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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El trabajo híbrido se asienta en EE UU (con sus pros y sus contras)

Las empresas tecnológicas apuestan fuerte por esta fórmula: necesitan un nuevo empuje tras prescindir de 70.000 empleos en el último año

La economía de EE UU muestra un cuadro macroeconómico muy sólido. El crecimiento del PIB ha alcanzado el 3,2% a ritmo interanual en el cuarto trimestre y el 2,1% para el conjunto de 2022. Los siete aumentos de tipos de la Reserva Federal del año pasado han reducido la inflación en diciembre hasta el 6,5% a ritmo interanual, por debajo del 10,4% de la UE, el 9,2% de la eurozona y el 9,2% del Reino Unido. La inflación se atenúa sustancialmente en EE UU, ya que todavía era del 9,1% en junio. En cambio, apenas desciende en Europa, donde fue del 8,6% en la eurozona en junio pasado. La tasa de paro en EE UU (3,5%) es equivalente al pleno empleo y se generaron 223.000 trabajos en diciembre. Pero el ritmo de peticiones de compensación por desempleo ha subido, augurando quizás una pausa o elevaciones de tipos más suaves por parte de la Fed en sus próximas reuniones.

En este contexto favorable, se está consolidando un fenómeno propiciado por la era de Covid-19: el trabajo híbrido. Significa la posibilidad de acudir a la oficina o el lugar de trabajo habitual durante parte de la semana y de llevarlo a cabo en casa o incluso viajando durante el resto. La tecnología para desempeñar tareas profesionales en el sector de servicios es abundante. El software de Zoom, Slack, OnBoard y Asiana y otras empresas se ha sofisticado mucho. Las velocidades de conexión mediante 5G y los 15.140 millones de aparatos (ordenadores, portátiles, tabletas, móviles) conectados al internet de las cosas ofrecen amplias posibilidades para el trabajo híbrido. Una parte de la población se ha acostumbrado a realizar sus tareas desde su hogar, segunda residencia o mientras viaja.

Las empresas del sector del transporte de pasajeros se benefician de esta tendencia. En EE UU las aerolíneas vuelven a registrar números récord de pasajeros. Los partidarios del Green New Deal del Partido Demócrata y el Pacto Verde europeo también propugnan la cultura híbrida del trabajo. Una disminución de los desplazamientos desde el hogar a la oficina recorta la emisión de gases de efecto invernadero. Asimismo, empleados que pueden pasar más horas en su casa pueden dedicar más tiempo a sus familias, su formación y a prácticas saludables como el ejercicio. Se reducirá su estrés, los conflictos laborales y quizás incluso aumentará la natalidad.

Las empresas tecnológicas apuestan fuerte por el trabajo híbrido. Necesitan un nuevo empuje después de prescindir de 70.000 empleos en el último año. Elon Musk está dañando gravemente Twitter, instrumento que las élites políticas y empresariales del mundo se han habituado a utilizar. Se enfrenta ahora a un juicio civil presentado por los accionistas de Tesla. Jeff Bezos y Mark Zuckerberg no son mucho mejores. Con sus grandes egos y necesidad de protagonismo incumplen sus promesas de devolver algo a la sociedad mientras persiguen su última fantasía.

La reforma fiscal de Donald Trump a finales de 2017 recortó el impuesto de sociedades. Recortó del 35% al 15% el impuesto aplicado a la repatriación de los hasta 1,5 billones de dólares en beneficios de empresas estadounidenses aparcados en el extranjero. Pero los 665.000 millones repatriados sirvieron básicamente para recompras de acciones. La expectativa de cientos de fábricas y centros de investigación y desarrollo no se cumplió. Amazon, en 2017, anunció 5.000 millones en construcción y 50.000 empleos para dos nuevas grandes sedes. Doscientas ciudades de América del Norte ofrecieron deducciones fiscales y otras ventajas. Seis años después aún no ha empezado la construcción de la sede (Helix) elegida en las afueras de Washington DC. La capitalización bursátil de las grandes tecnológicas ha disminuido sustancialmente en los últimos meses. El pinchazo de las que quieren desarrollar el metaverso es un hecho.

El trabajo híbrido tiene ventajas. Pero hay que proceder con mucha cautela para evitar injusticias sociales, agravios comparativos y otros efectos negativos. Los empleados con mayor remuneración son los que pueden trabajar remotamente. Ya hay un insuficiente número de conductores de camiones, vehículos de transporte y estibadores, fenómeno que alienta la inflación. Los robots no los van a desplazar a corto plazo. Tampoco a la mayoría de los que trabajan en hospitales, laboratorios o cuidando de personas mayores. En muchas ciudades españolas y de países desarrollados son extranjeros y nacionales con estudios más bajos los que mantienen la atención al público en centros médicos, grandes almacenes y comercios. El trabajo remoto significa viajes de placer en avión y otros medios de transporte que emiten gases de efecto invernadero. La calidad del internet ofrecida por las aerolíneas es baja. Viajar mientras se trabaja dentro del territorio nacional es posible para algunos. Pero hacerlo al extranjero para funcionarios o los que cobran prestaciones sociales generaría resentimiento. Los que detentan grandes responsabilidades no pueden arriesgarse a que su portátil sea hackeado en cualquier restaurante u hotel. Los piratas informáticos ya penetran con facilidad las redes de ministerios de los países más avanzados. Y la tasa de participación laboral está estancada en EE UU y otros países desarrollados porque muchas personas no quieren reintegrarse en el mercado laboral.

El trabajo híbrido remoto ofrece comodidad, placer y viajes para algunos. Pero hay que tener en cuenta sus inconvenientes y limitaciones.

Alexandre Muns es Profesor de EAE Business School

 

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