La hiperautomatización ya está en (casi) todo lo que nos rodea
La combinación de tecnologías alcanza todos los sectores, aunque queda mucho por recorrer aún en el terreno industrial o en profesiones como la abogacía o la medicina con espacio
Qué es la hiperautomatización? “Es una revolución, sí, pero cuidado con lo que te cuentan tu cuñado o el vecino del octavo, que supuestamente saben todo de la inteligencia artificial (IA). Es una revolución incipiente con riesgos y costes ocultos que responde con el conocimiento que posee y que necesita desarrollarse a partir de la información existente, lo que hay en internet o en las redes sociales”. El que habla es Gustavo Núñez, que pasó por Kantar y actualmente es consultor estratégico para digitalización y transformación en varias empresas que quieren acelerar su crecimiento en el terreno digital. Y parte de ese crecimiento reposa sobre la hiperautomatización.
“Hiperautomatización significa utilizar las últimas tecnologías para automatizar escenarios que tradicionalmente no podían automatizarse”, dice Juan Bello, analista líder de investigación tecnológica en AuraQuantic. “En la actualidad, tenemos una automatización de procesos y tareas que evolucionan de la mano de los últimos servicios de inteligencia artificial”. Esos servicios y modelos imitan habilidades cognitivas y comportamientos humanos que permiten, en palabras de Bello –que pone de ejemplo ChatGPT–”interpretar textos, clasificar documentos o detectar imperfecciones en un producto mediante una visión artificial”.
“Es la combinación de la automatización de procesos que viene produciéndose desde hace tiempo junto con las tecnologías disruptivas que tenemos a nuestro alrededor”, avanza Gema Ruiz, responsable de innovación en Softtek. “En definitiva, todo lo que es IA, machine learning, ciberseguridad, internet de las cosas, redes 4G… puesto que son tecnologías que aportan a la automatización de procesos todas sus ventajas para conseguir procesos mucho más complejos que, gracias a la inteligencia artificial, puede aprender la máquina para perfeccionarlos”.
En otras palabras, usar simultáneamente todas las innovaciones y destacar la IA, la palanca que permite que todo se hiperautomatice. “Yo digo que estamos ante la nueva trinidad digital”, señala Gustavo Núñez. “Primero, una IA nueva, con capacidad de aprendizaje automático, de la que conocemos solo sus primeras fases; segundo, el acceso casi indefinido al conocimiento a través de internet y de la información que tienen las empresas; y tercero, una capacidad de computación elevadísima que, es cierto, está en pocas manos, en firmas en auge como Nvidia”.
¿Cómo ha cambiado nuestras vidas? Los entrevistados detectan que los cambios más espectaculares se han producido menos en el terreno industrial y más algunas categorías de cuello blanco, especialmente las áreas como marketing, publicidad, ventas, atención al cliente…
“Para un médico, abogado o notario, la hiperautomatización aún no es muy funcional, porque el conocimiento de estos profesionales no está volcado en estos sistemas. A nivel industrial, falta mucho por recorrer, pero se esperan transformaciones espectaculares en la cadena de producción”, advierte Núñez. “No se trata de incorporar robots. Estos ya entraron hace tiempo en las fábricas. Se trata de que los robots sean capaces de hacer muchas más cosas”.
“En un momento en que la tasa de rentabilidad de las empresas baja considerablemente, una de las herramientas que tienen las empresas es automatizar, que no solo es sustituir a las personas por robots sino intensificar el propio trabajo”, analiza Ekaitz Cancela, autor de Utopías digitales. “En la construcción es complicado de momento recurrir a la hiperautomatización cuando hay que abordar tareas manuales, pero en lo relacionado con la organización, gestión, planificación, inversión…, es clave. Y aun así también avanza en la industria, como lo prueba la irrupción de los denominados camiones inteligentes. Las firmas del Ibex 35 prestan mucha atención a estas innovaciones”.
En la industria, tanto Gema Ruiz como Gustavo Núñez coinciden en que las cosas se aceleran en la cadena de suministro. “Permite un mantenimiento preventivo que nos avisa de qué está pasando en nuestra maquinaria, planificar, gestionar recursos, mejorar el inventario, calcular la demanda…”.
¿Y en los servicios? Según Gema Ruiz, “hay miles de ejemplos en todos los sectores”. Por ejemplo: “Cuando una persona quiere entrar a un hotel donde ha hecho una reserva: si el establecimiento cuenta con reconocimiento facial, la empresa identifica a esa persona y le permite hacer el check-in online”.
“Nos dirigimos hacia un futuro donde estas herramientas serán cada vez más sofisticadas y accesibles”, pronostica Juan Bello, de Aura Quantic. “Algo que permita popularizar servicios y generar trabajos de mayor valor añadido gracias a la disminución de tareas repetitivas”.
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