Cepsa, Iberia y Vueling urgen incentivos para inversiones por 22.000 millones en combustible sostenible
El denominado SAF supone una oportunidad de autonomía energética que pasa por levantar 32 plantas con un impacto en el PIB de 56.000 millones, según PwC
España tiene una doble oportunidad de la mano de los hitos de sostenibilidad a que está obligado el sector aéreo: cuenta con potencial y materia prima para crear una industria de producción de combustibles sostenibles de aviación (SAF) y podría liderar la descarbonización de un modo de transporte esencial como es el aéreo. Faltan apoyo público y una normativa que facilite el afloramiento de esta nueva industria. Así lo expresa un informe encargado por Cepsa a la consultora PwC y que ha dado pie esta mañana a un debate entre los primeros ejecutivos de la propia Cepsa, Iberia y Vueling. Las cifras sobre la mesa hablan de la posibilidad de movilizar inversiones por 22.000 millones y generar un impacto en el PIB superior a los 56.000 millones. En el informe también se ofrece la combinación de 16 medidas regulatorias, fiscales, de estrategia y de inversión.
“El SAF es una apuesta clara por parte de Aviación Civil y de la Unión Europea para reducir las emisiones de carbono. Además, representa una oportunidad para España”, ha descrito el socio de PwC Ismael Aznar. Entre las magnitudes que ha estimado su compañía destacan la de la posibilidad de construir 32 plantas de SAF repartidas por el país, con una inversión acumulada hasta 2050 cuantificada en los citados 22.362 millones. Aznar ha hecho hincapié en la urgencia de diseñar y poner en marcha un plan de acción en torno al SAF con alianzas público-privadas entre los agentes involucrados, un marco regulatorio que facilite la producción (desde la construcción de plantas hasta las normativas relacionadas con la reutilización de residuos) e incentivos públicos a la producción de un combustible en estos momentos mucho más caro que el convencional.
Las reivindicaciones escuchadas esta mañana en la sede madrileña de Cepsa forman ya el discurso central del sector aéreo ante la carga en costes que se avecina y su posible repercusión en el precio de los billetes. El coste de SAF es tres veces superior al del combustible fósil, y la factura por el fuel pesa entre un cuarto y un tercio en los costes operativos de una aerolínea. A favor de las compañías juega el hecho de que no sea necesario cambiar la flota mundial para la utilización del SAF.
El presidente de Iberia, Marco Sansavini, se ha referido al nacimiento de una nueva industria en todo el mundo, la de los carburantes sostenibles, para cuya producción hay residuos y capacidad en energías renovables en abundancia en España. “Este país puede dejar de ser dependiente en materia energética y convertirse en exportador”, ha destacado. Su homóloga en Vueling, Carolina Martinoli, ha advertido que “descarbonizar el sector aéreo no es ni fácil ni barato. No podemos hacerlo solos. Necesitamos políticas y un plan para realizar la transición a precios moderados, al tiempo que se puede generar empleo en una industria de alto valor”.
El reglamento europeo RefuelEU Aviation obliga al uso de un 2,5% de SAF mezclado con queroseno en 2025, cuota que sube al 6% en 2030 y al 70% en 2050 en busca de las cero emisiones netas. Ya el próximo año serán necesarias 90.000 toneladas en España, volumen que se dispara hasta los 2,21 millones de toneladas en 2040 o hasta los 5,9 millones de toneladas en 2050. En ausencia de ayudas específicas para el SAF, en el país hay plantas en construcción por 372 kilotoneladas y una capacidad total anunciada de 745 kilotoneladas, lejos de las exigencias que pondrá sobre la mesa la aviación con actividad en España. El uso de SAF, por sí mismo, es capaz de reducir en un 80% las emisiones de CO2 en vuelo.
“Hay otros países que están haciendo los deberes, como Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Alemania, Francia o Singapur. Los principales mercados están tomando posiciones como productores de SAF a través de mecanismos de financiación de proyectos”, ha afirmado Aznar al desgranar el contenido del informe. Desde Iberia, Marco Sansavini, ha expresado que “esta industria aún no existe, pero la carrera ya comenzado con incentivos a la producción y al consumo”.
El grupo IAG, en el que están englobadas Iberia y Vueling, ya ha comprometido la inversión de 1.000 millones en SAF, “pero no ha podido ser en España ni en Europa. La cuestión es dónde tendremos que comprar el combustible”, anticipa Sansavini.
El consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, ha aseverado que Europa debe cuidar su futuro industrial: “No podemos vivir de los servicios, y en España necesitamos una industria capaz de generar empleo de calidad. El SAF representa una oportunidad y este país cuenta con fortalezas fundamentales como las renovables para generar hidrógeno verde, mano de obra cualificada y disponible, e historia en la creación de industrias exitosas”. El primer ejecutivo de Cepsa ha recordado que asegurar la capacidad de suministro de SAF generaría 270.000 empleos, además de ofrecer autonomía energética a España.
La secretaria de Estado de Turismo, Rosario Sánchez, ha escuchado toda esta serie de peticiones en primera fila y ha asegurado que el Gobierno recoge el guante. Sánchez ha valorado positivamente las aportaciones que ofrece el informe de PwC presentado esta mañana y se ha referido a la importancia de las alianzas, la interdependencia entre la economía y el transporte aéreo y la importancia clave de la descarbonización. “Uno de los principales motores de la economía española, como es el turismo con un peso del 13% del PIB, debe ser palanca para otros sectores”, ha otorgado la secretaria de Estado, “nuestro modelo debe ser más equilibrado, de calidad, innovación y sostenibilidad”.
En la mesa de debate también ha participado Margarita de Gregorio, secretaria general de Biocirc, quien propone “la necesidad de escalar e interconectar los mercados de biomasa” con el apoyo de las distintas Administraciones. “Hay que construir una cadena de suministro de biomasa para las plantas de SAF, y eso no se hace de un año para otro. Deben crearse ya los cimientos de este industria”.
España cuenta con refinerías de Repsol, Cepsa o BP capaces de impulsar el desarrollo de SAF y las tres empresas están concienciadas con la producción de este combustible sostenible. En los sectores energético y aéreo se da en estos momentos el debate sobre si son más pertinentes las subvenciones a la producción de SAF, a la demanda u optar por un modelo mixto. Pero se da por hecho que el apoyo público es esencial.
Otra de las ventajas de España es la existencia de una red, gestionada por Exolum, capaz de llevar el combustible sostenible desde la refinerías hasta las pistas de los principales aeropuertos.