Los fondos de Telepizza buscan una quita negociada con el Santander para evitar una guerra
Tratan de plantear una solución diferente a la de Naviera Armas
Los acreedores de Food Delivery Brands, dueña de Telepizza, quieren evitar a toda costa un conflicto con la banca. A diferencia de lo ocurrido con Naviera Armas, donde las entidades financieras están en pie de guerra para intentar frenar la quita total que le quieren aplicar los fondos, en la compañía de comida rápida sus nuevos dueños quieren darse la mano de la banca. Por ello negocian con el Banco Santander una disminución en el importe de su préstamo con la que todas las partes estén cómodas.
La nueva Ley Concursal ha cambiado la regla de juego de las reestructuraciones en España. Permite obligar a cumplir un acuerdo tomado por un grupo mayoritario de acreedores al resto de dueños de deuda y a los accionistas. Esto es exactamente lo que ha ocurrido en Naviera Armas. Los bonistas han pactado una quita de la mitad del pasivo cotizado, hasta los 178 millones, a cambio de tomar el 94% del capital. Santander, CaixaBank y Sabadell –que habían prestado 64,5 millones en 2020 con aval del ICO– sufrirán una quita de todo el importe de su crédito. Han lanzado una guerra judicial para tratar de revertir este pacto y recibir el mismo trato que los bonistas.
Esto es precisamente lo que quiere evitar Telepizza. Los bonistas ya han alcanzado un preacuerdo con la compañía y sus accionistas (los fondos KKR, Artá, Torreal, Altamar y J Safra Group) para que estos conviertan la deuda, de 335 millones, en capital y se hagan con el control de la firma. Por el momento, los acreedores ya han acordado inyectar unos 60 millones para enderezar la situación de la compañía mientras ultiman los detalles de la nueva estructura de capital.
Uno de ellos es qué quita se le aplicará a los bancos. Telepizza recibió en 2020 un préstamo del Banco Santander por 40 millones con aval del ICO. La idea es que, si bien todas las partes recibirán una quita, acomodar con el banco una solución negociada con la que estén contentas todas las partes. Houlihan Lokey es el asesor de la compañía en esta transacción, mientras que Rothschild asesora a los bonistas.
Es cierto que, con la ley en la mano, los bonistas no tienen por qué pactar con los bancos. En el caso de Naviera Armas, el equipo de fondos que pilotan JP Morgan, Barings, Cheney Capital, Bain Capital y Tresidor argumenta que la ley permite dividir la masa de acreedores en diferentes clases y que la estructura de la deuda bancaria establece que tienen menos preferencia en cobrar que los bonistas. Y permite ejecutar ese derecho de arrastre. También argumentan que, si ejecutan el aval del ICO, este cubrirá el 70% del préstamo y las pérdidas que asuman en realidad serán solo del 30%.
No obstante, en Telepizza son conscientes del peso de la banca y, más concretamente, del Santander. Son conscientes de que, aunque con la ley en la mano puedan aplicar quitas más agresivas, necesitan colaborar a largo plazo con los bancos para garantizar la viabilidad de la compañía. Actualmente tiene líneas de liquidez por 45 millones y otros casi 10 millones de factoring.
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