El primer test de los resultados empresariales aún da positivo
El tercer trimestre dejará resultados sólidos, en especial en las energéticas, aunque 2023 traerá ajustes de beneficios
Los inversores en Bolsa tienen medio despejada una incógnita: los bancos centrales han subido los tipos de interés el pasado trimestre y seguirán haciéndolo si la inflación tanto de Europa como de Estados Unidos insiste en sus elevados niveles próximos a los dos dígitos.
La otra gran incógnita por resolver es qué pasará con los resultados empresariales, cómo la desaceleración económica, y la propia subida de tipos, hacen mella en las ganancias sobre las que se sustentan sus valoraciones. En estos primeros días de enseñar las cuentas del tercer trimestre del año, la cosa no va mal. Los bancos estadounidenses han ganado más de lo previsto y los temidos profits warnings (advertencias sobre resultados) no son muy numerosos: Fluidra en el caso español, Adidas, Philips y Shell en Europa y Levi’s, Fedex o Ford en Estados Unidos son los más llamativos.
En este tercer trimestre del año las firmas estadounidenses ganan por el momento más de lo previsto. Así lo explica Marie de Leyssac, gestora de fondos en Edmond de Rothschild AM: “Solo entre el 10% y el 15% de las empresas han publicado ya sus resultados. En EE UU, las sorpresas positivas se sitúan en torno a la media histórica, tanto en lo que respecta a los beneficios (75%) como a las ventas (55%)”. Y añade: “En Europa, la tasa de sorpresas positivas no alcanza el nivel del trimestre pasado, que estuvo muy por encima de las expectativas, pero se mantiene por el momento en el nivel medio histórico de casi el 55%”.
Pero obviamente esta foto fija de la incipiente presentación de resultados no es suficiente para los inversores. Necesitan saber qué les deparará el futuro a las empresas. Las previsiones de crecimiento de los beneficios apuntan a rebajas tanto para el cierre de este año como para 2023. Por ejemplo, respecto al índice estadounidense S&P 500 el consenso de analistas esperaba en mayo un crecimiento medio del beneficio de sus integrantes este año del 10,2% y esta misma semana ya rebajaban esta expectativa al 6,9%.
El consenso espera un alza de beneficios en el S&P 500 para este año del 6,9% frente al aumento de casi el 10,2% que auguraba en mayo
Los estadounidenses están siendo más ágiles a la hora de revisar sus previsiones, mientras que en Europa, como indican los analistas de Bankinter, “aún no se ha realizado la ineludible revisión a la baja de las estimaciones de beneficios empresariales. Por eso, las valoraciones resultan imprecisas y exageradas”. Así, se mantienen datos demasiado optimistas, como un crecimiento del 25% para el Euro Stoxx 600 o del 34% para el Ibex 35 este año. El equipo de análisis de este banco apunta que en EE UU el consenso de mercado espera para el S&P 500 un crecimiento del BPA (beneficio por acción) de un 8% para 2023. “Aunque no descartamos la posibilidad de algún ajuste a la baja que podría llevar el crecimiento al entorno del 5%-7%, no esperamos que se produzca una revisión agresiva a la baja”.
En estos primeros coletazos de la desaceleración económica, que muchos apuestan a que terminará en recesión, las empresas europeas parten con una cierta ventaja respecto a las de Estados Unidos en términos de resultados. En el banco estadounidense Goldman Sachs están convencidos de que la caída de las economías ya reflejadas en los índices manufactureros traerá rebajas de beneficios a las empresas y también una reducción de márgenes por el incremento de costes. No obstante, “los beneficios del Euro Stoxx 600 pueden resultar más robustos, ya que, en primer lugar, los datos durante el verano fueron particularmente buenos y, en segundo lugar, un euro más débil frente al dólar acarrea ganancias por tipo de cambio, especialmente para empresas de gran capitalización y otras empresas internacionales”, comentan.
Los analistas de Bank of America (BofA) explican el buen comportamiento de los beneficios empresariales en Europa este año, aunque consideran que, a futuro, más subidas de los tipos de interés y el deterioro económico mermarán el aumento de las ganancias en un 20% en los próximos doce meses. Explican que los resultados se apoyarán en “sólidos beneficios energéticos, con un aumento relativo del beneficio por acción a 12 meses vista de la energía de más del 30% en los últimos seis meses; en el aumento de los rendimientos de los bonos, ayudando a las ganancias de los sectores financieros, con impulso del beneficio por acción para las finanzas europeas de un 30%, el nivel más alto desde 2010; en la debilidad del euro y, por último, en una inflación ascendente, que proporciona un impulso mecánico al beneficio por acción”, concluyen.
