Inditex pone orden al caos de los convenios provinciales y enseña el camino a la patronal ARTE
El acuerdo con CC OO y UGT avanza en la homogeneización de condiciones del sector
El acuerdo sellado en la noche del jueves entre Inditex y sus dos principales sindicatos a nivel nacional, CC OO y UGT, en el que se fijaron cuatro tramos salariales mínimos para toda su plantilla de tienda y todas sus marcas, permite al gigante gallego borrar de un plumazo varios problemas a los que se venía enfrentando en sus relaciones laborales.
El primero, de pura gestión de recursos humanos. Los nuevos salarios fijos establecidos, que van desde los 18.000 euros a los 24.500 euros, según antigüedades y responsabilidades, permite al grupo textil homogeneizar las condiciones de sus más de 30.000 dependientas, que hasta ahora debían atenerse a las condiciones fijadas en un caótico mapa de convenios provinciales, en su mayoría vencidos desde hace años. Esto no solo provocaba diferencias salariales importantes entre provincias para puestos similares, sino que añadía una complejidad extrema a la gestión del personal. "Cada convenio fija un sistema de contratación, una duración diferente de los contratos eventuales, una implementación distinta de los fijos discontinuos, condiciones dispares en la contratación a tiempo parcial... Un caos, un lío de gestión", explica Chema Martínez, secretario general de la federación de servicios de CC OO.
Escenario pospandemia
De ahí el interés de Inditex por una homogeneización, al menos salarial, de las condiciones de su plantilla. UGT estima que el nuevo escenario implica una subida media del 20% del salario, que llega al 40% en provincias con sueldos más bajos.
El nuevo escenario económico pospandemia, además de los cambios en los hábitos de compra de los consumidores, han empujado a Inditex a abrir un melón, el de las condiciones de su plantilla, que durante años dejó a merced de los convenios.
Empezó en 2020, con una mesa de negociación con los mismos sindicatos para gestionar el cierre de las 350 tiendas que decidió clausurar tras iniciarse la crisis sanitaria, y en la que se fomentaron las recolocaciones y las salidas voluntarias sobre los despidos. En los últimos meses llegó la negociación salarial, con un diálogo que, según las fuentes consultadas, empezó antes de la crisis de las dependientas de A Coruña, y que vino favorecido por la nueva cúpula que forman Marta Ortega, presidenta, y Óscar García Maceiras, consejero delegado. "El cambio ha permitido abrir un debate sobre cómo afrontar estos puntos", dicen fuentes de la negociación.
Otro asunto que se quita Inditex con el acuerdo es, precisamente, el de las protestas. CGT, mayoritario en Zara en Madrid, decidió este viernes desconvocar los paros que había convocado para este sábado 11. "Los datos son como para desconvocar la huelga", dijo Aníbal Maestre, representante del sindicato.
Y, de paso, el pacto es una declaración de intenciones de lo que los grandes operadores del comercio textil quieren hacer a nivel estatal a través de ARTE, su nueva patronal. Una unificación de condiciones y la creación, a medio plazo, de un convenio colectivo propio. Con un punto, eso sí, que tendrán que salvar: no todos los operadores que forman la asociación tienen el pulmón financiero de Inditex como para afrontar una subida media del 20% de los sueldos.
El mercado castiga el aumento de los costes laborales
Los inversores no recibieron de buen grado que Inditex reparta con su plantilla, y no con ellos, la sólida marcha de su negocio. Las acciones del grupo textil sufrieron una caída del 4,58%, retrocediendo hasta los 27,7 euros. Es la bajada diaria más elevada desde marzo del año pasado, en plena crisis en Rusia. Un informe de Bankinter publicado este viernes calculaba, en base a un aumento salarial medio del 20% en su personal de tiendas, que la medida supondría un aumento de costes de 167 millones de euros, algo que la entidad consideraba una “noticia negativa”.