MasOrange lanza la refinanciación de 2.000 millones de deuda ante la bajada de tipos
El grupo busca rebajar el coste de su pasivo mientras busca un socio para su red de fibra óptica


MasOrange trata de poner en orden su abultado endeudamiento. La compañía de telecomunicaciones negocia con la banca un macropréstamo de 2.000 millones de euros para rebajar el precio y prolongar el vencimiento del pasivo, que asciende a los 12.000 millones de euros. La idea es aprovechar las recientes bajadas en los tipos de interés y aprovecharse de los buenos resultados presentados, según indican fuentes financieras. Todo ello mientras avanza en la búsqueda de un socio para la sociedad de fibra que ha constituido junto a Vodafone, una operación clave para recortar drásticamente el pasivo del grupo y preparar una posible salida a Bolsa en 2026.
La compañía de telecomunicaciones ya ha contactado a bancos e inversores de deuda. Y ha lanzado la operación al mercado en esta última semana. La compañía ha contratado para ello a tres bancos de inversión que lideran la transacción, BNP Paribas, Goldman Sachs y el japonés Mitsui. En un segundo escalón trabajan también Bank of America, Crédit Agricole, JP Morgan y Santander.
Una vez conformado el ejército de bancos, la compañía trabaja para aligerar su coste de la deuda. Su propósito es sustituir con este macropréstamo dos créditos. Por un lado, el tramo en dólares del pasivo que emitió en 2024 para sufragar la fusión entre MásMóvil y Orange, que expira en 2027. Por el otro, también renegociar una parte de uno de los grandes préstamos en euros con los que asumió esa transacción, por importe de 3.640 millones, que vence en 2031. La idea es agruparlo todo en un mismo préstamo, de 2.000 millones, y llevar todo el vencimiento a 2031.
Además, la compañía se beneficiará de una sustancial rebaja en los tipos de interés. Las conversaciones con los bancos rondan el precio de la deuda en el euríbor más una horquilla entre los 275 y los 300 puntos básicos. El préstamo en dólares paga un cupón del euríbor más el 3,75% y el otro crédito abona un diferencial del 3,5%.
MásMóvil y Orange diseñaron una intrincada estructura de deuda cuando pactaron su fusión en 2022. La operación se sostenía sobre 6.000 millones de euros de pasivo, con los que las partes pactaron pagar un dividendo a los accionistas (la teleco francesa por un lado y, por el otro, los fondos KKR, Cinven y Providence) para equilibrar las divergencias de valoración y de deuda de ambas compañías. También se mantenían los 6.000 millones de pasivo de MásMóvil, con los que los fondos lanzaron una opa para hacerse con su control en 2020 y también con la que después adquirieron Euskaltel. Todo ello elevaba el pasivo de la compañía fusionada por encima de los 12.000 millones.
Sin embargo, la transacción se demoró más de lo previsto, por la autorización por parte de la Comisión Europea. Esto supuso que los créditos aguardasen en el balance de los bancos durante cerca de dos años y que cuando fueran colocados en el mercado a un interés superior al previsto, puesto que el Banco Central Europeo (BCE) había elevado repetidamente el precio del dinero en ese tiempo. Ahora, cuando los tipos de interés han vuelto a bajar, la compañía busca un coste más reducido.
El grupo cuenta con otro movimiento en cartera destinado a reducir su apalancamiento. Ha constituido un sociedad con Vodafone para gestionar la red de fibra conjunta en España de ambas sociedades, con cobertura sobre 12,2 millones de accesos a hogares. Presumen de ser la mayor sociedad de fibra de Europa, que crearon a inicios de año.
La idea de MasOrange es encontrar un inversor para entrar en el capital junto a ellos y a Vodafone España, ahora en manos de Zegona. La idea es que el nuevo inversor asuma una participación del 40%, frente al 50% que controla la fusionada MasOrange y con la firma ahora en manos de Zegona en un 10%. Las estimaciones iniciales pasan por que la transacción tase a toda la empresa de fibra en una horquilla entre los 9.000 y los 10.000 millones de euros, de modo que el inversor elegido inyecte unos 4.000 millones de euros, de los que MasOrange recibirá unos 2.800 millones.
La compañía, de la mano de BNP Paribas como asesor financiero de la transacción, ya cuenta con las primeras muestras de interés, donde figura una larga lista de fondos de inversión, muchos de ellos especializados en infraestructuras. Entre ellos figuran KKR, Apollo, CPPIB, Blackstone, Digital Bridge, Brookfield, GIC, GIP o CDPQ, tal y como publicó este periódico. Los dos socios, tanto MasOrange como Vodafone, prevén utilizar los fondos recabados, que se podrían incrementar con el pago de un dividendo extraordinario con cargo a la deuda de la joint venture, para recortar su pasivo financiero. Según afirmó la propia MasOrange en su reciente presentación de resultados anuales, su objetivo es dejar el endeudamiento en 2,75 veces ebitda (beneficio bruto de explotación) una vez ejecute esta operación.
Además de BNP Paribas, trabaja también en la transacción Perella Weinberg, una boutique de inversión especializada en operaciones del sector de las telecomunicaciones y el ámbito digital. Además, UBS es el banco con el que está trabajando Zegona, dueña de Vodafone en España. Por último, las fuentes consultadas señalan que Lazard ha trabajado en el inicio de este proceso para Orange Francia, propietaria del 50% de MasOrange.
El mercado otea estos movimientos. Orange y MásMóvil pactaron una ventana de salida para los fondos en 2026, que incluía una posible salida a Bolsa o la compra total por la compañía gala. Tanto es así que la empresa figura en la lista de posibles salidas a Bolsa con las que juegan los asesores financieros de cara al año que viene. Rebajar el pasivo de la compañía y el coste serán elementos que el mercado observará para preparar a la compañía de cara a un estreno bursátil.
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