Ir al contenido
_
_
_
_

La Comisión Europea prepara medidas para proteger el acero europeo de las guerras comerciales

El vicepresidente de la Comisión Europea, Stéphane Séjourné, muestra su apoyo a la industria española con una visita a Repsol y a Celsa

De izquierda a derecha, el ministro de Industria, Jordi Hereu, el vicepresidente de la Comisión Europea, Stéphane Séjourné, y el consejero de Empresa de la Generalitat, Miquel Samper, en su visita a Celsa este viernes.
De izquierda a derecha, el ministro de Industria, Jordi Hereu, el vicepresidente de la Comisión Europea, Stéphane Séjourné, y el consejero de Empresa de la Generalitat, Miquel Samper, en su visita a Celsa este viernes.Andreu Dalmau (EFE)
Josep Catà Figuls

El espaldarazo que le ha dado este viernes el vicepresidente de la Comisión Europea, Stéphane Séjourné, a la industria del acero y de la química en España, y en particular a la catalana, ya estaba previsto en la agenda desde hacía tiempo. Pero ha cobrado todavía más importancia en los últimos días, fruto de uno de los muchos vaivenes que está dando la geopolítica desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. El miércoles entraron en vigor los aranceles del 25% al acero y al aluminio que entren en el país norteamericano, una medida que tiene un gran impacto sobre el sector en Europa. En respuesta, Bruselas anunció impuestos a productos estadounidenses por valor de unos 26.000 millones de euros.

Pero para proteger la industria europea no solo hay que responder a Trump, sino que la Comisión Europea tiene también la mirada puesta en China, y para ello ya está preparando nuevas medidas proteccionistas y de impulso del mercado interior que se anunciarán durante la semana próxima, tal y como ha adelantado el comisario. Séjourné ha querido mostrar además su apoyo a la industria con una visita a las plantas de Repsol y de Celsa. El presidente de esta última, Rafael Villaseca, le ha recordado que el sector del acero está en juego a causa de la competencia china: ante la baja demanda en ese país, las acerías chinas están inundando Europa con sus productos, que no responden a los mismos estándares de sostenibilidad que tienen que cumplir las empresas europeas.

“El mundo ha cambiado y Europa tiene que cambiar y adaptarse”, ha dicho Séjourné, que además de vicepresidente de la Comisión Europea es el comisario para la Prosperidad y Estrategia Industrial. Después de reunirse el jueves con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, Séjourné ha hecho este viernes un viaje por los sitios más destacados de la industria pesada catalana. Junto con el ministro de Industria, Jordi Hereu, y el consejero de Empresa de la Generalitat, Miquel Sàmper, han ido al complejo industrial de Repsol en Tarragona, han visitado polígono de la petroquímica y el llamado “valle del hidrógeno” de esa región, para luego ir a Castellbisbal, a la fábrica de Celsa, el principal productor de acero de Europa, donde los tres han realizado una rueda de prensa con varias bobinas de acero como telón de fondo. La visita se enmarca en la celebración de los 100 primeros días de gobierno de la Comisión Europea, y llega tras la presentación del Pacto por una Industria Limpia, un programa de la Comisión Europea para impulsar la industria.

En la presentación, Villaseca —presidente de Celsa desde que esta empresa, tras un juicio, pasó a manos de los fondos acreedores que ostentaban la deuda que había generado la compañía bajo el mando de la familia Rubiralta— ha resumido los grandes desafíos que enfrenta el sector, y ha señalado que no vienen solo de Estados Unidos, sino principalmente de China. “Hay una amenaza existencial por la caída de la demanda de China, que sin embargo ha mantenido sus niveles de producción, lo que ha ocasionado una inundación de productos chinos en Europa. Estamos importando masivamente acero subsidiado por China y fabricado sin los estándares europeos, y esto pone en peligro la viabilidad de muchos productores europeos”, ha expresado Villaseca, quien ha recordado que casi todo el acero que producen es reciclado de chatarra: “La economía circular no es una aspiración, es nuestra realidad”.

La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos no hace sino redundar en esta lógica: al no poder vender en el país norteamericano, muchas empresas verán Europa como un mercado alternativo, lo que dejará a los productores europeos aún con menos margen de actuación. El consejero Sàmper ha detallado además que “de las 3100 empresas catalanas que tienen intereses en Estados Unidos, 427 se pueden ver afectadas, y esto puede tener un impacto de 279 millones de euros”.

En un contexto en el que Europa está buscando la manera de ganar soberanía y depender menos de las grandes potencias, también en materia de seguridad, la industria del acero es clave, y Séjourné ha sido muy explícito: “La mejor defensa es la competitividad. No hay refugios o construcción sin cemento, ni munición sin acero”.

La semana que viene, la Comisión Europea presentará su estrategia integral para el sector del acero, y Séjourné ha anticipado que se trabaja en implementar nuevas medidas. Una es prorrogar más allá de 2026 la cláusula de salvaguarda —que protege al mercado europeo de una sobreimportación de productos de otros países no comunitarios—. Otra, aplicar un mecanismo para evitar que entren productos elaborados con acero no europeo. Y otra es incentivar la demanda permitiendo que en las licitaciones públicas se incluya un porcentaje mínimo de acero europeo.

La otra cuestión es cómo Europa puede garantizar que tiene las materias primeras para que las empresas europeas puedan producir sin sufrir por el suministro, ya que actualmente, según ha señalado el vicepresidente, se llega a depender en un 90% de algunas materias primas. En este sentido, Séjourné ha explicado que la Comisión Europea está trabajando para la “compra conjunta de materias primas”, y ha identificado 16 materias que son estratégicas y en las que Bruselas quiere crear un stock comunitario, es decir, unas reservas que se guarden —si no literalmente en un almacén, al menos sí como capacidad de producción garantizada— para que no se rompan las cadenas de suministro en caso de que se interrumpa el flujo del extranjero.

“Si se corta el flujo y somos dependientes, la industria se cae. Nuestra responsabilidad es producir más en Europa”, ha explicado Séjourné. Pese a que todos estos planes implican responder ante las amenazas externas, el vicepresidente de la Comisión Europea ha dejado claro que la intención de Bruselas es retomar el diálogo si es posible: “Nadie gana en esta relación de conflicto comercial. En este momento el diálogo se puede construir, y vamos a intentar llevarlo a las oficinas y lejos de las redes sociales”.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

Archivado En

_
_