La banca reduce en un 14% los créditos fallidos ligados al ladrillo tras suavizarse los tipos de interés
Las entidades financieras rebajan los préstamos dudosos a 76.200 millones y venderán carteras de deuda por 22.300 millones hasta final de año
La banca española ha roto la tendencia de cuatro trimestres al alza acumulando un mayor volumen de créditos fallidos. Actualmente, las entidades suman 76.200 millones de euros en este tipo de préstamos, con datos hasta mitad de año, según recoge un informe de las consultora Gloval y Prime Yield con cifras del la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en inglés). Esa cifra supone una rebaja del 2,6% frente al trimestre anterior. De esa deuda dudosa de clientes, 28.100 millones está ligada al ladrillo mediante hipotecas de particulares y empresas.
Hace dos años, a finales de 2022, cuando los tipos de interés comenzaron a subir, las entidades financieras españolas contaban con 32.900 millones de euros de créditos fallidos vinculados al ladrillo. Tras comenzar a suavizarse el entorno de tipos altos, una decisión tomada en junio con la primera bajada, esos dudosos con garantía de activos inmobiliario han descendido un 14%. Hace dos años, a su vez, los préstamos dudosos totales eran de 75.500 millones (un 0,9% menos).
La citada cifra de 28.100 millones de dudosos ligados al ladrillo supone una reducción del 7,2% interanual y del 6,6% en un trimestre.
El sistema bancario español es el segundo que más créditos dudosos contabiliza en volumen, solo por detrás de Francia (373.400 millones). Respecto al ratio de dudosos sobre los préstamos brutos totales, España se queda en el 2,8%, lo que significa la tercera peor posición tras Polonia (3,8%) y Grecia (3,4%).
“A pesar de su aumento en un entorno de tipos de interés más altos, no sólo los niveles de morosidad están muy por debajo de los máximos alcanzados durante la crisis financiera, sino que también los bancos han demostrado estar mucho mejor preparados para este tipo de estrés en términos de su solvencia, gracias a políticas comerciales y regulatorias acertadas”, explica Francisco Virgolino, director general de Prime Yield. La crisis financiera tras el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 provocó la venta de grandes carteras y la creación de Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria), entidad a la que se traspasó los activos tóxicos de las cajas de ahorro con problemas.
Las entidades españolas han sido capaces de romper la tendencia al alza de créditos dudosos (los que así se contabilizan las entidades tras impagos), que, sin embargo, en el conjunto europeo ha continuado creciendo hasta los 373.400 millones. Este tipo de préstamos aumentaron en coincidencia con la subida de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) en 2022 y 2023 para frenar la crisis inflacionista.
De esos fallidos (non performing loans o NPL, en la jerga del sector bancario) en España, el 61%, es decir, 46.200 millones, corresponden a hogares, lo que supone un ascenso del 2,7% en un año. De esos, 21.900 millones son hipotecas (un 0,9% más interanual y un 3,1% menos respecto al anterior trimestre) y, por tanto, cuentan con garantía inmobiliaria para los bancos. En el caso de los créditos a empresas, los dudosos suman 29.100 millones, de los que 7.200 millones están asegurados por activos inmobiliarios.
Venta de carteras
En el informe de Gloval y Prime Yield se pronostica que esta año las entidades financieras españolas cerrarán operaciones de venta de carteras de préstamos dudosos por 22.300 millones, lo que supondría un 44% más que el pasado año.
Entre las transacciones de este año destaca la compra por parte de Cerberus del servicer y de la cartera de préstamos en España y Portugal del grupo noruego Zolva por 6.000 millones. En marcha también está la posible adquisición de una cartera propiedad de Hoist por parte de una joint venture de Cerberus (70%) e Intrum (30%) por 2.000 millones. Entre las grandes ventas se encuentra también la de Sareb, por 1.500 millones, a Axactor.
Este tipo de ventas se producen porque los bancos buscan rebajar el volumen de créditos fallidos en su balance. Por esto, sacan al mercado portfolios de NPL (y también de activos inmobiliarios adjudicados), que normalmente son comprados por grandes fondos como Blackstone, Cerberus, Lone Star o firmas especializadas como Intrum. A su vez, estas compañías van vendiendo carteras más pequeñas a otros fondos en lo que se llama mercado secundario.
Virgolino apunta que como resultado del menor volumen de operaciones de NPL en los últimos años, la mayoría de los inversores y servicers (gestores de este tipo de activos, como Aliseda, DoValue, Servihabitat, Intrum...) parecen estar replanteándose sus modelos de negocio y estrategias para reducir el riesgo y adaptarse a un mercado más pequeño y cambiante, con el fin de ganar en eficiencia. “En la actualidad, con menos oportunidades de comprar carteras en grandes volúmenes, la escala se está convirtiendo en un factor crítico de consolidación en el mercado, con más operaciones corporativas entre servicers y más transacciones en el mercado secundario”, agrega.