Es hora de que Europa domine sus ansias de energía
Las medidas que estudia Bruselas no marcarán una gran diferencia: la clave será frenar la demanda
La Unión Europea pelea por hacer más asequible el gas. Después de haber pagado a manos llenas para reponer las reservas de emergencia, los líderes de la UE estudiarán este jueves y viernes si introducen topes de precios flexibles, compras conjuntas e incluso una nueva referencia de trading en un intento de reducir los precios de la energía. Es poco probable que estas medidas supongan una gran diferencia. La clave será frenar la demanda.
Desde hace un año, Europa se enfrenta a unos precios inusualmente altos. En la década anterior, los contratos de futuros a un mes en el Punto de Transferencia de Títulos (TTF), el principal centro de negociación de Europa, rara vez superaban los 30 euros por megavatio hora (MWh). Esto empezó a cambiar el pasado otoño, cuando la producción de gas no pudo seguir el ritmo de la fuerte recuperación económica del bloque tras la pandemia.
La decisión de la UE de reducir las compras a Rusia, su principal proveedor, tras la invasión de Ucrania, desencadenó una carrera alocada para comprar el combustible en otros lugares, elevando los precios hasta 300 euros por MWh en agosto.
Los elevados niveles de las transacciones de gas, que también hacen subir los costes de la electricidad, son insostenibles. Países como Hungría, la República Checa y Rumanía pueden enfrentarse en 2023 a una factura eléctrica equivalente a cerca del 15% del PIB, según los analistas del sector ICIS. Pero encontrar una solución es difícil.
Los interruptores propuestos para los movimientos bruscos de los precios podrían evitar oscilaciones diarias superiores al 5%, pero no alterarían el sentido general. Un tope temporal en las transacciones del TTF podría detener los excesos de agosto, pero el precio seguiría siendo muy superior a la media de la última década. Y como muchos contratos a largo plazo están vinculados al TTF, esta opción podría desencadenar litigios. Las compras conjuntas, como las que usó la UE para comprar vacunas contra el Covid, podrían no convencer a los vendedores de ofrecer un descuento importante mientras la demanda siga siendo alta. La introducción de un punto de referencia europeo independiente para el gas natural licuado, que puede conllevar un descuento con respecto al TTF, solo supondría una diferencia si los actores del sector estuvieran dispuestos a utilizarlo.
Lo único que parece funcionar es la reducción de la demanda. Los contratos de TTF a un mes empezaron a bajar una vez las naciones europeas frenaron las compras para reponer sus instalaciones de almacenamiento de emergencia, que ahora están llenas al 92%. Un otoño inusualmente suave también ha reducido la necesidad de calefacción, arrastrando los precios a mínimos de cuatro meses, de 118 euros por MWh. Dado que los productores de gas no rusos ya están bombeando a plena capacidad, Europa no puede hacer mucho para aumentar el suministro. Aprender a ahorrar energía en casa y hacer que las empresas sean más eficientes podría ser la única forma de mantener bajos los precios del gas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías