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El cisma de los bancos centrales es una mala noticia para los 'bunds'

La divergencia prevista entre las políticas del BCE y la Fed acercará los rendimientos de la deuda alemana y la de EE UU

Christine Lagarde y Luis de Guindos, el día 15 en el BCE.
Christine Lagarde y Luis de Guindos, el día 15 en el BCE.WOLFGANG RATTAY (REUTERS)

La deuda pública alemana está en el punto de mira. Los inversores consideran que la Reserva Federal dejará de subir los tipos antes que el Banco Central Europeo, por lo que están presionando al alza los rendimientos de los bonos alemanes, acercándolos a los de los del Tesoro estadounidense. La obstinada inflación europea y las laxas políticas fiscales germanas sugieren que el diferencial entre los rendimientos de ambos países seguirá reduciéndose.

Las duras palabras de Christine Lagarde del día 15 captaron la atención de los mercados. La presidenta del BCE insistió en que los tipos de la zona euro deben alcanzar niveles “restrictivos”. Los traders esperan ahora que el tipo de depósito, actualmente en el 2%, alcance el 3,25% en junio y se mantenga ahí durante 2023, según datos de Refinitiv.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha mostrado menos convincente. Las proyecciones del banco muestran que el tipo de los fondos federales subirá hasta el 5,1% en 2023, desde el 4,25%-4,5% actual. Sin embargo, los inversores consideran que los tipos alcanzarán su nivel máximo en marzo, en el 4,75%, y empezarán a bajar poco después, según datos de Refinitiv, a medida que Powell se vea obligado a apuntalar una economía tambaleante.

Los caminos divergentes de los dos bancos han provocado una venta masiva de bonos soberanos alemanes, lo que ha hecho subir sus rendimientos. El diferencial entre los retornos de los bunds a 10 años y los bonos del Tesoro estadounidense con el mismo vencimiento ha caído unos 30 puntos básicos desde antes de la intervención de Lagarde, hasta los 130 puntos básicos, el más bajo en más de dos años.

Varios factores apuntan a un mayor estrechamiento. El primero es la inflación. El BCE prevé que la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, será del 2,4% en 2025, por encima de su objetivo del 2%, debido al crecimiento salarial y a la persistencia de los precios de la energía. La Reserva Federal, por su parte, prevé una inflación subyacente de solo el 2,1% ese año. Dado que es probable que la subida de precios se mantenga por encima del objetivo en Europa durante algún tiempo, el BCE podría tener que mantener los tipos elevados durante más tiempo.

El segundo es el aumento de nueva deuda alemana, agravado por la decisión del BCE de empezar a reducir su cartera de bonos de 5 billones de euros en marzo. Según las estimaciones de los analistas de Deutsche Bank, en 2023 saldrán al mercado 102.000 millones de euros en bonos netos de pagos de principal. Ello supone multiplicar por 10 la cifra de 2022.

En total, Alemania gastará unos 300.000 millones entre 2022 y 2024 para amortiguar el golpe de la subida de los precios del gas. El estímulo disparará la inflación y obligará a colocar más deuda, lo que elevará los rendimientos. En Estados Unidos, en cambio, el bloqueo del Congreso mantendrá cerradas las espitas fiscales.

La diferencia de rentabilidad entre los bonos del Tesoro y los bunds rondaba los 100 puntos básicos en 2014, antes de que el BCE iniciara su compra de bonos, y en 2012 era plana. Ello sugiere que hay mucho margen para que el diferencial se reduzca aún más.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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