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Fernández de Lis (BBVA): “Después de quince años de endurecimiento regulatorio se está pagando un precio en el coste de crédito”

El responsable de regulación de BBVA pide una normativa sobre inteligencia artificial que deje margen para la innovación empresarial

Santiago Fernández de Lis, responsable de regulación en el BBVA, en una imagen de archivo.
Santiago Fernández de Lis, responsable de regulación en el BBVA, en una imagen de archivo.Pablo Monge
Ricardo Sobrino

Bancos y supervisores financieros mantienen un juego de tira afloja normativo. Las entidades para contar con una regulación que les permita disponer de más dinero que conceder en forma de créditos y las autoridades para elaborar nuevas normas que refuercen la fortaleza bancaria. Después de más de una década en la que los supervisores han estrechado cada vez más el cerco sobre los bancos, BBVA asegura que el exceso de regulación ha provocado que haya menos crédito y más caro.

“Después de quince años de endurecimiento regulatorio tras la crisis financiera global, hay una cierta sensación de que quizá se ha ido demasiado lejos, y se está pagando un precio en términos de coste y disponibilidad de crédito”, afirma Santiago Fernández de Lis, el responsable de regulación de BBVA.

Tras la crisis financiera desatada por la quiebra de Lehman Brothers en 2008 y que arrastró consigo a los bancos europeos, las autoridades se propusieron aumentar la supervisión de las entidades para garantizar la estabilidad financiera. Los bancos están obligados a mantener en su balance un determinado nivel de dinero que no pueden utilizar. Ese nivel se revisa cada año y puede aumentar dependiendo del contexto macroeconómico y la exposición al riesgo de cada entidad. Se trata de fondos destinados a amortiguar los posibles efectos negativos de una crisis. También sufragan colchones de emergencia y sistemas de salvaguarda en caso de colapso financiero. En 2024, un año marcado por las elecciones europeas, se ha producido una pausa en la producción normativa. Y, según explica Fernández de Lis, los supervisores han aprovechado para considerar un equilibrio entre control y eficiencia.

“Se escucha cada vez más por parte de las autoridades europeas la necesidad de reequilibrar la regulación financiera, dando más peso a los objetivos de competitividad y menos a los de estabilidad. El Reino Unido ya se ha movido en esa dirección y es de esperar que la UE también lo haga, por el bien de la economía europea”, explica.

Recientemente, el Banco de España decidió activar el colchón de capital anticíclico, un mecanismo que sirve para que los bancos acumulen capital durante las etapas de bonanza económica, que luego puedan liberar en momentos de crisis para absorber pérdidas. Una medida que supondrá una exigencia adicional para los bancos de unos 7.500 millones de euros en los dos próximos años.

“Un colchón positivo en una situación cíclica neutral, que pueda ser liberable en la parte baja del ciclo, tiene sentido, pero se debería compensar con la reducción de otro colchón para evitar un endurecimiento regulatorio que no está justificado. Las entidades españolas están adecuadamente capitalizadas, como se ha visto en los test de estrés, por lo que no era necesario imponer requisitos adicionales, especialmente en un entorno de atonía del crédito a nivel sistema”, considera Fernández de Lis.

Sobre la regulación que se está adoptando en Europa, destaca la normativa sobre el uso de la inteligencia artificial por parte de las empresas. Se trata de una tecnología que promete revolucionar todas las industrias en términos de eficiencia y que solo está en sus etapas iniciales de desarrollo, por lo que las autoridades europeas se han adelantado para establecer una normativa que asegure un buen uso. Eso sí, las compañías piden un equilibrio, con normas que eviten malas prácticas y usos poco éticos o peligrosos, pero que dejen suficiente margen a la innovación.

“Con las nuevas tecnologías siempre hay un dilema sobre cuándo regular. Si se hace demasiado pronto, puede frenar la innovación, pero, si se hace demasiado tarde, puede que algunos riesgos se descontrolen. Europa tiende a ser pionera en la regulación, en parte para evitar la proliferación de regulaciones nacionales que resulta difícil armonizar ex post. Lo importante es que, en un ámbito como este, en plena ebullición y cambio constante, la implementación de la regulación sea flexible, para poder adaptarse a los desafíos que vamos a encontrar por el camino, y que los supervisores tengan una actitud abierta y colaborativa”, valora el responsable de regulación de BBVA.

Uno de los proyectos más ambiciosos que está diseñando el BCE es el euro digital. Todavía se encuentra en fase de preparación y hasta octubre de 2025 el Consejo del BCE no tomará una decisión sobre si lanzarlo o no, pero según explica Fernández de Lis, los usos que están planteando, ya están desarrollados por iniciativas de la industria. Por ello, pide que se utilicen las estructuras ya existentes, como la de Bizum en España para los pagos instantáneos, con el objetivo de evitar costes y duplicidades.

“El BCE ha enfocado el euro digital hacia casos de uso que están bastante bien cubiertos en el mundo minorista. En este sentido, desde la industria se insiste en que, si se decide ir adelante con el proyecto, es importante que se apalanque en infraestructuras existentes, en particular en el mundo de los pagos instantáneos, como Bizum, para evitar duplicidades y abaratar los costes de infraestructuras. El proceso legislativo está avanzando con cierta lentitud, que contrasta con la rapidez de los trabajos técnicos en el BCE. Esta disparidad puede complicar el proceso”, concluye.

Sobre la firma

Ricardo Sobrino
Graduado en filología italiana y en periodismo. Redactor de la sección Empresas especializado en información bancaria y finanzas. Canterano de CincoDías, se incorporó al periódico en verano de 2018.
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