Pero la clave para que los beneficios empresariales a los dos lados del Atlántico no terminen en negativo y sigan creciendo, aunque menos, es el apoyo que dan sectores como el energético, los bancos y, en el caso de EE UU, una posible recuperación de las tecnológicas. Mathieu Racheter, jefe de investigación de estrategia de renta variable en Julius Baer, lo aclara: “Excluyendo el sector del petróleo y el gas, que experimentó revisiones al alza en este tercer trimestre, se espera que las ganancias del S&P 500 se contraigan en este periodo un 3,9% en comparación con el tercer trimestre del año pasado”.
En el caso de los analistas de BofA, en su informe de esta misma semana indican que la prevista subida del beneficio del 10% para cierre de este año en el mercado europeo se rebajaría al excluir el sector energético hasta el 6%, “el nivel más bajo desde noviembre de 2020”. Y agregan que “entre los sectores, la energía y el consumo discrecional experimentarán el mayor crecimiento interanual de las ganancias por acción en el tercer trimestre, con un 153% y un 37%, respectivamente, mientras que los materiales básicos y el sector inmobiliario son los únicos dos sectores que se espera que experimenten un crecimiento negativo, con un -2% y un -22%”.
Marie de Leyssac, la experta de Edmond de Rothschild AM, hace este mismo análisis para el mercado estadounidense. “En Estados Unidos, las expectativas se han revisado a la baja en torno a un 7% desde julio, lo que equivale al descenso registrado en 2020 durante la crisis del Covid-19. Por lo tanto, se espera que los beneficios muestren un crecimiento ligeramente positivo, pero impulsado en gran medida por las empresas del sector energético”. Y sentencia: “Si se excluyen estas empresas, se espera que los beneficios disminuyan en el tercer trimestre de 2022 en comparación con el segundo en torno a un 5%”.
Con estas notables diferencias entre sectores, los analistas hacen sus apuestas para los próximos meses. Repiten como un talismán el invertir en compañías con alta capacidad de fijación de precios y un buen flujo de caja. Desde Goldman Sachs, siguen positivos en cuando a la evolución en Bolsa de las energéticas por la solidez de su balance y generación de caja, su disciplina de capital y la falta de inversiones y “a pesar de los precios del petróleo más bajos y una macro compleja”. Además, infraponderan consumo, construcción y químicas, y apuestan por salud, telecomunicaciones y renovables, así como bancos. Se mantienen neutrales en tecnología.
En BofA, con una expectativa de contracción en la economía, su apuesta más clara se dirige hacia alimentos, bebidas y artículos personales y para el hogar. De cara a los próximos meses, fijan el precio del barril de crudo en los 75 dólares y temen por ello una desaceleración de sus ganancias futuras, al igual que ha ocurrido en los últimos meses con el sector de la minería por la caída de los precios de las materias primas.
Por último, Ben Laidler, estratega de mercados globales para eToro, considera a los bancos, la energía y la tecnología los tres sectores claves a tener en cuenta. Destaca las buenas expectativas de resultados de los dos primeros, que deberán confirmarse en las cuentas de este trimestre, y muestra su confianza en la tecnología: “Muchas tecnológicas están demostrando ser ágiles para navegar en estas aguas turbulentas y han aumentado sus perspectivas de beneficios. Esto podría preparar otra sorpresa de ganancias menos mala”.
Máxima incertidumbre
La fiabilidad de las previsiones de consenso no es muy alta. Estas se basan en el cuadro marco y particularmente en aspectos más concretos como la evolución de los precios de las materias primas o en la propia psicología del ciudadano que opte por consumir o ahorrar, máxime en un contexto bélico como el actual. Buena muestra de ello, es la continua revisión que hacen los organismos oficiales y los propios gobiernos sobre el crecimiento o la inflación.
Además, en la elaboración de estos consensos intervienen distintas firmas con grupos de analistas no siempre idénticos. El inversor, pues, debe mirar estos datos más como tendencias que recogen las expectativas de los analistas que como verdades irrefutables. La fuerte volatilidad de los mercados este año impregna también a las previsiones. Así es cómo ven ahora los expertos los resultados trimestrales. Pero, sin duda, el examen se repetirá cada trimestre y, con él, sus repercusiones en las cotizaciones bursátiles.
Huida de valores pequeños
Domésticas. Las empresas pequeñas en general tienen más exposición a las ventas nacionales que las grandes y, por lo tanto, las europeas tienden a tener un rendimiento inferior con un euro débil, indican desde Goldman Sachs.
Alta ciclicidad. Compañías de pequeña capitalización tienen un mayor apalancamiento que las de gran capitalización, lo que las hace más sensibles a las oscilaciones en los datos de actividad. Los índices de small caps han reflejado esta situación con caídas en Bolsa superiores al 30%.
Operaciones. Podrían beneficiarse si hay más consolidación. De hecho, tienden a mejor cuando la actividad de fusiones y adquisiciones alcanza su punto máximo, ya que son potenciales objetivos, especialmente si cotizan con un descuento.