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El Gobierno se mantendrá alerta por la falta de capacidad de Talgo tras facilitar el control a Sidenor

Las esperadas opas de la polaca PFR y la india Jupiter son frenadas por el Ejecutivo, que pide que se mantengan a la espera ante la necesidad de futuras alianzas o una integración

Una fábrica de montaje de Talgo
Un tren Talgo en la fabrica de montaje de la localidad alavesa de Rivabellosa.Adrián Ruiz de Hierro (EFE)
Javier F. Magariño

El fondo de inversión Trilantic espera este viernes ofertas por su paquete de primer accionista en Talgo, con el 29,9% del capital. Y el consorcio vasco que lidera el empresario José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, se perfilaba ya en la jornada de ayer como único pretendiente con posibilidades de éxito. Han tenido efecto represivo, frente a las esperadas propuestas extranjeras, los continuos mensajes de los gobiernos central y vasco sobre su total respaldo a Jainaga para la toma del timón del fabricante de trenes. También fue nítida la advertencia de que se protegerá a esta empresa considerada estratégica ante cualquier acercamiento foráneo.

Con el viento en contra, el fondo estatal polaco PFR y el fabricante indio Jupiter Wagons bajaron ayer los brazos y en su entorno se descartaba el desafío a La Moncloa que supondría lanzar una opa no autorizada. El mercado tomó nota y la acción de Talgo, que se había visto impulsada ante la expectativa de una batalla de ofertas, protagonizó ayer un derrumbe del 9,28%, cerrando la sesión en 3,91 euros por título.

En el Ejecutivo, sin embargo, se mantiene la preocupación sobre el problema industrial de Talgo, de salir adelante el cambio de Trilantic por el grupo vasco que lidera Sidenor. Jainaga está acompañado por las fundaciones bancarias BBK y Vital, además del fondo público vasco Finkatuz, en su puja de 4,15 euros por título para hacerse con el 29,77% del capital, a lo que podrían sumarse otros 0,65 euros en función del cumplimiento del plan de negocio de Talgo en 2027 y 2028. Más allá de estos 177 millones de máximo (153 millones de pago fijo y 24 millones en variable) que este grupo pone sobre la mesa, al descartar por completo una opa por el 100%, Talgo necesita una inversión urgente de unos 100 millones para ampliar su capacidad de planta. Se trata de una emergencia que no se cubre en unos meses.

Es por este déficit de fuerza productiva por lo que el que el Gobierno está recetando paciencia tanto a PFR como a Jupiter. Los ministerios implicados en la tutela del cambio de control de Talgo, que son Transportes, Economía e Industria, están seguros de que la española precisará una segunda operación para su fortalecimiento industrial, que debe pasar por alianzas comerciales o su integración en un grupo de mayor tamaño.

La compañía que preside Carlos de Palacio ha demostrado tener problemas para cumplir en tiempo y forma contratos firmados con la española Renfe o la alemana Deutsche Bahn. Su reserva de trabajo está en máximos, con 4.000 millones en ingresos por ejecutar, y el rendimiento de esta cartera es estrecho tras la espiral inflacionista y la agresividad de Talgo para ganar mercado. Todo ello hace que la subcontratación, que la firma se plantea desde hace años para acelerar sus entregas, sea una salida difícil desde el punto de vista técnico y pesada para las cuentas de la compañía una vez que Jainaga se ponga al frente. Las distintas fuentes consultadas apuestan por grandes alianzas o una fusión en lo que el Gobierno denomina “segunda fase para Talgo”.

Fuerza industrial

PFR es propietario del fabricante polaco Pesa, con el que Talgo tiene un acuerdo de colaboración para presentar un tren de alta velocidad, basado en el español Avril, a los concursos para equipar las futuras líneas de alta velocidad en Polonia. La citada Pesa opera a medio gas en las fábricas de Bydgoszcz y Minsk Mazowiecki, ambas en suelo polaco y con un total de 4.000 empleados. Su solución para el atasco de producción de Talgo es implantar un tercer turno para recibir carga desde España. Posteriormente, la firma estatal planeaba la integración de las capacidades de ambas marcas para presentar una oferta integral al mercado, en lo que llegó a llamar un campeón europeo del ferrocarril.

Las fábricas de Pesa están dotadas de equipos que van desde la robotización y soldadura láser hasta unos sistemas de control comparables a los de las instalaciones más avanzadas de Europa. De ellas han salido 2.000 trenes en los últimos 20 años, y la actual apuesta incluye la tracción eléctrica y a hidrógeno. La polaca cuenta con un plan estratégico (2030+) en el que se apuesta por la alta velocidad y se prevén inversiones en 2026 para ampliar en un 50% su capacidad de producción actual, medida en 500 trenes al año.

Las reuniones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con tres ministros polacos el pasado miércoles en Varsovia (Polonia) fueron determinantes para que PFR aflojara en su declarada intención de ofertar por un 40% de Talgo. De salir elegida iba a lanzar una opa. Cuerpo trasladó a sus interlocutores que España estaba decidida a blindar Talgo y que la pretensión del Gobierno es mantener las raíces de la empresa es este país. Al margen de esta oportunidad de inversión para el capital público polaco, el titular de Economía dejó claro que habrá otras oportunidades. Aunque PFR se daba ayer por descartada, la entidad optó por guardar silencio y agotar el plazo ofrecido por Trilantic para la recepción de ofertas.

En cuanto a la india Jupiter, “está a las órdenes del Gobierno español”, comenta un analista conocedor de la situación. De hecho, el Ejecutivo acudió en octubre en su búsqueda para desatascar la crisis de Talgo. Por entonces se había vetado la opa húngara de Ganz Mavag, a cinco euros por acción, y el consejo de Talgo había rechazado una integración industrial con la checa Skoda Transportation, proyecto que venía sin contraprestación para los accionistas.

Jupiter Wagons ha sido capaz de forjar un consorcio con la empresa asturiana de mantenimiento ferroviario Talleres Alegría. La india está libre de deuda y genera unos 500 millones de caja anual, lo que facilita lanzar una oferta por el 100%. Desde el punto de vista industrial, Alegría tiene 60.000 metros cuadrados divididos en cuatro plantas en Asturias y una quinta en Ciudad Real, todas ellas conectadas con la red de Adif, en las que Talgo podría encontrar respuesta a sus necesidades.

Las dos extranjeras han llegado a la recta final con las opas preparadas, pero recuerdan el estrepitoso choque del consorcio húngaro Ganz Mavag con La Moncloa, con una opa sobre Talgo oficializada en marzo del año pasado y tumbada por el Consejo de Ministros en agosto. Fue gracias a la protección que otorga el real decreto 571/2023, de 4 de julio, sobre inversiones exteriores. Esta norma, ahora prorrogada, fue articulada para evitar el abordaje de capital extranjero a empresas debilitadas por la pandemia y por los efectos de la invasión rusa de Ucrania. La oposición a una opa, eso sí, debe argumentarse con informe de la Junta de Inversiones Exteriores (Jinvex), dependiente de la Secretaría de Estado de Comercio.

El hecho es que las firmas extranjeras pretendían pujar no solo por el 29,9% de Trilantic sino también por el 10% que se reparten las familias Abelló y Oriol, lo que forzaba a una opa al superarse el umbral legal del 30%. Los tres inversores llevan años alineados en la instrumental Pegaso Transportation, cuyos tres consejeros dominicales han abandonado el consejo de Talgo para no entrar en conflicto de interés con un proceso de desinversión que podría estar este viernes a punto del desenlace.

Sobre la firma

Javier F. Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.
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