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OHLA cierra puertas a José Elías: ni vuelta al consejo ni nueva ampliación a su medida

El consejero delegado Tomás Ruiz afirma que hay conversaciones para vender el 50% de Canalejas al socio Mohari y que la desinversión de Ingesan se relanzará a final de año. El grupo vuelve a tantear oportunidades en la edificación residencial

El consejero delegado de OHLA, Tomás Ruiz, antes de la entrevista concedida ayer en su oficina de Madrid.
Javier F. Magariño

La dirección de OHLA revisa en estos días la lista de inversores que han acudido a la ampliación de capital recién ejecutada por un importe de 50 millones, y ya maneja información relevante: los hermanos Amodio mantienen su porcentaje del 21,6%; el también mexicano Andrés Holzer ha defendido su paquete del 8,4%, y se da por descontado que José Elías, hasta ahora segundo accionista con un 10,07%, ha vendido sus derechos y se habrá diluido al 8,5%. “Suponemos que Elías no ha acudido a la ampliación, pero por el momento solo podemos interpretar sus mensajes o los de su entorno, que a veces tienen una relación curiosa con la congruencia”, explica el consejero delegado de la constructora, Tomás Ruiz.

Sobre la tormentosa relación entre el consejo y Elías, el ejecutivo relata en una entrevista realizada ayer en Madrid que “primero dijo que no iría a la ampliación, y parece que no fue, pero ahora parece decir que quiere [acciones] cuando ya no puede”. Elías no ha oficializado la petición de una nueva ampliación de capital, pero habría mantenido algún contacto con el consejo, una vez cerrado el aumento con fuerte sobredemanda, en busca de una oferta de acciones a su medida en la que se excluirían los derechos de suscripción al resto de accionistas: “Eso ya es imposible”, zanja el consejero delegado.

También llegan a OHLA insinuaciones sobre el deseo de Elías de volver al órgano de decisión, que abandonó a finales de marzo en medio de una investigación a un consejero afín, Antonio Almansa, por la venta de acciones en pleno periodo de bloqueo. El caso está bajo investigación de la CNMV. “No deja de sorprenderme que uno de los consejeros que renunció [por José Elías] pida ahora regresar, tal y como he leído en los medios. Pero en el consejo estamos nombrando independientes, el primero de ellos Vicente Rodero, con una trayectoria muy sólida en el sector bancario a través de BBVA, y espero que los dos sillones que quedan por asignar sean ocupados por otros independientes en las próximas semanas”, dice Ruiz. En un consejo con diez puestos, la intención de OHLA es que cinco los ocupen independientes, por cuatro para los dominicales y el sillón del consejero ejecutivo, que es del propio Tomás Ruiz.

No hay nueva oportunidad para Elías, que llegó a pedir la remodelación de todo el consejo para inyectar los 5 millones que le correspondían en la ampliación, exigencia que fue rechazada de plano. El inversor acudirá a la próxima junta de accionistas fuera del órgano de decisión, pero aún con el papel de segundo accionista. De querer reforzarse para exigir su reingreso, deberá hacerlo comprando en el mercado (OHLA cerró ayer a 0,33 euros) y no a los 0,26 euros por título a que se ha colocado esta última ampliación de capital.

Más allá del público enfrentamiento entre los Amodio y Elías, Tomás Ruiz, hombre de la máxima confianza de los primeros, apuntala un mensaje positivo tras la ampliación de capital. “Lo más importante es la muestra de confianza de los accionistas, lo que se debe a que la compañía viene siendo predecible, diciendo lo que hace y haciendo lo que dice”.

Nueva estrategia

Este miércoles se cumplen cinco años de la entrada de Luis y Mauricio Amodio como primeros accionistas en lugar del empresario Juan Miguel Villar Mir. La inversión de los mexicanos en este periodo se aproxima a los 150 millones; la acción cotiza por debajo de sus primeras aportaciones, y no hay rastro de dividendos. La empresa, comenta Tomás Ruiz, se ha centrado en un profundo saneamiento por el que se ha logrado “más que duplicar el ebitda en los cinco años, pasando de 68 a 152 millones; las ventas han crecido más del 10% anual y hoy están en el rango de los 4.200 millones, y hemos pagado 550 millones de deuda en un contexto de crisis”.

