Los valles del hidrógeno, nuevos focos de sostenibilidad y desarrollo económico
Empresas, Administraciones públicas, universidades y centros de investigación se unen para impulsar la producción y consumo de hidrógeno renovable en entornos industriales y convertir a España en una potencia exportadora
El hidrógeno renovable va a tener un rol esencial para que nuestra sociedad alcance la neutralidad climática en 2050. Este gas sostenible, que no genera emisiones si se produce con energía eólica o fotovoltaica, será una de las soluciones clave para descarbonizar sectores básicos de la economía como el transporte y, sobre todo, la industria, que consume el 90% del hidrógeno convencional que se produce hoy en el mundo.
En este terreno, España se encuentra en una situación de privilegio al disponer de abundantes recursos para generar electricidad de origen renovable. Además, nuestro país cuenta con una industria avanzada en materia tecnológica, lo que le permitirá, a largo plazo, producir y consumir grandes cantidades de hidrógeno renovable a un precio competitivo. Incluso podría generar excedentes y convertirse, por primera vez, en una potencia exportadora de energía.
Planes del Gobierno y la UE
La llegada del hidrógeno renovable a la industria cuenta con el apoyo del Gobierno, que en su Hoja de Ruta plantea que un mínimo del 25% del hidrógeno consumido por este sector sea renovable en 2030. Además, ya existe una iniciativa público-privada de la Comisión Europea, la Fuel Cells and Hydrogen Joint Undertaking, que actúa como herramienta para promover la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Atraerán inversiones millonarias y creará empleo y riqueza en la zona donde estén ubicados
En este contexto se están creando valles y corredores del hidrógeno por todo el país, que serán pieza clave para lanzar la economía de este gas en España. Estos “clústeres” agrupan a compañías industriales y energéticas, instituciones públicas, universidades y centros de investigación, que impulsan proyectos relacionados con este vector energético en áreas con fuerte presencia industrial, donde se va a concentrar su producción y consumo en los próximos años.
“En la fase inicial, el desarrollo será local y va a estar muy centrada en disponer de hidrógeno renovable cerca de los lugares de consumo”, señala Tomás Malango, director de hidrógeno de Repsol, una compañía que está impulsando la creación de valles y corredores en los entornos de sus complejos industriales y que es también una de las principales promotoras de SHYNE, un consorcio integrado por más de 30 entidades para poner en marcha proyectos ligados al hidrógeno en todos los ámbitos de la economía.
Los valles y corredores de hidrógeno se ubican en entornos industriales donde se concentra la producción y el consumo de este gas
En la siguiente fase, “está previsto que empiece a haber una cierta infraestructura de conexión entre valles, de forma que podamos respaldar una zona de producción con otra y así aumentar el uso del hidrógeno y la rentabilidad de las inversiones”. Y en una tercera etapa, “se construirán corredores que permitirán conectar valles incluso de distintos países e iniciar su exportación masiva”, asegura Malango.
Iniciativas por todo el país
La importancia de los valles y corredores de hidrógeno será enorme en los próximos años, no solo como factores de descarbonización, sino también como focos receptores de inversión y de creación de empleo..
Uno de ellos es el Corredor Vasco del Hidrógeno (BH2C), un consorcio en el que participan más de 120 empresas, centros de conocimiento, asociaciones empresariales e instituciones. Cuenta con una inversión prevista de 1.451 millones de euros hasta 2026 y de otros 1.500 millones entre este ejercicio y 2030. Los 40 proyectos previstos actualmente crearán 1.340 empleos directos y 6.700 entre indirectos e inducidos, con lo que este hecho supone para la actividad económica local y nacional. Sus planes de desarrollo, que incluyen proyectos como la construcción de la mayor planta de combustibles sintéticos del mundo, permitirán reducir más de 1,6 millones de toneladas anuales de CO2.
El polo petroquímico de Tarragona va a ser el epicentro del Valle del Hidrógeno de Cataluña, coordinado por la Universidad Rovira i Virgili e impulsado por más de 200 entidades. Proyectos industriales, de movilidad, economía circular, producción y logística, I+D+i o formación darán trabajo a más de 2.000 personas de forma directa y a 2.300, de forma indirecta. Cuenta con 44 proyectos maduros, que supondrán una inversión de 1.200 millones de euros y una reducción de emisiones de 415.000 toneladas anuales.
Estos dos clústeres, más el Valle del Hidrógeno de Aragón y la Agencia Navarra del Hidrógeno Verde, se han unido para formar el Corredor del Hidrógeno del Ebro, el más reciente de todos, que pretende potenciar la coordinación interterritorial de las iniciativas nacidas en el noreste de España. Para 2030, sus objetivos son tener una capacidad de producción de 1,5 GW y producir 250.000 toneladas anuales de productos derivados.
La nómina de iniciativas se completa con el Valle del Hidrógeno de la Región de Murcia, que pretende convertir el valle de Escombreras, en Cartagena, en uno de los principales polos industriales europeos de este gas sostenible, y el Clúster del Hidrógeno de Castilla-La Mancha, que tiene su sede en el Centro Nacional del Hidrógeno de Puertollano.
Todos estos proyectos confirman que los valles y corredores del hidrógeno serán una de las principales vías para impulsar su producción y consumo en España, un país que, según Tomás Malango, “tiene la gran oportunidad de convertirse en un actor relevante en el sector energético europeo que se está construyendo en torno a este vector energético”.