Los bonos, una opción ante el parón económico
La renta fija vuelve, tras años sin rentabilidad y tipos negativos
Este año empezó como el peor de la serie histórica para los mercados de bonos, pero todavía la historia no ha terminado. El bono estadounidense a 10 años comenzó en niveles del 1,5%, llegó a tocar el 3,4% (con las consiguientes minusvalías en su precio) y ahora ronda el 2,8% de rentabilidad. Al tiempo, se empieza a cumplir la profecía de la curva invertida de tipos como indicador infalible de la recesión. La deuda a uno y dos años renta más del 3%, frente a ese 2,8% del 10 años.
Los analistas Erik Weisman y Benoit Anne, de MFS Investment Management, afirman que “existen menos probabilidades de que los tipos a largo plazo suban mucho más desde los niveles que presentan en la actualidad. Sin embargo, los tipos en el tramo corto de la curva podrían continuar siendo susceptibles de subidas por la Fed, el mercado laboral y la inflación”. En el crédito privado, consideran que “si la economía se sigue deteriorando, se ampliarán los diferenciales de crédito que obligarán a un fino análisis”, comentan.
Un deterioro de diferenciales que el BCE quiere evitar en la deuda pública europea y que, a falta de más detalles, supone, como anunció Lagarde, la disposición a comprar de nuevo bonos periféricos para evitar brechas entre países.
Desde Goldman Sachs apuntan que, pese a que el BCE también incidió en la posible compra de bonos corporativos periféricos, esta medida es difícil de ejecutar y tendría poco efecto en ese mercado.
Por su parte, Paul Grainger, responsable de renta fija global y divisas de Schroders, se muestra optimista: “Los bonos ahora podrían estar ofreciendo las valoraciones más atractivas desde hace muchos años”. Y da tres razones para comprar bonos: los niveles vuelven a ser atractivos y son un buen diversificador, sobre todo en periodos de incertidumbre económica y, por último, a medida que la inflación alcance su punto máximo y el crecimiento se ralentice, las subidas de tipos no serán tantas”, concluye.
Los analistas de Bankinter se muestran, de momento, cautos y prefieren bonos de duración corta frente a los de largo plazo. Asimismo, recomiendan evitar los bonos high yield (baja calidad), “ante el endurecimiento de las condiciones financieras y el previsible deterioro en las métricas de riesgo”. Finalmente, eligen los bonos investment grade (alta calidad) de EE UU en detrimento de los de la eurozona, principal región afectada por la guerra de Ucrania.
Para Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, “los bonos vuelven a suscitar interés a medida que aumentan los riesgos de recesión, caen las previsiones de inflación, y cuyos rendimientos ya han aumentado considerablemente”.
Otro punto de vista mantiene Rob Lovelace, vicepresidente y gestor de renta variable de Capital Group, sobre la vuelta a las rentas en la renta fija después de tantos años de tipos cero. “No podemos subestimar la importancia de este cambio, ya que podría devolver a la renta fija su verdadera función de diversificación con respecto a la renta variable”, explica el experto. Unas rentas que se dejarán sentir también en los productos bancarios.
Un dólar fuerte todo el año
EE UU, mejor. Otra de las claves para el mundo inversor es la fortaleza del dólar, que se revaloriza un 11% frente al euro en el año. Los analistas no esperan una escalada mayor que la ya lograda hasta tocar la paridad. Pero seguirá fuerte durante todo el año. Así lo indica Ignacio Dolz de Espejo, director de inversión de Mutuactivos: “El dólar ha corrido mucho. No solo por ser activo refugio, sino porque la crisis energética está provocando divergencias de largo plazo en el crecimiento entre EE UU y Europa, y el BCE no puede seguir el ritmo de la Fed”.