La banca afronta la subida de tipos con un riesgo al ladrillo de 26.570 millones
Las grandes entidades reducen su exposición inmobiliaria un 18% en 2022
La gran banca española se ha sacudido un 18,4% de su exposición problemática al ladrillo. En conjunto, Santander, CaixaBank, BBVA, Unicaja, Sabadell y Bankinter suman riesgos por 26.570 millones de euros, según se recoge en las memorias financieras de 2022 de cada banco, lo que supone restar 5.990 millones en los últimos 12 meses. Se trata de una tendencia que repite en los últimos años por la venta de activos y créditos dudosos a fondos. Está por ver ahora cómo la subida de tipos de interés y el cambio de ciclo inmobiliario puede impactar a medio plazo en los niveles de activos tóxicos.
De momento, los bancos no han experimentado un repunte de los impagos. La tasa de morosidad del sector, de hecho, se redujo en 2022 al 3,45%, lo que supone el nivel más bajo desde 2008, según los datos del Banco de España. Sin embargo, las propias entidades cuentan con que la mora empezará a aflorar en los próximos meses. Las hipotecas se han encarecido, las cuotas seguirán aumentando y más familias verán presionada su capacidad de pago. Por ello, el Gobierno impulsó a finales del año pasado un Código de Buenas Prácticas con el sector bancario, por el que las entidades de momento han recibido unos 7.000 peticiones para extender los plazos por el encarecimiento de las cuotas.
El problema actual proviene fundamentalmente del encarecimiento de las hipotecas a tipo variable. Tras la subida de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo hasta el 2,50% (se espera otra alza de medio punto este mes), el euribor se disparó la pasada semana por encima del 3,8%. En ese sentido, Caixabank Research hizo público hace unos días un estudio en el que calculaba que los hogares tendrán que destinar el 38% de sus rentas al pago de hipoteca, la tasa de esfuerzo máxima en 10 años. Ese incremento de coste que pagan las familias sucede a la vez que la inflación continúa descontrolada, la economía se frena y, previsiblemente, se recrudezca la tasa de desempleo en los próximos meses.
Las seis grandes entidades suman 8.510 millones en créditos ligados a la compra de vivienda con garantía hipotecaría (es decir, el inmueble sobre el que se concede el préstamo). Esto supone un 23% menos que un año antes (ver gráfico). Respecto a la financiación dudosa concedida a los promotores de vivienda, el volumen se redujo un 22,49%, hasta 1.431 millones. En el caso del valor de inmuebles adjudicados (las propiedades que pasan a manos del banco tras el impago de la deuda), las entidades también rebajan su exposición al ladrillo tóxico un 14,92%, hasta los 16.628 millones.
Desagüe hacia fondos
La banca ha ido desaguando su exposición inmobiliaria, proveniente fundamentalmente de la gran crisis del ladrillo desde 2008, a través de carteras en venta que han comprado los grandes fondos inmobiliarios. Por ejemplo, en 2018, Santander se deshizo del portfolio procedente de Popular, ya que traspasó el 51% de una sociedad, llamada Project Quasar, a Blackstone. Ese movimiento provocó que en ese ejercicio, solo en activos adjudicados la compañía rebajara ese contagio en 17.000 millones, hasta los 27.845 millones en valor bruto.
Desde entonces, el banco ha segado esa cifra hasta los 6.422 millones de euros en inmuebles adjudicados, con un recorte del 12,79% en el último ejercicio. Si se suma la financiación dudosa a promotores (581 millones, un 25,8% menos) y los créditos fallidos con garantía hipotecaria (1.064 millones, un 39% menos), la exposición total es de 8.067 millones (un 18,45% menos).
El pasado año, el sector bancario en su conjunto traspasó alrededor de 10.000 millones a fondos, según fuentes del sector inmobiliario. Para este año, previsiblemente la cifra sea algo menor, ya que la subida de tipos y la dificultad al acceso a la financiación también complica a los fondos estas adquisiciones y, por tanto, las entidades financieras frenarán en el nivel de desagüe.
CaixaBank reduce un 24%
El banco que más ha reducido en el último año su volumen de contagio a los activos problemáticos es CaixaBank, en concreto un 23,85%, hasta rebajarlo a 8.287 millones. Aun así, es la entidad cotizada más expuesta al ladrillo, principalmente por su elevado negocio hipotecario. Precisamente, en este aspecto rebajó un 33,5% los préstamos dudosos, hasta 3.176 millones.
En el caso de la entidad pilotada por Gonzalo Gortázar como consejero delegado, su mayor transacción de activos tóxicos se produjo también en 2018, cuando traspasó el 80% a Lone Star, a través de una sociedad conjunta que valoraba ese negocio inmobiliario en 7.000 millones.
En el caso de BBVA, el pasado año se deshizo de un 13,57% de esos activos y créditos dudosos, hasta los 5.097 millones. En adjudicados, rebajó la cifra a 2.381 millones (un 15,75% menos), a 239 millones (un 28,87% menos) en financiación fallida a promotores y a 2.477 millones (un 9,43% inferior). Igualmente esta entidad ya protagonizó su gran venta de cartera, a Cerberus, en 2018 por 4.000 millones.
Curiosamente, solo Unicaja es la única entidad que ha visto cómo crecían los créditos dudosos con garantía hipotecaria (un 5,1% más), hasta los 825 millones. También el préstamo promotor empeoró un 3,6%, aunque en volumen solo fue cinco millones. La entidad apunta que más de la mitad de las entradas de dudosos del año pasado fueron de carácter subjetivo. Es decir, los clasificó como dudosos aunque no hubiera signos de deterioro, por precaución. En cualquier caso, en conjunto, el banco malagueño recorta un 10,56% su volumen de activos tóxicos, hasta 2.803 millones, gracias a la reducción de las propiedades adjudicadas.
A un ritmo mayor traspasó Sabadell esa exposición el pasado año, al quedarse en 1.972 millones, un nivel de un 15,36% menor.
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