Lula o Bolsonaro: duelo electoral entre viejos conocidos para el mercado
Bolsonaro ha renunciado a la ortodoxia en el gasto para aumentar su popularidad, mientras a Lula se le recuerda como un mandatario pragmático y serio
La característica más destacada de este balotaje al que se enfrentan Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro este domingo es que los brasileños ya saben cómo gobiernan. Tras una primera vuelta electoral muy reñida –con Lula obteniendo el 48% de los votos y Bolsonaro el 43%–, la situación sigue abierta según las últimas encuestas, que dan una corta victoria al Partido de los Trabajadores. Los analistas no esperan movimientos bruscos de los mercados porque conocen la acción de gobierno de ambos candidatos y porque los programas electorales, desde un enfoque económico, no difieren tanto como se podría creer.
Además, estas elecciones cobran en España un especial significado por la importante presencia de compañías españolas en Brasil: Telefónica, Banco Santander, Iberdrola, Dia, CIE, Gestamp, Mapfre, Sacyr y Aena, entre otras. En Dia e Iberdrola el efecto de su presencia en el mercado brasileño ha sido positivo tanto por ventas como por la subida del real. Para Santander, Brasil es uno de los motores del beneficio ordinario, que ha crecido en este país el 15%.
El actual presidente, Bolsonaro, visto por muchos como el Donald Trump del trópico, promete mantener su programa de asistencia social, con el pago de 600 reales mensuales (120 euros) que reparte a más de 20 millones de familias necesitadas. Ha incrementado el gasto social tras el Covid-19 y la proximidad de este octubre electoral, pese a su originaria voluntad de recortar el gasto público.
De igual forma, Lula es previsible y se le considera un político pragmático y realista. La victoria de Lula en la primera ronda electoral no supuso ningún susto para los mercados brasileños. Bolsonaro (Partido Liberal) es considerado el preferido del mundo del dinero, que recibió con agrado que Lula tenga que ganarse al votante de centro en la segunda vuelta.
Los analistas no esperan movimientos bruscos en los mercados cualquiera que sea el resultado electoral de este domingo
En unas elecciones muy polarizadas, Ignacio Cantos, socio de Atl Capital, considera que Bolsonaro tiene posibilidades de victoria. “Hay un buen contexto para las materias primas y el petróleo que Brasil produce y el actual presidente no lo ha hecho mal en economía. Además, Brasil lleva el ciclo del alza de tipos adelantado y será de los primeros en bajarlos”, explica.
En un contexto mundial de desaceleración económica, Brasil ofrece unas cifras comparativamente positivas que se han reflejado en la marcha de sus mercados a lo largo del año. El índice bursátil Bovespa sube más del 10% en lo que va de ejercicio y el real brasileño se ha apreciado cerca de un 20% frente al euro y algo más del 2% en relación al dólar estadounidense.
El dato de inflación a septiembre es del 7,2% (paradójicamente positivo si se compara con las estables Europa y EE UU) y el segundo semestre del año terminó con un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 3,2%, porcentaje que, según Edward Glossop, economista de emergentes de abrdn, podrá mantener hasta final de año. Brasil también destaca por ser uno de los principales productores de materias primas del mundo, aún tensionadas por la guerra en Ucrania, además de ser autosuficiente en petróleo.
Preocupa la ortodoxia fiscal: la deuda se lleva el 25% de los ingresos públicos
El Banco Central de Brasil tiene unos tipos del 13,75%, cuando en 2020 se situaban en el 2%. Son niveles inquietantes de mantenerse mucho tiempo. Thierry Larose, gestor de Vontobel, apunta a la preocupación del nivel de endeudamiento ligado al consumo, que afecta a la economía de las familias.
“Casi el 80% de los hogares brasileños están endeudados y el 30% de ellos tienen dificultades para pagar su deuda debido a los altísimos tipos de interés de los préstamos privados: por ejemplo, un préstamo para automóviles cuesta alrededor del 2% mensual (en torno al 27% anual)”, expone en una reciente nota. El experto considera que ambos candidatos se verán limitados por la necesidad de mantener la credibilidad en los mercados: “Ninguno de los dos parece tener un gran deseo por interferir con el Banco Central, que parece que va a retrasar los recortes de tipos de interés mientras la inflación subyacente siga siendo rígida”.
Roberto Scholtes, jefe de estrategia en Singular Bank, destaca la independencia del gestor de la política monetaria brasileña. “El Banco Central de Brasil solo reaccionaría si se produjeran cambios notables en la política fiscal”, indica.
