El Tesoro aumentará sus emisiones de deuda en 2025 para financiar la reconstrucción de Valencia
España colocará 60.000 millones de euros netos en el año, con el grueso de las emisiones concentrado en medio y largo plazo para reducir riesgos
La ayuda a la reconstrucción del desastre generado por la dana el pasado mes de octubre marca la estrategia de financiación del Tesoro español para 2025. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha esbozado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros las líneas maestras de un programa que prevé emisiones netas de 60.000 millones de euros para 2025, por encima de los 55.000 millones del pasado ejercicio. Un incremento con el que el Ejecutivo busca dotarse de margen para responder a las necesidades extraordinarias derivadas del desastre natural que azotó a Valencia y Castilla-La Mancha hace dos meses y medio. “Nos dotamos de flexibilidad suficiente para la reconstrucción”, ha remarcado Cuerpo que no ha concretado la disposición de fondos prevista. “Estamos respondiendo al mensaje que ya lanzó desde el primer día el presidente, de que estaremos con los recursos que sean necesarios y, durante el tiempo, que sean necesarios al lado de los afectados”, añadió.
Por el contrario, no tendrá impacto en las finanzas del Tesoro la condonación de la deuda a las comunidades autónomas, que se prevé empezar a negociar este mes partiendo de los 208.638 millones de euros que deben al Estado las comunidades por el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y los mecanismos de financiación. Así, las emisiones brutas, por su parte, ascenderán a los 276.448 millones, un 7,4% más que en 2024 debido al mayor volumen de amortizaciones y el aumento de las emisiones netas. El grueso de la financiación, en línea con la política de los últimos años, recaerá en la deuda a medio y largo plazo: las emisiones netas de bonos y obligaciones alcanzarán los 55.000 millones. Los 5.000 millones restantes se cubrirán vía letras en un contexto que continúa marcado por el apetito de los pequeños inversores. Eso sí, por segundo año consecutivo, el Tesoro mantendrá una emisión neta positiva de deuda a corto plazo para atender a la demanda de los ahorradores y dotar de liquidez a estos instrumentos. A cierre de octubre, último mes del que se disponen datos, las familias eran propietarias de 26.400 millones de euros, el 36% del total de letras en circulación, y algo por debajo de los 27.446 millones que atesoraban el agosto, una cifra récord. Después de la eclosión que experimentaron estos instrumentos en 2023, en los últimos meses la demanda se ha ido normalizando a medida que han bajado los tipos.
Cuerpo ha destacado que la prudencia sigue siendo una de las bases de la política económica del Gobierno. La prueba más evidente son los esfuerzos para alargar el vencimiento de la cartera de deuda. Con una vida media que a cierre de 2024 alcanzaba los 7,85 años, el Tesoro reduce el riesgo de refinanciación, es decir, suaviza el impacto sobre las cuentas públicas de las subidas de los tipos de interés del mercado. “Cada año solo hay que refinanciar entre el 12-14% de la deuda”, ha subrayado el responsable de Economía. El efecto de esta ampliación de la vida de la deuda ha sido particularmente significativo cuando el BCE aceleró la subida de los tipos para doblegar la inflación. Así, mientras el precio del dinero llegó a repuntar 450 puntos, el incremento del coste medio de la deuda desde los mínimos de 2021 se ha limitado a 57 puntos básicos. A cierre de 2024, el coste de la cartera de deuda alcanzaba el 2,21%, unos 12 puntos básicos más que un año antes. “Continuamos reforzando la sostenibilidad de la deuda”, ha remarcado Cuerpo. Según datos del Tesoro, la carga financiera se mantiene en el 2,5% del PIB. Parte de los intereses de la deuda se financian por el superávit primario previsto para 2025, el primero desde 2007.
Asimismo, el coste de las nuevas emisiones ya empieza a recoger el efecto de la rebaja de los intereses . El tipo medio de las nuevas operaciones siguió reduciéndose en 2024 hasta el 3,16%, 28 puntos básicos por debajo del 3,44% registrado a cierre de 2023 y 80 puntos básicos menos que el pico de 3,96% alcanzado en octubre de 2023, cuando el BCE hizo una pausa a la subida agresiva del precio del dinero.
Demanda de extranjeros
La buena marcha de la actividad económica ha permitido al Tesoro mantener un sólido acceso al mercado. Además de registrar una demanda récord en la emisión sindicada a 10 años y la colocación indexada a la inflación, el organismo que dirige Paula Conthe también logró peticiones récord en colocaciones ordinarias como la operación a 10 años realizada en septiembre. El interés por el papel español ha sido generalizado, pero destaca el papel que han jugado los inversores extranjeros propietarios del 44,1% de la deuda en circulación, 2,7 porcentuales de cierre de 2023. En los dos últimos años, los inversores foráneos han incrementado las tenencias de deuda en 134.000 millones de euros.
El interés de los extranjeros se ha visto acompañado con el aumento de las compras por parte del sector financiero, propietario de 186.540 millones, máximos de 2015. Las entidades han acelerado las adquisiciones de deuda para garantizarse unos rendimientos atractivos y lograr un extra con las ganancias derivadas de la caída de las rentabilidades. Las compras conjuntas de inversores foráneos y bancos han permitido al Tesoro capear la reducción del balance del BCE, que a mediados de diciembre dejó de reinvertir los vencimientos de deuda adquirida bajo el programa de compras antipandemia. Desde los máximos de 413.574 millones registrados a cierre de 2023, el organismo que dirige Christine Lagarde ha bajado su exposición a la deuda española en 26.413 millones.
La retirada del BCE no ha tenido impacto en la prima de riesgo. A lo largo de 2024, un ejercicio en el que la crisis política de los países calificados como seguros ha puesto a prueba la paciencia de los inversores, el diferencial entre la deuda española y la alemana ha seguido reduciéndose. Después de reducirse más de 28 puntos básicos en 2024, en las primeras jornadas del recién estrenado año la tendencia a la baja se ha mantenido y a día de hoy el riesgo país ronda los 66 puntos básicos, no muy lejos de los 55 registrados a principios de 2021 cuando el mercado estaba anestesiado por unos tipos de interés en mínimos históricos y el BCE compra ingentes cantidades de deuda para ayudar a la financiación de empresas y estados y apoyar la economía.