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Puig busca un núcleo duro de fondos en la mayor colocación en Bolsa desde 2015

La compañía desplegará en las próximas semanas reuniones con los inversores para avanzar en la transacción

Marc Puig, presidente de Puig, fotografiado en su despacho.
Marc Puig, presidente de Puig, fotografiado en su despacho.Gianluca Battista
Álvaro Bayón

Puig busca inversores de postín que le garanticen el éxito de su salida a Bolsa. El grupo catalán ha iniciado conversaciones con grandes fondos internacionales para que actúen como inversores de referencia en la transacción. Es decir, que asuman una participación grande, lo que allane que la compañía pueda estrenarse en el mercado a los precios previstos.

Puig ha hecho oficial este lunes sus planes para salir a Bolsa. La compañía de cosméticos ha anunciado que espera saltar al parqué a través de una ampliación de capital, por 1.250 millones, lo que en el argot se conoce como una OPS (oferta pública de suscripción de acciones), en combinación de una colocación de parte de los títulos de la familia (una OPV, oferta pública de venta), de los que se desprenderá la patrimonial familiar, Exea. Este tramo será, al menos, de 1.250 millones, si bien la compañía aún no lo ha definido. Esto supondrá que buscan levantar en el mercado por lo menos 2.500 millones de euros.

Estas cifras hacen de Puig una de las mayores salidas a Bolsa en España de la última década, la mayor desde 2015, junto a la de Cellnex (2.141 millones) y Aena (4.262 millones). La operación es el primer estreno bursátil en casi dos años y pondrá a prueba el apetito de los mercados de capitales por los neófitos del parqué.

Fuentes financieras señalan que una de claves del éxito de una salida a Bolsa es construir una demanda por las acciones de la compañía de calidad. En ello, cada vez juegan un papel más importante los conocidos como inversores ancla, que toman participaciones relevantes de la compañía en la transacción, antes de que se ofrezcan al resto de inversores. También se abre la puerta a que aparezcan lo que en el mercado se conoce como inversores cornerstone, fondos típicos de Bolsa, pero que toman participaciones muy relevantes y entran una vez la operación está avanzada. Entre los inversores interesados están grandes fondos de inversión internacionales (como BlackRock o Vanguard), family office o fondos soberanos. En Europa han realizado movimientos de este tipo los dueños de Dolce Gabbana o el dueño de LVMH, Bernard Arnault. En España la familia Ybarra Careaga, a través de su vehículo Onchena o los dueños de Mayoral han participado en varias transacciones, si bien más pequeñas que Puig.

Esto es lo que trata de hacer Puig en estos días. La compañía ha iniciado los primeros contactos informales con grandes inversores para realizar este movimiento. Pese a que aún no ha tomado una decisión al respecto, está previsto que la empresa catalana intensifique estas reuniones durante las próximas semanas. Este proceso se conoce en la jerga bursátil como pilot pishing y suele suceder a la publicación del documento conocido como ITF (intención de cotizar, por sus siglas en inglés).

En estas reuniones con inversores Puig exhibirá sus últimas cifras, las mejores de su historia. Según recuerda el documento remitido este lunes al mercado, la compañía de cosméticos cerró 2023 con 4.304 millones de euros de ingresos, un 19% más que el año pasado. El ebitda (o resultado bruto de explotación) se ha situado en los 863 millones y el beneficio neto en los 463 millones, un 16% más, con 1.196 millones de deuda.

La inclusión de uno o varios inversores de este tipo —que habitualmente toman entre el 1% y el 5% de la compañía— se debe incluir en el folleto. Da garantías a los inversores de participar en la salida a Bolsa y suele ser uno de los puntos positivos en el roadshow que se inicia tras publicarse ese documento. En el caso de Puig está previsto que tenga lugar a finales de mes y será entonces cuando la compañía abra los libros y el resto de inversores decidan si acudir o no a la operación.

En cualquier caso, quedarán excluidas para este inversor ancla las acciones A de la compañía, que otorgan cinco derechos de voto, y está previsto que se limiten a la familia fundadora para que no vea diluido su control. La empresa, de la mano de sus asesores financieros, ha diseñado un sistema por el cual cuando una acción empieza a cotizar pierde esos derechos de voto extra y se convierte en una acción de tipo B, con un solo derecho de voto, que serán las que suscriban tanto los inversores ancla como el resto que participen en la OPV.

En virtud del apetito del mercado, la empresa se reserva la opción de incrementar la oferta de acciones en un 15%, en lo que en la jerga bursátil se conoce como green shoe. Tanto la compañía como la familia Puig y esos nuevos accionistas minoritarios se comprometen a no vender sus acciones en 180 días desde la salida a Bolsa, un periodo que se incrementa a 365 días en el caso de los directivos de la sociedad y de algunos empleados, pero solo vinculado a ciertas acciones B.

Goldman Sachs ha trabajado como el asesor financiero exclusivo de la sociedad en el diseño de la operación, así como será junto a JP Morgan los coordinadores globales de la transacción. En un segundo escalón trabajan Santander, Bank of America, CaixaBank y BNP Paribas. BBVA y Sabadell están en un tercer escalón. Linklaters, Cuatrecasas y David Polk & Wardwell se encargan de los asuntos legales.

En el marco de la oferta, Puig prevé destinar el importe de la ampliación de capital a refinanciar la deuda de sus dos últimas adquisiciones, Byredo y Charlotte Tilbury, así como el crecimiento futuro de la empresa. Utilizará también la ocasión para adquirir los títulos de estas dos sociedades que aún no controla, a cuyos socios otorgará una cantidad en efectivo y acciones B de Puig al margen de las que salgan a cotizar.

De cara al futuro, la compañía de cosméticos busca con la operación potenciar el crecimiento en Asia y también en el negocio del cuidado de la piel. También deja la puerta abierta a seguir realizando adquisiciones, tras la realizada en enero, al hacerse con la enseña Barbara Sturm.

Bonus para la cúpula

Puig también diseña un bonus para su cúpula vinculado a la salida a Bolsa. Según indican fuentes próximas a la transacción, se trata de un elemento que aún se está diseñando y se detallará en el folleto, pero que está concebido como "una gratificación" a determinados empleados por el éxito de la salida a Bolsa. Estas mismas fuentes indican que se complementará con el actual sistema de retribución a largo plazo, que contemplará entre sus parámetros también la evolución del precio de la acción.

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Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.
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