El tercer intento de ponerle un cascabel histórico a Google
La demanda presentada por el Departamento de Justicia de EEUU, junto a ocho estados federales, contra Google por presuntas prácticas de monopolio en el mercado de la publicidad digital constituye un nuevo capítulo de la ofensiva antitrust más importante de las últimas dos décadas en el país y el tercer intento de ponerle el cascabel al poderoso gigante de Mountain View. La demanda, presentada ante un tribunal federal de Virginia, acusa a Google de utilizar medios anticompetitivos, excluyentes e ilegales para eliminar o reducir radicalmente cualquier amenaza a su dominio sobre las tecnologías de publicidad digital. También exige que se obligue a la compañía a vender Google Ad Manager, incluyendo su servidor publicitario, la gama de herramientas Double Click y la plataforma de compraventa de anuncios AdX, lo que en la práctica supone trocear el negocio.
Para hacerse una idea de la magnitud y de los intereses que se dirimen en esta batalla basta con recordar que se trata de la tercera ofensiva impulsada por la Administración de EEUU contra Google. La presión comenzó en 2012, bajo la Administración Obama, cuando la Comisión Federal de Comercio recomendó una acción legal que finalmente no llegó a presentarse. Se reanudó en 2020, durante el mandato de Donald Trump, cuando el Departamento de Justicia, junto a varios estados federales, presentó de forma efectiva la demanda, en la que se acusaba a la compañía de abuso de posición dominante en el mercado de la publicidad y de las búsquedas de internet con el fin de perjudicar a sus rivales. El objetivo del capítulo actual es, por tanto, culminar ese cerco y lograr que los tribunales obliguen al gigante a dividir su negocio, algo que no ocurría desde que se desmanteló AT&T en 1982.
Lo que Google se juega en esta cruzada legal no es solo un enorme pedazo de la tarta del negocio de publicidad digital, valorado en 279.000 millones de dólares, sino también de la integridad estructural de la compañía. Para defenderla, se enfrentará a la tenacidad histórica de un sistema legal que ha demostrado su capacidad para combatir monopolios, con precedentes como el de AT&T, que fue troceada en siete pequeñas compañías locales, las denominadas bluebells, o el famoso juicio contra la Standard Oil en 1911.
Los 155 folios de la demanda no resultan excesivos para un caso cuya resolución puede llevar varios años, que puede marcar un antes y un después en el negocio de las grandes tecnológicas y que sentará un precedente a estudiar por otras autoridades de competencia, entre ellas, también la europea.