A partir de este punto, el nuevo plan estratégico 2025-2029 busca mejores márgenes, mayor actividad en EE UU, un empuje a la división de concesiones, la rebaja del endeudamiento y, quizás, la vuelta de los dividendos. Los Amodio y demás accionistas, según Tomás Ruiz, tienen la mirada puesta en la revalorización de la acción, mientras que los dividendos dependen de que se amortice deuda y se cumplan los términos pactados con los bonistas en la reciente refinanciación. La primera ventana para reducir la deuda en bonos o refinanciarla llega a mediados de 2026. Para entonces se debe haber desinvertido en el desarrollo comercial y hotelero de Canalejas e incluso en la filial de servicios Ingesan.

“Hemos rebajado el múltiplo de deuda frente al ebitda de 11 veces a 2,2. Quizás sigue algo alto para una constructora, por lo que el objetivo es bajar de un múltiplo de 1,5”, avanza Ruiz. La dirección está en conversaciones con su socio a partes iguales en Canalejas, Mohari, con la intención de traspasarle el 50%, que OHLA valora en 160 millones en libros. “Creemos que es posible llegar a un acuerdo porque este año se abre la ventana de la refinanciación del proyecto al vencer la deuda del activo, de 145 millones, en diciembre”. Aún queda mucho por negociar, especialmente en lo que toca al precio.

En cuanto a la filial de servicios Ingesan, OHLA llegó a tener una oferta no vinculante de Serveo cercana a los 100 millones, pero se desinfló más de un 50% al hacerse vinculante. Una vez rechazada esa propuesta, OHLA está reestructurando Ingesan antes de reiniciar el proceso de venta: “La empresa dio malos resultados en 2023 y volvió a ofrecerlos en 2024, lo que nos movió a analizarla. El estrechamiento de los márgenes se estaba atribuyendo a las condiciones del mercado de servicios, pero además había un problema de exceso de costes. Estamos redimensionando Ingesan porque tenía una estructura muy pesada”. El relanzamiento de la desinversión en Servicios se prevé para final de año.

El plan estratégico de OHLA prevé un crecimiento promedio anual en ventas del 5% hasta llegar a los 5.000 millones en 2029. También apunta a un salto del ebitda del 15% al 17%, hasta los 300 millones. Ruiz califica de “realistas” los objetivos y afirma que “nos impulsa la percepción de calidad en la ejecución de las obras”. La contratación está creciendo a un ritmo histórico: “En el último mes y medio hemos cerrado contratos en América Latina por 800 millones. El primero de ellos está en Chile y es una carretera para Abertis de 280 millones; el segundo es una concesión de 870 millones en Brasil, de los que corresponden a OHLA 290 millones, y el tercer éxito está en Panamá con un tramo de la carretera Panamericana por 260 millones”. En Estados Unidos, OHLA tiene una cartera récord de 4.000 millones, con proyectos como la I-95 en Florida, cercano a los 1.000 millones de dólares, o la reforma del puerto de Miami, que parte en su primera etapa de diseño y trabajos preliminares con más de 400 millones de dólares.

En los próximos cuatro años OHLA tratará de elevar un 80% sus ventas en EE UU y abordar segmentos de alto valor añadido como son el de la construcción ferroviaria, puertos, la instalación de tendidos eléctricos, plantas de renovables, centros de datos y una mayor participación en los proyectos en concesión, que a su vez alimentan a la constructora con mejores márgenes. Otra novedad es la de un mayor énfasis en la construcción residencial, desde el segmento de la vivienda de alto standing al senior living (alternativa a las residencias) o al turístico. “No haremos proyectos faraónicos como fueron Mayakobá o Canalejas, y no iremos solos sino con socios que pongan parte del capital”, trata de tranquilizar el directivo.

La cotizada está ejecutando un ajuste de costes cifrado en 40 millones. “Nuestra idea es elevar la eficiencia de la compañía a través de una organización más horizontal, evitando una estructura pesada que viene heredada de la anterior OHL”. Además de aligerar el puesto de mando, OHLA está sacando personal de la sede en Torre Emperador, en la Castellana de Madrid, liberando un 60% del espacio que ocupaba en el rascacielos. El nuevo destino está en la zona de Manoteras, también en la capital, con un alquiler más barato. Se intentará no recortar por abajo: “Trataremos de evitar, hasta donde sea posible, la reducción de plantilla”, se compromete el directivo.

Sobre la firma

Javier F. Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.
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