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4 razones por las que aún no vale la pena comprar un televisor 8K

No, no es buena idea apostar por esta tecnología

4 razones por las que aún no vale la pena comprar un televisor 8K
Smart TV 8K de Xiaomi

Samsung marcó un antes y un después en septiembre de 2018, cuando presentó el primer televisor 8K para el mercado de consumo, la Samsung Q900R. Al año siguiente otros fabricantes apostaron por sus propias Smart TV 8K, una tecnología de pantalla que ha visto un crecimiento exponencial en número de modelos, pero no en ventas.

 Y es que, aunque han pasado casi 5 años desde el lanzamiento del primer televisor con pantalla 8K, sus ventas están siendo anecdóticas. Pero, ¿cuál es la razón por la que no han crecido a nivel de consumo? Pues muy sencillo: no vale la pena comprar un televisor 8K a día de hoy

Razones para no comprar un televisor 8K en 2023

Nadie puede negar que la calidad de imagen que ofrece un televisor 8K no tiene parangón. El problema es que la diferencia visual entre 4K y 8K es mínima para el ojo humano a distancias de visualización normales, especialmente en televisores más pequeños que 65 pulgadas. Y aunque la tendencia apunta hacia el gran formato, la falta de espacio hace que los modelos de 75 o más pulgadas sean menos vendidos, afectando notablemente a la tecnología 8K.

Otro gran problema es la necesidad de una buena conexión a Internet. El streaming de contenido 8K requiere una conexión a Internet muy rápida y estable, ya que el contenido emitido está a mayor resolución. Y aquí entra el gran problema: aunque tengas una buena conexión, apenas hay contenido 8K disponible.

Para empezar, olvídate de ver Netflix en 8K. Hay poquísimos contenidos en este formato, Apple TV+ grabó una serie en 8K, y Samsung tiene alguna serie especial para su familia de televisores, pero no hay más.

Smart TV 8K

¿Y qué pasa con YouTube? Pues que comprime tanto los vídeos que realmente no estás viendo nada en 8K. La única opción es apostar por descargar vídeos en 8K (mejor si han sido grabados por ti) para verlos en la Smart TV.

Por último, pero no menos importante, tenemos el problema del escalado. A día de hoy, las Smart TV cuentan con todo tipo de tecnologías que mejoran la imagen, agregando píxeles para subir la resolución.

Esto es muy útil para ver la TDT en 4K, especialmente con televisores Sony, ya que cuentan con el mejor procesador de imagen del mercado. Pero una cosa es escalar un contenido en HD o Full HD a 4K, donde ya hay que agregar unos cuantos píxeles. Y otra muy diferente escalar a 8K.

Y es que, en este caso hay que añadir tantos píxeles para completar la imagen que aparecen aberraciones de todo tipo, lastrando la experiencia de visualización. Así que, mucho nos tememos que a día de hoy no vale la pena comprar una Smart TV. Eso sí, en un par de años que se estandarice este formato, los televisores 8K serán los reyes.

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