen 2024 acumulando un volumen conjunto por encima de los 35.000 millones de dólares (31.500 millones de euros). En Europa ya había algunos productos cotizados de este estilo, pero el marchamo de calidad ha venido con su aprobación en Estados Unidos.
Úrsula García Giménez, cofundadora y socia del despacho de abogados finReg360 —especializado en regulación financiera—, reconoce que la CNMV sigue siendo muy recelosa sobre la inversión en este universo de activos: “El supervisor considera que, aunque ya haya fondos y productos cotizados que replican la evolución de las criptomonedas, no es conveniente que se aprueben fondos específicos, abiertos a minoristas, que se dediquen solo a esto, porque es un activo con un riesgo muy elevado y es difícil de evaluar por un inversor minorista”.
Fuentes de la CNMV aseguran que en caso de que observen que algunos fondos o gestoras lanzan fondos que estén muy orientados a esta temática “se les exigirán procedimientos y controles adicionales para garantizar que la seguridad de los partícipes”. También recuerdan que, en relación a los criptoactivos, “en la CNMV no somos agnósticos, sino que desaconsejamos activamente que inviertan los clientes minoristas”.
A pesar de las reticencias del supervisor, algunos fondos siguen avanzando. Es el caso del fondo Oricalco, que fue el más rentable de España en 2020 (157% de retorno) invirtiendo en compañías vinculadas a la tecnología de cadenas de bloques (blockchain, en inglés) y las criptomonedas. El año siguiente sumó otro 55% para sus partícipes. Ahora, el 14% de su cartera es un ETF que replica la evolución de Ethereum, aunque tendrá que irlo reduciendo para cumplir con la normativa. Otro 14% son acciones de MicroStragey, que también han pasado el límite por la fuerte revalorización. En los últimos 12 meses el fondo ha rentado un 50%.
¿Y cuál es el último paso de la ventana de Overton? De lo imposible, a lo radical, a lo razonable... hasta llegar a la ley. Podría parecer otro absurdo que los Gobiernos se pusieran a invertir en criptomonedas o permitieran utilizarlas para pagar impuestos. Pero lo cierto es que El Salvador ya lo está haciendo. Ha comprado 2.381 bitcoins, que valen 57 millones de euros y allí ya es moneda cooficial. Estados Unidos, por su parte, posee más de 5.000 millones en bitcoins, aunque en este caso es por incautaciones judiciales. Ahora habrá que ver si venden o holdean.