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Un año de incertidumbre tras el adiós de Nissan en Barcelona

El D-Hub se postula como el único candidato para reindustrializar la planta

Planta de Nissan en Zona Franca (Barcelona).
Planta de Nissan en Zona Franca (Barcelona).
Manu Granda

Esta semana se ha cumplido un año desde que Nissan ensamblara su último vehículo en la planta de Zona Franca en Barcelona. Fue una pick-up Navara y, tras ello, 3.000 trabajadores se quedaron sin empleo. La mayoría de ellos aún espera por una solución que reindustrialice las instalaciones que abandonó la compañía nipona.

Tras saberse el adiós de Nissan, se constituyó una mesa formada por Gobierno, Generalitat, sindicatos y la propia japonesa para pilotar el proceso de reindustrialización de los terrenos. Antes de que la automovilística finalizase su actividad en la factoría, sonó como firme candidato a ocupar dichas instalaciones el fabricante de coches chino Great Wall Motors (GWM).

En un principio, este gigante chino del automóvil dijo que su intención era hacer 150.000 vehículos anuales. Esa cifra inicial luego se duplicó hasta las 300.000 unidades y, por ello, GWM se retiró del proyecto alegando que la fábrica de Nissan no tenía suficiente capacidad. Poco después de su negativa, la compañía anunció una inversión de 1.600 millones en Brasil.

El fracaso de las negociaciones con la china supuso un varapalo para la mesa de reindustrialización que tenía al de GWM como su proyecto favorito para ocupar el hueco que dejaba Nissan. Tras ello, se postuló como mejor candidato el D-Hub, una unión de empresas liderada por QEV y BTech. La primera aspira a tener una marca propia de vehículo industrial (Zeroid), mientras que BTech desea reflotar la marca Ebro. A estas les acompañará el fabricante de motos eléctricas Silence, el único que ya está haciendo uso de las instalaciones a día de hoy (junto al centro técnico que mantiene Nissan y que emplea a 287 personas).

En verano, la mesa abrió el proceso de licitación de los terrenos y, tras numerosos retrasos, el plazo para la presentación de proyectos terminó en octubre. Finalmente, el proyecto del D-Hub y su socio logístico Goodman quedó como único candidato para reindustrializar la antigua Nissan.

Tras ello, llegó el lío de los avales en el Perte del coche eléctrico. El Gobierno había asignado 107,8 millones al D-Hub, pero este fue incapaz de presentar avales por el 90% de las ayudas recibidas, por lo que finalmente tuvo que conformarse con unos 65,2 millones. Esto obligará al hub a reducir sus inversiones en las instalaciones de Nissan, las cuales en un principio iban a ser de 800 millones, luego se redujeron a menos de la mitad (300 millones) y ahora habrá que esperar para ver en cuánto quedan. Mientras espera para poder entrar en la antigua planta de la nipona, QEV ya ha conseguido su primer gran pedido: Bimbo le ha encargado 1.500 furgonetas eléctricas.

Sobre la firma

Manu Granda
Redactor de la sección de empresas especializado en el automóvil e industria pesada. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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