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Los bonistas cobrarán los 140 millones de la venta de Haya y dejan a Cerberus sin un euro

La sueca Intrum acuerda comprar el servicer español tras años de agonía

Álvaro Bayón
Sede de Haya Real Estate
Sede de Haya Real Estate.

Cerberus termina su era al frente de Haya Real Estate sin embolsarse ni un solo euro por su venta. El fondo estadounidense firmó ayer la venta del servicer español a Intrum por 140 millones. Pero, dado que la empresa adeuda 350 millones en bonos, el importe de la venta se embolsarán íntegros los dueños de este pasivo cotizado, según indican fuentes financieras.

La historia de los últimos años de Haya Real Estate está plagada de diversos avatares. Nació al calor de la crisis inmobiliaria de 2008 como un gestor de los activos inmobiliarios adjudicados por los bancos y tuvo entonces su momento de oro. Sin embargo, el negocio pronto empezó a declinar, una vez que las entidades financieras se sacudieron del lastre inmobiliario.

Era un negocio que se autodestruía y esto impidió que Haya Real Estate saliese a Bolsa en el año 2018, como pretendía, valorada en más de 1.000 millones. Cerberus después intentó vender la compañía, aunque también sin éxito. Llegó a tener un acuerdo con Centricus, un fondo de Softbank, tras haber sondeado al italiano doBank y al propio Intrum.

Entonces se cruzó el gran problema que ha arrastrado las cuentas de Haya en los últimos tiempos, la pérdida del contrato de Sareb. Era el gestor de la mayor cartera del banco malo, pero este decidió trocear el contrato y otorgárselo a otras firmas del sector. En 2021 seleccionó para ello a Anticipa- Aliseda, Hipoges, Servihabitat y Domo. Esto provocó la reestructuración de la deuda de la compañía y la conversión de sus 423 millones en bonos en, por un lado, el 30% del capital. Y en unos nuevos títulos por 350 millones, que vencen en 2025.

Los bonistas presionaron a partir de entonces a Cerberus a buscar un comprador, para lo que la compañía contrató a Deutsche Bank. Tras meses de negociaciones, ha acordado la venta a la única compañía que había mostrado interés genuino, la sueca Intrum. Se da la paradoja de que el precio de la venta, de 140 millones, es inferior al montante que adeuda la compañía. Y que ningún bonista permitiría que un accionista cobrase ni un euro antes que ellos en ningún caso.

Esto provoca que en paralelo a la venta de la compañía se haya iniciado un nuevo proceso de reestructuración. Su objetivo es repartirse los 140 millones que paga Intrum y a cambio asumir una quita del 60% del valor de los bonos para que los suecos adquieran la firma limpia de deuda. Asesorados por PJT Partners, el 85% de los dueños de esta deuda ya han mostrado su adhesión a este plan de reestructuración. El objetivo es alcanzar próximamente el 90%, con el que poder iniciar un procedimiento acelerado en los tribunales ingleses. Si se quedan finalmente por debajo de ese umbral, realizarían un proceso de reestructuración en Londres, que es similar al que introduce la nueva ley concursal.

Los inversores ya habían empezado a poner en valor los problemas de la compañía. Los bonos, que pagan un cupón del 11,6%, habían sufrido un fuerte menoscabo en su precio en los últimos meses y cotizan al 39% del nominal, aproximadamente lo que obtendrán con la transacción. Ya salieron a cotizar al 60%, muy por debajo de la par.

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Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.

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