Puente oficializa la oposición del Gobierno a la compra de Talgo por la húngara Magyar Vagon
El ministro de Transportes asegura que el Ejecutivo hará “todo lo posible” para evitar que el grupo de András Tombor, al que se vincula con intereses rusos, adquiera el fabricante de trenes
Uno de los hombres fuertes del Gobierno, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha sido el encargado este mediodía de oficializar la frontal oposición del Ejecutivo a la oferta pública de adquisición (opa) que prepara el grupo húngaro Magyar Vagon sobre el fabricante de trenes Talgo. Desde el Consejo de Ministros se hará “todo lo posible” para evitar que la firma industrial caiga en manos del conglomerado que lidera el empresario húngaro András Tombor. La Moncloa teme que existan intereses rusos detrás de esta ofensiva y Talgo no es una empresa cualquiera: con 82 años de historia y dos fábricas en España, se encuentra en vanguardia mundial en la alta velocidad ferroviaria pese a su pequeño tamaño (capitaliza 527 millones en Bolsa y ganó 12,2 millones en 2023).
El responsable de la cartera de Transportes ha fijado la posición del Gobierno, adelantada por Cinco Días el pasado 21 de febrero, en el marco de su intervención en la clausura del II Congreso de Movilidad Inteligente y Sostenibilidad, organizado por el Grupo Prensa Ibérica. Ha sido entre bambalinas, no en público, con periodistas de los medios de ese grupo, según confirman en el entorno del ministro. Hasta el momento, el consorcio Ganz-Mavag, liderado por Magyar Vagon, no ha presentado formalmente la solicitud de opa al regulador del mercado bursátil, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), pero ultima los detalles para hacerlo. Y distintas fuentes apuntan que no tenía previsto esta misma mañana pisar el freno.
La sociedad interesada en Talgo sí emitió un hecho relevante en el que indicó su intención de presentar la oferta, siempre y cuando alcance un acuerdo previo con la banca acreedora de la empresa española. La acción de Talgo, que ha llegado a subir un 6% este miércoles, se ha dejado un 0,71% en Bolsa tras hacerse pública la posición del Ejecutivo de Pedro Sánchez respecto a la oferta. El visto bueno de los bancos era casi tan importante como el del propio Gobierno a la vista de que Talgo carga con 227 millones de deuda ejecutable en caso de cambio de control. Magyar Vagon pidió una dispensa a la CNMV, que fue denegada, para poder retirar su opa si la banca exigía la amortización de esos créditos. Tras ello, se activó una negociación exprés con un grupo de 18 entidades, entre las que figuran Santander, BBVA o el Sabadell.
Vínculos con Viktor Orbán
El recelo que ha suscitado esta operación en La Moncloa se debe a los supuestos vínculos de la sociedad oferente con el Gobierno de Viktor Orbán, considerado de ultraderecha, e incluso con Rusia. El Ejecutivo español se ha arrogado el derecho de veto sobre la operación al poner el cartel de estratégica a Talgo, tal y como esbozó días atrás el ministro de Industria, Jordi Hereu.
Magyar Vagon valora al fabricante de trenes en 632 millones de euros (5 euros por acción). Junto a Tombor, que fue consejero en asuntos de seguridad nacional durante el primer mandato del primer ministro Viktor Orbán, apoya la opa el fondo soberano húngaro Corvinus. El Gobierno español también examina los lazos que puedan mantenerse entre el fabricante de material ferroviario DJJ (Dunakeszi Jarmüjavító), propiedad de Magyar Vagon, con el capital ruso o chino. Tombor compró DJJ en 2020, de manos rusas, en el marco de la invasión de Ucrania.
El caso de Talgo sería el de una nueva intervención del Ejecutivo para evitar el cambio de control de una cotizada después de que se activaran las alarmas en septiembre ante el aterrizaje de la saudí STC en Telefónica con una participación significativa. Fue el pasado 5 de septiembre cuando afloró el 9,9% en la teleco, entre capital y derivados, sin haber pasado previamente por el filtro del Gobierno ni haber consultado con el consejo de la compañía. En un movimiento defensivo, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) recibió permiso del Consejo de Ministros para hacerse con un 10% de Telefónica, al tiempo que se está creando una SEPI digital como vehículo que podría tomar el papel de accionista de referencia en Telefónica.
Blindaje
Hasta final de este 2024 está en pie el escudo antiopas procedentes del extranjero, regulado a través del real decreto 571/2023, de 4 de julio, sobre inversiones exteriores. Esa prevención fue levantada para proteger a empresas estratégicas ante la pérdida de valor en Bolsa por el paso de la pandemia y, posteriormente, por la ofensiva bélica de Rusia contra Ucrania. El Consejo de Ministros puede decidir sobre prácticamente cualquier operación corporativa que pretenda ir más allá del 10% de una cotizada o que supere los 500 millones de euros en sociedades sin presencia en Bolsa.
Talgo podría ser considerada empresa estratégica para España por su condición de firma industrial, su relación con la pública Renfe, para la que fabrica trenes y con la que tiene sociedades mixtas de mantenimiento, o por su acceso a información crítica sobre el mapa español de infraestructuras ferroviarias. En este caso, es la Junta de Inversiones Exteriores, como órgano colegiado interministerial y adscrito a la Secretaría de Estado de Comercio, la que mide las implicaciones de inversiones procedentes de fuera, como sería la opa de Talgo. Este ente está presidido por Alicia Varela Donoso, directora general de Comercio Internacional e Inversiones.
El fondo Trilantic, la familia Oriol y Torreal (Juan Abelló), con un 40% de Talgo, llevan años buscando la venta de sus participaciones, hasta ahora sin éxito. Sus paquetes accionariales están aglutinados en el vehículo Pegaso Transportation, en el que la decisión de venta por parte de uno de los inversores arrastra al resto. A este núcleo duro de partícipes de la compañía ya se le advirtió en el pasado que Talgo no podía caer en manos chinas. Fue en 2021 cuando se especuló en Bolsa con el interés de CRRC, una vez que se hizo público el proyecto de integración de Alstom y Bombardier.
Si se vuelve a vetar un cambio de control, Talgo precisará una solución industrial para tomar aire. Especializada en el segmento de alta velocidad, la firma que preside Carlos Palacio trata de crecer en la producción de material rodante ligero, así como en mantenimiento. Competir con compañías de mayor volumen, como las asiáticas o las europeas Alstom, Stadler y CAF, requiere inversión en capacidad de producción. La española, con plantas en Las Matas (Madrid) y Rivabellosa (Álava), tiene pedidos en cartera por 4.200 millones, de los que 2.100 millones fueron contratados el año pasado. La española Renfe, la alemana DB y la danesa DSB están entre sus principales clientes en estos momentos.
El Ejecutivo húngaro ha participado en los contactos con el entorno del presidente, Pedro Sánchez, para allanar el camino de la opa. El ministro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjártó, en una reciente visita oficial a España, se refirió a la oferta del consorcio Ganz-Mavag como una oportunidad para “fortalecer las relaciones económicas” entre ambos países. Esta opa, se defiende desde Budapest, es el ejemplo de la salida natural que buscan algunos de sus “campeones nacionales”.
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