Los estímulos fiscales
Bolsonaro, acercándose más al perfil de las políticas pasadas de Lula, sí desplegó un importante estímulo fiscal tras la pandemia a pesar de que había prometido restringir el gasto. Glossop avisa de los riesgos de la continuidad de esa política. “A medio plazo, aunque el crecimiento potencial podría ser mayor con Bolsonaro que con Lula, ambos podrían tener dificultades para mantener la disciplina fiscal. De hecho, el uso de la política fiscal como herramienta política ha sido durante mucho tiempo una táctica de Lula y su partido. Pero el periodo previo a estas elecciones ha revelado la voluntad de Bolsonaro de hacer lo mismo”, comenta.
Luis López Vivas, economista para América Latina del equipo macro de Axa IM, no prevé un giro radical si gana Lula, ya que en “su anterior presidencia se caracterizó por una política económica muy ortodoxa y una postura fiscalmente prudente”. Y añade: “No es un hecho que un gobierno de Bolsonaro sea mejor para las métricas fiscales y las perspectivas económicas de Brasil. Bolsonaro no ha sido capaz de llevar a cabo las reformas estructurales promercado que prometió y, últimamente, se ha inclinado hacia el populismo fiscal para apuntalar su popularidad. No hay diferencias significativas entre los dos candidatos. Tal vez el único caso de agitación del mercado debería provenir de la posibilidad de que Bolsonaro no acepte los resultados”, avisa.
Tampoco se esperan grandes diferencias entre los candidatos ante una situación de la deuda complicada, que ya alcanza el 80% del PIB. Thierry Larose, gestor de Vontobel, indica que, “tras reducirse sustancialmente el año pasado gracias al elevado crecimiento del PIB nominal, la deuda bruta sobre el PIB podría seguir subiendo en 2023. El coste del servicio de la deuda pública sigue siendo bastante elevado (casi el 25% de los ingresos del Estado), ya que más del 70% del stock de deuda está vinculado al tipo de interés o a la inflación. Por lo tanto, hay poco espacio para la euforia también en ese lado”, argumenta.
Empresas y dividendos
La privatización de empresas estatales así como las subastas de licencias de explotación de infraestructuras públicas son un objetivo central del ministro de Economía de Bolsonaro, Paulo Guedes, y lo seguirán siendo si Bolsonaro gana un segundo mandato. Una estrategia completamente distinta a la anunciada por Lula, que se ha comprometido a poner fin a la venta de las empresas públicas. “De hecho, las privatizaciones son la única carta que puede utilizar Bolsonaro para reducir la carga de la deuda pública. Sin embargo, las privatizaciones a gran escala –por ejemplo, Petrobras– se enfrentan a muchos obstáculos judiciales y políticos y tardan mucho en materializarse ”, apunta Larose, quien descarta nacionalizaciones por parte de Lula.
Patricia Urbano, gestora de fondos de renta variable emergente en Edmond de Rothschild AM, recuerda el importante peso de las empresas españolas en Brasil y advierte del riesgo de que el nuevo Gobierno empezara a gravar el dividendo, ya que Brasil es uno de los pocos países que no lo hace. “Una de las cuestiones para el próximo Gobierno, no importa si Lula o Bolsonaro, es mantener el programa social Auxilio Brasil. Este previsible incremento del gasto se financiaría, por ejemplo, gravando los dividendos, o eliminando el beneficio fiscal sobre el pago de intereses sobre el capital a los accionistas (similar a los dividendos). Si se aprueba, podría afectar principalmente a los pagos de dividendos de Vivo (Telefónica) y Santander”. Y agrega a continuación que “Iberdrola, Mapfre y Santander son más sensibles a la macroeconomía”.
Sea cual sea el resultado electoral, la reacción de los mercados que se prevé tranquila al ser candidatos conocidos y predecibles. Una estabilidad que ya se ha visto en este casi mes de espera entre la primera y la segunda ronda electoral.
Amazonía y alianzas comerciales
Deforestación. Sin duda la deforestación de amplias zona de la Amazonía ha estado en el debate electoral. Greenpeace estima una pérdida anual de masa forestal de 24.000 kilómetros cuadrados. Bolsonaro se ha inclinado por la explotación tanto agrícola como minera en la Amazonia. Ahora, promete un uso sostenible y minimiza los problemas durante su mandato. Para Lula es “imperativo” terminar con la deforestación. Combatirá la minería ilegal en la Amazonía y cambiará las leyes.
Mercosur. Bolsonaro no se muestra muy entusiasmado con la alianza de Mercosur en la que participa con Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Lula mantuvo buenas relaciones con Cuba, Venezuela, Ecuador o la Argentina de Kirchner. Apuesta por potenciar Mercosur y también a los BRICS (Rusia, India, China y Sudáfrica).