Tres céntimos por acción: así impacta la RSC en el valor de las compañías
Un estudio analiza la relación entre el puesto que 27 empresas ocupan en el monitor de responsabilidad y gobierno corporativo de Merco y sus cotizaciones
La responsabilidad social corporativa (RSC) tiene un impacto directo en el valor bursátil de las compañías. Así lo asegura un reciente estudio, elaborado por Belén López, Celia Rangel y Manuel Fernández, que analiza la relación que existe entre el puesto que 27 empresas ocupaban en el monitor de responsabilidad y gobierno corporativo, que cada año realiza Merco, y sus cotizaciones en el mercado, en un periodo de 2011 a 2019. La principal conclusión de los investigadores es que por cada 1.000 puntos que una firma gana o pierde en dicho ranking, el precio de la acción sube o baja 3,12 céntimos, de media. En 2019, la lista, para cuya elaboración Merco usa 43.680 encuestas, estaba encabezada por Grupo social ONCE, seguido de Mercadona e Inditex. Al igual que en 2021, última edición publicada.
Lo que pretenden demostrar con su trabajo los tres autores es el valor tangible de unas medidas de las que hasta ahora solo se tenía en cuenta su valor intangible, por su impacto en la imagen de la compañía. “Cuando nos planteamos este estudio, lo que queríamos era demostrar si de verdad la RSC tiene un impacto en el precio de las acciones. Hay muchas personas responsables que creen que las empresas tienen que ser sostenibles, porque están convencidas de ello. Pero hay otras, en puestos de dirección, a las que todavía les falta ese pequeño paso para ser creyentes en la RSC. Y muchas veces, asociado a un lenguaje de negocio, de cifras, hay que demostrarles con números que, efectivamente, la RSC tiene su valor en el precio de la acción, que la va a hacer aumentar. Por lo cual, al final es, si no lo crees por distintos motivos, te voy a dar una razón objetiva, tangible, en términos de negocios por la cual interesa que la compañía sea sostenible”, explica Rangel, profesora de la Universidad Complutense de Madrid.
“Puede parecer que tres céntimos por acción es poco, pero insistimos en que ya es un paso saber cuánto puede valer o qué valor adicional proporcionan las medidas de responsabilidad social corporativa. Cualitativamente, no tenemos ninguna duda de que sigue teniendo impacto desde el punto de vista de la reputación. Para entender mejor su valor hay que sumar ambas, la parte cualitativa y la cuantitativa”, añade López, profesora de ESIC.
Son también conscientes los autores, y así lo reflejan en el artículo publicado en el Journal of Business Research, que el impacto de estas medidas en el valor bursátil de la compañía es mucho menor que “el resto del contexto económico en general”, como apunta Fernández, profesor de IE University. “Va a afectar más el tipo de interés, la inflación o el precio del petróleo en Noruega. Pero eso no quiere decir que no te afecte. Solo son tres céntimos, pero son tres céntimos”.
Los tres destacan el avance que las medidas de responsabilidad social corporativa han tenido en los últimos años en las empresas españolas. “Antes había departamentos que se encargaban de RSC desde un punto de vista más orientado a la imagen, a la reputación, que es muy importante también. U orientado a cómo quedas delante de algún cliente o algún inversor que lo considera importante. Pero se está empezando a ver que las medidas de RSC van orientadas a ser más eficientes dentro de la empresa, tomar mejores decisiones, a ser más claro con los clientes para ver cómo son los procesos de la empresa, ser más claro con los proveedores para que quede claro qué se está dispuesto a comprar o no. Todas estas medidas van orientadas a que la empresa gane más, que sea más eficiente en términos de dinero. Y garantizar la sostenibilidad a largo plazo. Se ha visto que no es solo una cuestión de imagen, sino que es una cuestión que tiene impacto económico. Una empresa no se puede gobernar sin RSC”, afirma Fernández.
Un cambio que también viene impulsado por una sociedad más concienciada con la sostenibilidad y más exigente con las compañías a este respecto. “Es una demanda que cada vez más personas, como consumidores, estamos exigiendo a las compañías. No solo que parezcan buenas, sino que lo sean. La gente empieza a entender qué es ese acrónimo de ODS, qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible, qué es eso de la Agenda 2030, sobre todo porque se está dando ese apoyo por parte de las empresas y de las Administraciones. Algo que era impensable hace unos años, ahora estamos en un paso en el que de verdad las personas demandan esa sostenibilidad”, opina Rangel.