La Fed insistirá en frenar la inflación y subir tipos pese al tropiezo del PIB de EE UU
La contracción a marzo no evitará el alza prevista de 50 puntos mañana
La Reserva Federal acapara todas las miradas. Una semana después de conocerse que la economía de EE UU experimentó en el primer trimestre la primera contracción desde el inicio de la pandemia, el consenso del mercado espera que Jerome Powell comunique mañana un alza de los tipos de 50 puntos básicos, la segunda después del punto de inflexión que supuso la de 25 puntos básicos de marzo y tras la que se esperan subidas sucesivas este año y el próximo. “Con un ritmo de endurecimiento tan agresivo como el que prevé el mercado, el listón para una sorpresa hawkish en la cita de esta semana está ahora muy alto. Una subida de 50 puntos básicos se considera lo mínimo”, sostienen los expertos de Ebury
Aunque las condiciones macroeconómicas se han deteriorado en los últimos tiempos, la Fed es consciente de que con una inflación en máximos de cuatro décadas los riesgos son muy elevados. Los operadores del mercado esperan que la dureza en el mensaje se mantenga en el medio plazo y descuentan hasta tres alzas en la misma proporción este año. La idea de un aterrizaje más agresivo que pasa por un incremento de los tipos en 75 puntos básicos como defendió hace dos semanas el presidente de la Fed de St. Louis, Jame Bullard, ha caído en saco roto después de la mayor debilidad mostrada en los tres primeros meses del año.
Vicent Chaigneau, jefe de análisis de Generali Investments, señala que los inversores esperan que a finales del verano de 2023 los tipos ronden en EE UU la horquilla del 3-3,25%, más de 300 puntos básicos por encima del punto de partida, en el cero. Hasta la fecha el endurecimiento de tipos más agresivo se había producido entre 2004-2006, periodo durante el cual las tasas pasaron del 1% al 5,25%.
Pero más allá de los tipos, Powell dispone de otras herramientas con las que combatir la inflación. Después de que las actas de la pasada cita revelaran que los funcionarios están estudiando la reducción del balance, el mercado espera conocer nuevos datos sobre ello en la rueda de prensa. El consenso prevé que la Fed empiece a implementar la reducción de las tenencias de deuda casi de manera inmediata a mediados de mayo o comienzos de junio.
La manera en que se llevará a cabo, así como el ritmo, aún continúa siendo una incógnita, pero se espera una rebaja de 95.000 millones de dólares (90.282,4 millones de euros) al mes. El grueso de este importe (unos 60.000 millones) corresponderá a los bonos del Tesoro y los 35.000 millones restantes, a valores respaldados por hipotecas. “Los participantes acordaron que habían logrado un progreso sustancial en el plan y que el comité estaba bien posicionado para comenzar el proceso de reducción del tamaño del balance tan pronto como en mayo”, recogen las minutas publicadas a comienzos de abril. Patricia García, analista de MacroYield, señala que el objetivo es que a finales de 2023 el balance alcance los siete billones de dólares que existían en junio de 2020, frente a los 8,9 billones que registra en la actualidad.
En todo caso, la Fed se verá obligada a calibrar muy bien los tiempos para evitar que el endurecimiento monetario amenace la estabilidad financiera y torpedee el crecimiento. “A medida que los datos económicos empiecen a ser decepcionantes, la postura de la Fed se volverá ligeramente menos agresiva”, asegura Chaigneau.
Aunque la contracción experimentada por la economía estadounidense –en el primer trimestre el PIB cayó un 1,4% interanual– ha generado dudas sobre la respuesta de la Fed, Cristina Gavin, responsable renta fija en Ibercaja Gestión, considera que no debería variar sustancialmente el mensaje del banco central, ya que los componentes de inversión privada y consumo de los hogares se mantienen sólidos. Como señala Chris Iggo, director de inversiones de AXA Investments, la contracción en los tres primeros meses del año fue producto de la volatilidad de los componentes del PIB mientras el ritmo de crecimiento subyacente fue mucho más sostenible, co predominio del gasto en inversión, “lo que constituye una señal alentadora para el futuro potencial de la oferta”.
Los expertos consideran que con un mercado laboral fuerte y una inflación en el 8,5%, la Fed dará prioridad al control de los precios. Ahora que la confianza de los consumidores empieza a deteriorarse, Iggo considera muy probable que los hogares tengan que agotar el exceso de ahorro para costear el día a día, una tendencia que se prolongará en los próximos meses.
A la espera de que cómo evolucione la guerra de Ucrania, la pandemia en China y las decisiones de política monetaria, en Axa mantienen sin cambios sus estimaciones de crecimiento. Para 2022 esperan que el PIB de EE UU suba un 2,8%, por debajo del 3,2% del consenso. Es decir, prevén una desaceleración importante de la actividad a lo largo de todo el año. Si esta desaceleración se traduce en un mercado laboral más flojo, la Fed tendría que endurecer su política monetaria de forma menos agresiva para mantener a raya los precios sin dañar la recuperación ahora que la curva de deuda en EE UU empieza a invertirse (los plazos cortos cotizan más caros que lo largo), un síntoma claro de recesión.
Subida de tipos generalizada
Banco de Inglaterra. Junto a la Reserva Federal, los grandes bancos centrales de las economías desarrolladas, con la excepción de Japón, están endureciendo su política monetaria en un intento de contener así la inflación. Dos semanas después de que Christine Lagarde reconociera por primera vez la posibilidad de que en 2022 la zona euro dijera adiós a los tipos cero, en las próximas jornadas la institución que preside Jerome Powell y el Banco de Inglaterra seguirán profundizando esta semana en su estrategia de elevar las tasas para contener el alza de los precios. El mercado espera que la institución que preside Andrew Bailey eleve este jueves los tipos por cuarta vez consecutiva, hasta situarlos en el 1%. El ajuste de las tasas esperado será de 25 puntos básicos, tal y como ha venido haciendo desde finales de 2021. A diferencia del BCE y la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra ya ha emprendido la reducción del balance, e incluso la ha acelerado. Para lograrlo ha echado mano de dos estrategias. Por un lado, ha dejado de reinvertir los bonos de gobierno que vencen y ha procedido a la venta del stock de deuda corporativa.