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Los bancos europeos luchan por frenar a Wall Street en Europa

BNP, Deutsche Bank o Barclays pretenden ganar terreno en banca de inversión en EE UU, y el mercado debería apreciarlo

Edificio de Deutsche Bank en Fráncfort.
Edificio de Deutsche Bank en Fráncfort.RALPH ORLOWSKI (REUTERS)

BNP Paribas no es el primer banco que pasea la bandera europea de las 12 estrellas por suelo de EE UU. La entidad francesa está contratando, prestando, intermediando y apurando el paso para hacerse con una mayor parte de la mayor bolsa de beneficios del mundo para el trading y las operaciones corporativas. Deutsche Bank y Barclays están haciendo lo mismo. Esta vez, el objetivo no es añadir un rostro europeo al Monte Rushmore de la banca, sino frenar el avance de las firmas de Wall Street en Europa. Es un plan que los accionistas deberían apreciar.

Los europeos llevan una década perdiendo la batalla contra el acogedor club de Wall Street. Tras quedar prácticamente enmudecidos por la regulación después de la crisis financiera, los bancos de EE UU, liderados por JP Morgan, salieron fortalecidos y arrebataron cuota de mercado a sus rivales foráneos, dentro y fuera del país. La relativa fortaleza de la economía de EE UU generó una gran cantidad de beneficios de banca minorista que JP Morgan y Bank of America pudieron reciclar en sus negocios de trading y colocación.

Los cinco principales bancos de Wall Street, que también incluyen a Citigroup, Morgan Stanley y Goldman Sachs, aumentaron sus ingresos anuales combinados por trading en un 40% entre 2014 y 2021. Los de los cinco mayores europeos –una lista en la que también están UBS y Credit Suisse– cayeron más de un 10%. Aunque en 2022 los europeos protagonizaron una frágil remontada, incluidos los buenos resultados de trading de Barclays, los de EE UU son un oligopolio en la práctica. Entre ellos, la cuota de mercado apenas se ha movido.

Apartados de la gran liga por los colosos de EE UU, los bancos extranjeros están adoptando distintas estrategias. Deutsche comenzó a deshacerse de su negocio de renta variable en 2019 y ahora se centra en el trading de valores de renta fija y divisas, que aporta el 60% de los ingresos de trading. No está incorporando mucho personal ni riesgo en EE UU, sino que se está centrando en intentar sacar más partido de lo que tiene. Barclays, por su parte, intenta recuperar negocio en áreas como el macrotrading, que incluye apuestas sobre tipos de interés.

BNP está creciendo en todos los ámbitos. Según Refinitiv, es el que más comisiones cobra por suscribir deuda en Europa. Aunque sigue siendo pequeño en términos de comisiones en EE UU, comparte algunas cualidades con sus homólogos de aquel país, como el tamaño: sus activos rondan los 3 billones de dólares, lo que lo sitúa a escasa distancia de JP Morgan. También cuenta con un jefe con muchos años de servicio. Jean-Laurent Bonnafé lleva 11, mientras que el resto de grandes bancos europeos han cambiado de líder en los últimos 5.

La diferencia con la bonanza pre-2008 es que los europeos ya no intentan comprar su entrada en las grandes ligas. La adquisición de Bankers Trust por parte de Deutsche en 1998, por 10.000 millones de dólares, que lo convirtió brevemente en el mayor banco del mundo por activos, fue el último intento a gran escala de hacerse con un terreno en EE UU. Una década antes, Credit Suisse compró First Boston y Donald, Lufkin & Jenrette, operaciones que se revertirán cuando la problemática entidad suiza escinda su banco de inversión. Barclays adquirió los restos de Lehman Brothers en 2008.

BNP ha dado pasos más pequeños, comprando el negocio de corretaje preferente de Bank of America en 2008, y luego el de Deutsche en 2019. Bonnafé también se hizo con clientes de ­hedge funds de Credit Suisse, después de que este se desprendiera de su exposición a Archegos. Pero el banco francés no está valorando grandes adquisiciones, como una oferta por CS First Boston, según fuentes cercanas.

Uno de los problemas de los europeos es que están rezagados incluso en su propio terreno. Las principales fábricas de comisiones de bancos de inversión de la región en 2022 han sido JP Morgan, Goldman, BofA, Citi y Morgan Stanley, según cifras preliminares de Dealogic. Aunque los bancos franceses dominan su propio mercado y Deutsche es el primero en Alemania, cada país supone solo un séptimo de los 30.000 millones de dólares de comisiones del continente. En el mercado británico, mucho mayor, Barclays es el tercero, por detrás de dos rivales de EE UU.

La clave para recuperar esa ventaja reside en asegurarse de que las empresas nacionales y las firmas de inversión no se dejen intimidar por sus homólogas más llamativas de Wall Street. Eso, a su vez, implica tener un negocio considerable en EE UU. BNP, Barclays y Deutsche están intentando captar clientes europeos cuyas operaciones con EE UU los pone en el punto de mira de JP Morgan y su cohorte. Según algunos banqueros de alto nivel, ese es ahora el motor de la estrategia estadounidense, más que crecer en su país.

Incluso con las mejores intenciones, los bancos europeos deben lidiar con sus propios reguladores, lo que afecta a su capacidad para asumir riesgos en otros lugares. El BCE ha impuesto mayores requisitos de capital a Deutsche y BNP para animarles a asumir menos riesgos en los préstamos apalancados. El CEO del grupo alemán, Christian Sewing, ha advertido de que los organismos de control corren el riesgo de socavar a los bancos locales, dejando al bloque dependiente de los de EE UU. Su sugerencia es que JP Morgan y otros podrían levantar el puente levadizo en una crisis financiera, o centrarse en sus relaciones en casa, dejando a los clientes europeos desamparados.

Este argumento también puede resonar entre los gestores de fondos y los pagacomisiones del bloque. En un mundo ideal, un fondo de pensiones holandés o un titán empresarial como Siemens querrían estrechar lazos con los bancos locales. Deutsche y otros están poniéndolo más fácil, al mostrar un compromiso con la banca de inversión y de trading tras años de cambios y recortes. El fin de los tipos negativos debería de impulsar la banca minorista, lo que daría a los europeos más capacidad de trading y colocación.

Este impulso más sensato de la banca de inversión implica a su vez que los inversores deberían ponerse de su lado. Valoran los grandes bancos de EE UU –con la excepción de Citi, aún en periodo de prueba– en algo más que sus activos netos, mientras que los europeos suelen valorarse en menos de la mitad de su valor contable. Ganar negocio en su patio trasero debería de ayudar a cerrar esa brecha.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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