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Las grandes telecos superan la fiebre de los mercados emergentes, cambian de estrategia y vuelven a Europa

Compañías como Telefónica y Vodafone buscan consolidar su posición en países europeos que les permiten conseguir mayor rentabilidad e invertir a largo plazo

Logo de Telefonica en la sede de la compañía en Bogotá.
Pablo González

El sueño de expansión de las grandes operadoras de telecomunicaciones en mercados emergentes parece estar llegando a su fin. Después de dos décadas de inversión en América Latina, África y Europa del Este, los gigantes de las telecomunicaciones europeos, como la española Telefónica o la británica Vodafone, están dando un giro en su estrategia y venden poco a poco sus operaciones en regiones donde se enfrentan a una rentabilidad más baja y a entornos operativos más complejos. Las telecos buscan así consolidar su posición en Europa para poder invertir a largo plazo y conseguir mayor rentabilidad.

A partir de los años 90, las operadoras buscaron expandirse en mercados africanos y latinoamericanos debido al desarrollo económico y la creciente demanda de telecomunicaciones en estos países. Telefónica empezó con la compra de diversas empresas de telecomunicaciones que operaban en América Latina, empezando por Argentina en 1990, Chile y Perú en 1994, y hasta Brasil en 1998 y México en 2000, bajo la marca Movistar. En la misma línea, la francesa Orange inició operaciones en Costa de Marfil en 1996, antes de extender su presencia a 18 países de África y Medio Oriente. Posteriormente, Vodafone compró en 2008 el 70% de Ghana Telecom, una de las principales telecos del país africano.

Sin embargo, según destaca Juan Morlanes, socio especializado en telecomunicaciones de la consultora Ernst & Young, las compañías del sector se enfrentan últimamente a varios desafíos como la “fragmentación del mercado”, las importantes “regulaciones” que limitan la capacidad de las empresas para aumentar sus precios o la aparición de “nuevos players” en el mercado como las grandes tecnológicas que entran en competencia con las telecos. Esta situación hace que las compañías intenten “reducir su exposición al riesgo en mercados más inestables”, adoptando estrategias más conservadoras que les aseguran estabilidad y rentabilidad. Morlanes destaca que en los mercados emergentes, varias telecos se enfrentaron a problemas como la mayor fluctuación de las monedas (que tiene consecuencias importantes sobre sus márgenes) o la llegada de nuevos competidores con precios muy bajos.

Así, el gigante de las telecomunicaciones español, Telefónica ha empezado a reducir gradualmente su exposición a Hispanoamérica, desinvirtiendo en la mayoría de los países del continente. Tras vender activos en varios países de Centroamérica desde 2019 -de El Salvador a Nicaragua, pasando por Guatemala, Panamá y Costa Rica-, este año se deshizo de su filial en Argentina por 1.245 millones de dólares y está en proceso de vender su operación en Colombia al grupo Millicom. En los mercados donde no ha podido desprenderse de la filial, la empresa española ha llegado a acuerdos para vender sus redes de fibra como en Chile, Perú o Brasil. De esta forma, Telefónica intenta obtener mayor retorno y salir de mercados con riesgo de inseguridad jurídica e inestabilidad política.

La británica Vodafone ha seguido este mismo camino, empezando un proceso de reestructuración para reducir su presencia en mercados menos rentables. La compañía vendió en 2019 tanto su participación en Vodafone Nueva Zelanda y también su filial en Malta a la estadounidense Liberty Global. En Hungría, donde Vodafone estuvo presente desde 1999 y durante más de 20 años, vendió su operación a una compañía húngara de telecomunicaciones en 2021. La estrategia de Vodafone no es solo desinvertir en mercados menos rentables sino también consolidarse en Europa. Tras anunciar un acuerdo para fusionarse con la británica Three en 2020 y crear el mayor operador móvil de Reino Unido, las autoridades regulatorias británicas dieron luz verde a la operación en diciembre de 2024. La empresa cree que la fusión ofrecerá mayor cobertura y conexiones de mejor calidad en el país, aunque se teme una mayor concentración y la reducción de la competencia, lo que podría tener implicaciones en los precios.

Para Vanesa González Prieto, socio responsable de telecomunicaciones de PwC, esta tendencia general de las telecos de volver a los mercados europeos es una manera de afrontar la comoditización, el hecho que los servicios que ofrecen las operadoras se han convertido en productos estándar, poco diferenciados y, por lo tanto, menos valorados por los consumidores. Las telecos intentan “involucrarse en operaciones de consolidación o participar en esquemas de compartición de inversiones”, comenta la experta, colaborando en proyectos donde compartan costes y recursos para mejorar su rentabilidad y reducir riesgos.

El caso Orange, una excepción en el sector

En este panorama general, la francesa Orange destaca por su apuesta por el continente africano. A pesar de las dificultades experimentadas en algunos países como la República Democrática del Congo, donde los eventos vinculadas a la toma de la ciudad de Goma por los rebeldes han dañado unas 50 instalaciones del operador en 2023, Orange sigue apostando por el continente africano, donde encuentra una rentabilidad mayor debido a los costes de operación más bajos y una base de clientes en expansión. La teleco tiene un margen operativo más alto en África donde alcanza un 38,8% que 35,9% en Francia, según los últimos resultados financieros de la empresa. La compañía asegura además que invierte 1.200 millones de euros al año para el desarrollo de la infraestructura 4G en el continente y que su división África-Medio Oriente gana 1 millón de clientes al mes.

Lejos de salir de este mercado, Orange sigue fortaleciendo su posición en el continente, como lo demuestra el lanzamiento a finales de 2023 de la aplicación Orange Money que ofrece servicios de comercio en línea, medios y juegos móviles y que acaba de superar la barrera de los 18 millones de usuarios en África. La compañía ha logrado tener una posición diferencial muy difícil de batir por los competidores. Orange está construyendo en Marruecos el centro de datos más grande del país por un importe de 20 millones de euros para prepararse para la Copa Africana de Naciones de fútbol de diciembre de 2025, organizada por el país en colaboración con España y Portugal.

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