El euríbor vuelve a bajar del 3% más de 600 días después y acelera el ahorro para los hipotecados
El indicador rompe esa barrera en su tasa diaria justo en la semana en que se espera una nueva bajada de tipos por parte del BCE
633 días después y una crisis inflacionista de por medio, el euríbor ha vuelto a colocarse este lunes por debajo de la barrera del 3%, en una desescalada cimentada durante el verano que alivia a los hipotecados a tipo variable y facilita la financiación a quienes buscan endeudarse para comprar una vivienda. El retroceso del indicador al que se referencian la mayoría de estos préstamos en España, ahora en el 2,986% en tasa diaria, tomó velocidad en julio, con la mayor bajada interanual en 11 años, y no aflojó su ritmo en agosto, cuando volvió a rebasar ese récord y además vivió su mayor desplome mensual desde febrero de 2009, hace más de 15 años.
La ruptura de esa barrera psicológica del 3% se produce además en una semana clave, en la que se espera que el Banco Central Europeo vuelva a bajar los tipos de interés, tras recortarlos ya en junio y hacer una pausa en julio. Los precios están en el 2,2% en la zona euro, mínimos de tres años y muy cerca del nivel objetivo de Fráncfort, pero los comentarios que pueda hacer su presidenta, Christine Lagarde, sobre el rumbo de la política monetaria pueden profundizar en la caída del euríbor o frenarla.
En cualquier caso, los ahorros para los ya hipotecados a tipo variable serán sustanciales. Si en agosto superaron los 1.000 euros anuales en el caso de una hipoteca media (140.451 euros a pagar en 23 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística para 2023), para quienes revisen su préstamo basándose en los datos de septiembre y octubre todo indica que serán aún mayores, porque se comparan con los dos meses en que el euríbor ha sido más elevado en este ciclo alcista —el pico, del 4,16%, fue en octubre de 2023—.
Una vez roto el umbral del 3% en tasa diaria, la próxima meta será hacerlo en la media mensual, la que cuenta para reducir las cuotas que se pagan al banco, algo que no ocurre desde noviembre de 2022. Si no se tuerce la racha, ese hito no debería retrasarse demasiado. La tasa media de septiembre es ahora del 3,057%. Y su evolución está yendo por delante de las expectativas del mercado: los analistas de Bankinter auguraban en junio que el euríbor a 12 meses cerraría 2024 en el 3,5%, y que habría que esperar hasta 2025 para verlo en el 3%.
¿A qué se debe este rápido regreso a tasas más favorables para los hipotecados? “Hay dos componentes: por un lado, las expectativas de bajadas de los tipos de interés son bastante fuertes porque todos los datos macroeconómicos forzarán al BCE a ir más rápido que lo anunciado en junio (inflación, bajo crecimiento económico...). Y, por otro lado, hay una mayor demanda de liquidez a muy corto plazo en el mercado interbancario que a 12 meses”, explica el economista Javier Santacruz.
El indicador busca estabilizarse tras dos periodos con un comportamiento inusual. Entre enero de 2016 y abril de 2022 se movió en terreno negativo, una anomalía fruto de los tipos cero del BCE que redujo la factura hipotecaria a millones de familias y permitió durante años condiciones muy ventajosas a quienes firmaban nuevos préstamos. Después, con la alta inflación y la consiguiente respuesta de los bancos centrales subiendo tipos, el euríbor regresó a niveles por encima del 4%, no vistos desde los tiempos de la burbuja inmobiliaria.
El descenso no se ha traducido aún en una guerra hipotecaria entre los bancos por captar clientes con ofertas agresivas, pero no es descartable que ese escenario acabe llegando. La tendencia a la baja parece imparable. “Nuestras previsiones apuntan a que el cierre del año se situará en el 2,8%”, calculan desde Asufin, la asociación de usuarios financieros. “Pensamos que la caída puede continuar de manera un poco menos acentuada, con el euríbor entre el 2% y 2,5% a finales de 2025″, sostiene Juan José del Valle, responsable de análisis de Activotrade SV.
El abaratamiento de la financiación abre la puerta a una mayor actividad del mercado inmobiliario. Contrariamente a lo esperado, las compraventas han aguantado un entorno de tipos de interés elevados: pese a que las operaciones cayeron un 9,7% en 2023 y la concesión de hipotecas bajó un 18% respecto al año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística, el mercado vivió su tercer mejor ejercicio desde 2007.
La fortaleza de la demanda y la escasez de oferta también están sujetando los precios de las casas: crecieron un 7,8% en el segundo trimestre del año con respecto al mismo periodo de 2023. Esos incrementos sin pausa, que los expertos achacan, entre otros factores, a la falta de suelo y mano de obra cualificada, y a la subida generalizada del precio de los materiales, plantean un dilema para los compradores potenciales, ya que aunque las hipotecas se están volviendo más accesibles, el aumento de los precios de la vivienda podría neutralizar la ventaja financiera que supone el ahorro en intereses.